Un sueño anhelado
MIÉRCOLES, 05 DE MARZO DE 2014 00:26 ESCRITO POR YASMIN CONYEDO RIVERÓN
Cuba actualidad, Santa Clara, Villa Clara, (PD) En Cuba cada año un
número elevado de jóvenes arriesga su vida en el mar en busca de mejoras
económicas en otras latitudes. Este gobierno no ofrece futuro a las
nuevas generaciones. En lugar de eso, impulsa a jóvenes y no tan jóvenes
a buscar a cualquier precio mejoras fuera de su patria.
Un ejemplo de ello es la historia de El Chino y sus dos amigos, quienes
emprendieron un largo viaje en busca de la fruta prohibida, para escapar
de los hombres que les arrebatan sus derechos como seres humanos. Solo
que no sabían que el destino les jugaría una mala pasada.
Era la una de la madrugada. No había ni un alma en toda la costa. Solo
un guardia, en uno de los pisos del faro, apenas podía cumplir con su
jornada de trabajo por su estado de agotamiento. Y los radares, como
diría uno de los tripulantes: "¡Qué falta de respeto, todavía utilizan
radares rusos!".
Comenzaron su viaje a toda marcha. Llenos de júbilo veían cómo se
alejaban de tierras cubanas. A la vez les preocupaba dejar atrás a sus
familiares, pero los consolaba la idea de poder mejorarles sus
condiciones de vida. Cada vez que notaban el acercamiento de algún buque
mercante apagaban los motores para que no se detectara el ruido. Luego
de uno de esos encuentros, la batería se descargó y se quedaron a la
deriva en medio de la noche, a merced de las fuertes corrientes marinas.
Perdidos en medio de la nada, quedaron varados en un cayo llamado por
los náufragos "diente de perro", pues no hay en él vegetación alguna.
Sus condiciones físicas eran lamentables, y solo los mantenía con vida
el agua de lluvia que encontraban debajo de las rocas.
Luego de cinco días, cuando ya daban todo por perdido, vieron acercarse
un barquito rústico con cuatro personas a bordo, entre ellos una mujer y
un anciano. No se sabía quiénes estaban más contentos por aquel
encuentro, si El Chino y sus dos amigos o la mujer (María) y sus tres
acompañantes. Solo sabían que de alguna manera tenían que llegar a su
destino. Rápidamente le colocaron una vela al barco pesquero y
aseguraron con un cable todo lo que pudiera ser arrastrado por las
fuertes olas, que al entrar al estrecho de la Florida parecía que
hundirían al barco, por lo que el pánico comenzó a entrar en escena.
Sin embargo, lograron llegar a aguas más estables y los ánimos se
controlaron. Divisaron a lo lejos tierra americana, y a no menos de 70
metros de Cayo Hueso fueron interceptados por la Guardia Costera
Americana, que les pidió en alta voz detener el barco, a lo que ellos
accedieron inmediatamente.
Finalmente, estos cubanos de a pie fueron devueltos a su tierra natal,
donde les dieron la bienvenida una celda y un largo proceso judicial.
Hoy estos jóvenes, como tantos otros, no pierden la esperanza de hacer
realidad su sueño de una vez por todas.
Para Cuba actualidad: conyedoriveron@gmai.com
Source: Un sueño anhelado | Cuba noticias actualidad.Periodismo
independiente. -
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