¿Casualidad o revelada amenaza?
[06-03-2014 12:25:55]
Héctor Julio Cedeño Negrín
Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- El lunes 24 de febrero de 2014, divulgué
un artículo con un título bastante largo; "El crimen de los "Hermanos al
Rescate" no fue un crimen premeditado, fue un crimen, preconcebido". Con
ese título deseaba expresar, que la inteligencia de la tiranía, elaboró
minuciosamente aquella idea, antes de ponerla en práctica. Y que la
consideraba, como una conspiración y un crimen de lesa humanidad.
Estaba convencido de que el artículo concitaría alguna reacción por
parte de la inteligencia castrista, porque estaba revelando algo
desconocido para los versados en el tema y para el resto del mundo. Lo
hice con toda intensión y no por valentía, sino porque considero que es
mi deber divulgar la verdad. Ya lo había expresado a un alto Oficial de
la Seguridad del Estado, en un interrogatorio al que fui sometido tiempo
atrás.
Esperaba probablemente que me apresaran y que me enfrentaran con los
hermanos Pérez Pérez. Y hasta imaginé el diálogo que sostendría con
ellos. Ellos entre insultos y amenazas, como los ex pilotos de guerra,
señalados como asesinos de los cuatro jóvenes de "Hermanos al Rescate".
Me sentí observado, desde el día siguiente a la circulación del
artículo, pero lo atribuí a cierta paranoia cotidiana, que desarrollamos
los que nos enfrentamos en esta lucha contra los tiranos implacables que
subyugan a Cuba.
Siempre como lo haría Oswaldo Payá, calculo fríamente cual será la gota
que colmará la copa, antes de que me desaparezcan de la faz de la
tierra. Porque el riesgo también tiene su encanto, para el guerrero que
batalla y que marcha, con su muerte al hombro. Siempre recuerdo a Maceo
y medito; cuantas veces no pensaría el Titán; este de hoy, puede ser mi
último combate.
Esquivando en cada acción, los proyectiles que disparaba el enemigo, que
le hirieron tantas veces, sin causarle la muerte, hasta aquel disparo
fatal del 7 de diciembre de 1896. Año y medio después, de los disparos,
que terminaron con la vida de Martí.
Este domingo no asistí a la Parroquia de Santa Rita de Casia, situada en
la 5ta avenida y la calle 26 de Miramar. No porque me reprimieran los
sicarios, sino porque no me sentía del todo bien y quise asistir a una
iglesia más cercana a mi casa. Estuve en la Parroquia del Espíritu
Santo, enclavada en las calles Cuba y Acosta.
Al salir de la misa me detuve en Corrales y Zulueta para lustrar mis
zapatos y cuál no sería mi sorpresa cuando me encontré con un individuo,
al que hacía treinta y siete años que no veía. Me saludo dándome la
mano, me miró y continuó inmediatamente. Solo atiné a preguntarle por su
salud, dado mi estupor, pero ni siquiera me contestó. Caminaba desde la
calle corrales hacía Monte.
Me senté en el sillón del limpiabotas y estando allí, volvió a pasar el
individuo. En el mismo sentido que había pasado antes, como el que da la
vuelta a la manzana. Me volvió a saludar, esta vez guiñándome un ojo y
con un movimiento lateral de la cabeza.
En la esquina, de Zulueta y Corrales, se reúne un grupo de mendigos, que
se entretienen en beber ron de mala calidad y en vender trapos viejos y
trastes de rehúso, como en uno de los llamados "pulgueros". Allí se
acumula la pobreza y el vicio y se forman broncas cada siete minutos. La
vestimenta y el olor de esos individuos, es por demás nauseabundo. Allí
se reúnen hombres y mujeres, pero todos de muy baja calaña y que son
acosados habitualmente por la policía.
El hombre que me saludó, estaba vestido a la usanza de esos individuos y
tenía puesto un pulóver del equipo Industriales, de las ligas
beisboleras cubanas y un pantalón corto, además calzaba, unos Zapatos
negros, muy usados. La cabeza la tenía blanca en canas y lo que me hizo
reconocerlo de inmediato, fue uno de sus ojos. Aparentemente sin visión,
pero muy similar a la época en que le conocí y recordé que uno de los
motes que le decían, era precisamente el bizco, por su ojo extraviado.
El individuo con apariencia de pordiosero y pulóver del equipo
Industriales, era nada más y nada menos que Alberto Pérez Pérez, el
piloto del Mig 29, que derribó las avionetas de los Hermanos al rescate.
Según se consigna, Alberto era Teniente Coronel de la aviación y con
cerca de sesenta años estará retirado de la Fuerza Aérea.
Pero yo no creo en las casualidades y mucho menos en esa. Yo sé que la
revolución se traga a sus hijos y que los abandona a su suerte, después
de utilizarlos para sus fines más mezquinos y aunque Alberto bebía desde
que éramos muy jóvenes, no puedo creerme esa patraña, de que esté hecho
un alcohólico y un pordiosero.
Si su grado cuando estaba activo, era el de Tte. Coronel, debe haberse
retirado con grados de Coronel y tener una jubilación al más alto nivel
y con las medallas otorgadas por sus acciones. Seguramente debería estar
acomodado en algún puestecito, al menos en una TRD (Tienda de
Recaudación de Divisas) perteneciente a las Fuerzas Armadas, pues está
probada su lealtad con la atrocidad que les hicieron a los "Hermanos al
Rescate".
Alberto es además, un testigo clave contra la tiranía, porque puede
aportar datos que comprometerían directamente a Raúl Castro, como Jefe
de las Fuerzas Armadas y quien dio la orden para el derribo de las
avionetas. Por lo que este alto Oficial, debe estar bien protegido,
incluso porque por alguna circunstancia podría caer en manos de los
Estados Unidos, que le tiene preparada una causa.
Hacerlo aparecer ante mí, pocos días después de haber divulgado un
artículo alusivo a él y al derribo de las avionetas, me parece un aviso
y hasta una amenaza. Sé que ahí mismo puede estar la mano, de la
Seguridad del Estado, aunque como decía desde el comienzo, la esperaba.
Tal vez no de esta manera, pero la esperaba.
Alberto tiene el ojo derecho perdido, si en la actualidad no es una
prótesis. Pero siempre tuvo problemas en ese ojo, lo que demuestra que
nunca estuvo apto para pilotar un avión de guerra y que fue utilizado a
conveniencia por la tiranía, para aparentar una venganza personal y
desvirtuar la responsabilidad de los gobernantes en el crimen.
Hace poco murió en un accidente de tráfico, el Jefe de la Fuerza Aérea,
supuestamente responsable del cargamento de armas en el buque coreano
Chong Chon Gang. El Capitán del Puerto de la Habana, supuesto
responsable del hundimiento del Remolcador 13 de Marzo, también murió.
El derribo de las avionetas de los Hermanos al Rescate sería una
venganza personal de los hermanos Pérez Pérez, por tanto, los Castro se
lavan las manos.
Oswaldo Payá y Harold Cepero, murieron en un accidente en el que se
responsabilizó al español Ángel Carromero, pero se sabe al dedillo, que
a Payá le introdujeron una aguja en la ingle, mientras le trasladaban al
hospital y se desangró.
Juan Wilfredo Soto murió reventado por la pateadura de un policía, que
lo ejecuto por su cuenta y sin autorización. Pero en el hospital le
negaron la atención médica, alegando que no tenía problemas y lo
enviaron para su casa. Resultó con una hemorragia interna. A Laura
Pollán la asfixió, uno de sus médicos de cabecera, sub Jefe de la sala
de Terapia Intensiva, ante el peligro de que se salvara y que continuara
la lucha. Así vemos que los tiranos delegan sus responsabilidades en
otros, en las muertes ordenadas, por ellos mismos.
Camilo Cienfuegos murió baleado por Universo Sánchez y a Cristino
Naranjo y los escoltas de Camilo, los ametralló Beatón. Así con un
larguísimo etc. Dónde está la responsabilidad de los hermanos Castro, en
todas estas muertes ordenadas por ellos. Cuál será el episodio, que
pueda atribuírseles a sus responsabilidades personales, como los
asesinos inmisericordes de este pueblo cubano.
Source: ¿Casualidad o revelada amenaza? - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/53185b433a682e0958c0514a#.UxmR5fldUx4
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