Wednesday, December 21, 2011

Cuba, de reformas y permisos

Cuba, de reformas y permisos
Miércoles 21 de Diciembre de 2011 11:42
Armando Añel

Soy un médico cubano residente en Cuba. Me desperezo en este miércoles
de vapores albañales y trapos al sol para escuchar, gracias a Radio
Bemba, que el gobierno está a punto de abolir el permiso de salida, o
tarjeta blanca, que condiciona la libertad de movimiento de los cubanos
a una decisión de las autoridades. Dicen que lo anunciarán este viernes
23 de diciembre, una especie de regalo navideño para casi todo el mundo
menos para nosotros, eternos rehenes de la "revolución hospitalaria". Me
vuelvo hacia mi mujer, que sonríe imperceptiblemente desde la penumbra
del cuarto de baño. "Cinco años --los que, dada nuestra condición de
profesionales de la medicina, deberíamos esperar para que nos autoricen
a dejar el país-- se pasan debajo de una piedra", me consuela. Sus pies
chorrean el agua turbia de la palangana.

Soy un estudiante de medicina en La Habana. Me afeito a la luz cansina
de la lámpara del comedor, frente al espejo pespunteado de grietas y
salpicaduras. Medito a propósito de la última noticia que transmiten
boca a boca los escasos "internautas" de la barriada: el gobierno a
anunciará este viernes una reforma migratoria que probablemente
simplifique los trámites de entrada y salida del país y permita los
viajes al exterior sin necesidad de esperar por un permiso
gubernamental. Considero la posibilidad de dejar definitivamente la
carrera médica (estoy en tercer año), porque lo que no puedo dejar es la
posibilidad de dejar el país. De qué sirve ser médico en un país donde
los médicos tienen que abandonar el país, donde los médicos tienen que
aguardar cinco años para solicitar un permiso de salida. Un permiso que
ni siquiera garantiza su salida. ¿De qué sirve?

Soy un exiliado. Desde hace doce largos años. Me asomo a la pantalla del
ordenador en esta mañana templada del sur de la Florida para enterarme,
escéptico, de que el régimen cubano considera permitir, sin previa
autorización, los viajes a la Isla de los exiliados (¿o de los
emigrados?). De que el gobierno considera para este viernes otorgarles
el derecho a ocupar sin mayores aspavientos, una vez más, su lugar en
ese mundo disparatadamente opresivo de las consignas, los sermones, las
delaciones, las prohibiciones, los esbirros, las perseguidoras, los
autobuses-caldera, las bicicletas chinas, los retorcimientos
estomacales, el mal olor, los estafilococos, las cartillas de
racionamiento… Viajar sin permiso para hacer qué, me pregunto. Permiso
de quién y regresar a dónde. ¿Sin permiso para vivir con permiso?

En cualquier caso, de concretarse la noticia extraoficial, el castrismo
estaría renunciando a una de sus herramientas de control más eficaces y
persuasivas. Veremos qué tal fluyen los nuevos permisos.

http://www.neoclubpress.com/ultimo-minuto/latinoamerica/2627-cuba-de-reformas-y-permisos.html

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