Tuesday, November 1, 2011

Usted también puede tener un Buick

Usted también puede tener un Buick
Martes, Noviembre 1, 2011 | Por Lucas Garve

LA HABANA, Cuba, noviembre, www.cubane.org -En aquellos años cincuenta,
comprar un carro no era tan difícil, según escuché a los mayores. A mi
entender, era cosa de pagar unas letras, lo que para mí –con pocos años-
significaba que con saber el alfabeto y algo de dinero todo estaría
resuelto. Algunos viejos cubanos recuerdan el eslogan de la Buick que da
título a esta columna.

Todavía recuerdo la palabra "paragüero", un adjetivo que se aplicaba a
los choferes poco diestros al conducir. Desde la distancia de casi seis
décadas, las bromas sobre los paragüeros de la familia vienen a la mente.

Tuve un primo en Santa Clara que quiso entrar a dar los buenos días a un
señor sin bajarse de su Buick, contaban los chistosos de la familia.
Resulta que la casa de Pairol quedaba en la calle Tristá a una o dos
puertas de la esquina de la calle Lubián y cuando dobló la esquina con
el auto en lugar de enderezarlo, continuó y entró directamente en la
sala de la casa, interrumpiendo al dueño que leía el periódico. El carro
estaba acabado de comprar.

También tuve un tío político, excelente médico, pero no muy diestro en
eso de conducir su Chevrolet 56 azul cielo. Demoré años en averiguar el
misterio de por qué mi tía Josefa nunca se sentaba en el asiento
delantero del automóvil. Siempre mi prima y ella se sentaban detrás.
Hasta un día que me enteré por su propia boca, en medio de un jolgorio
familiar, de que tenía miedo porque el esposo manejaba tan mal que ella
prefería no ver la muerte de cerca.

Después de los años sesenta, con la confiscación estatal de todos los
negocios, el fin de las importaciones de automóviles y la prohibición de
la compra y venta de autos entre particulares, lo de tener un automóvil
adquirió rasgos muy complejos porque, primero, no se importaban autos
para venta a particulares y era indispensable la "merced" estatal para
poseer uno nuevo. Los pocos autos que entraban al país eran "asignados"
por el gobierno a funcionarios, miembros del Partido Comunista, alguna
que otra personalidad famosa.

Fueron llegando por marcas. Aparecieron los autos socialistas, los rusos
Volga, los checos Skoda, los alemanes Trabant, y los exclusivos Alfa
Romeo, italianos, destinados sólo a los altos dirigentes. Después,
rodaron los FIATS y los Fords argentinos y los diminutos "polaquitos",
de los que todavía quedan algunos por las calles. Mientras los carros
estadounidenses sobrevivían, convertidos en Frankesteins rodantes con
piezas de todos los orígenes, gracias a la magia de los mecánicos cubanos.

Tener un carro se convirtió en un inalcanzable privilegio, un verdadero
símbolo de status social. Poseer un Lada, significaba pertenecer a la
Ladocracia. Solamente los mandamases alcanzaban uno. Incluso había
niveles dentro de la Ladocracia; recuerdo que tener un Lada "azul
ministro" era indicativo del más alto nivel social. En aquellos años 70
y 80, muchas mujeres sucumbían al perfume de la gasolina.

Años después, para adquirir un auto había que recibir la opción de
compra del mismísimo Carlos Lage, el ex super vicepresidente, hoy
defenestrado. Con el tiempo, ya en los finales de los 90, como
extraordinaria prebenda, el gobierno dio la oportunidad de comprar autos
a los artistas, músicos y deportistas famosos, etc. Pero el pueblo
siguió a pie.

Llegó el momento en que mi primo, ya fallecido, entonces viviendo en
Marianao, no pudo usar más su Buick verde, que se hizo pedazos parqueado
en la puerta de su casa, por falta de piezas de repuesto y el alto
precio de los remiendos y reparaciones. Cuando algún domingo iba a
visitarlo, contemplaba con tristeza aquel Buick verde, que se oxidaba, y
sentía como si muriera, poco a poco, un miembro querido de la familia.

Así vivimos hasta hace muy poco, cuando autorizaron la compra y venta de
autos, todavía con muchas limitaciones.

http://www.cubanet.org/articulos/usted-tambien-puede-tener-un-buick/

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