Monday, November 7, 2011

Juan Juan Almeida: "del cielo al suelo"

Juan Juan Almeida: "del cielo al suelo"

Algunos dicen que muté cuando pisaron mi callo. Tienen toda la razón, no
hay balsa que salga de Cuba sin cargar desesperación.

Juan Juan Almeida/ Especial para martinoticias.com 07 de noviembre de 2011

Me han pedido hablar de mí. Es difícil, pero puedo; en "Memorias de un
guerrillero desconocido cubano" describí con bastante sarcasmo los
detalles de cómo y por qué cambié el cielo por el suelo.

Un dos de diciembre soleado, mientras se conmemoraba un aniversario más
del desembarco del Granma; Fidel Castro, desde su habitual tribuna
anunció mi nacimiento. Mi madre fue una campesina de sonrisa contagiosa,
piernas gordas y ojos negros; mi padre, un negro sin linaje que llegó a
ser comandante. También tuve cuatro abuelos, por una parte, católicos; y
por la otra, santeros. Mi nombre es Juan Juan, dos veces, como John
John. Almeida fue un simple esclavista que en siglo XVI compró una
colonia de esclavos y los marcó con su apellido; pero el mío, el real,
ese está medio perdido bailando al ritmo de tambores en una tribu
africana. Soy bajito cuasienano, calvo, gordo, negro, y no encajo en el
estereotipo encasquetado por raza, poseo un miembro viril que va más con
mi estatura que con el tamaño de mi nariz. Sí, debería estar
traumatizado; sin embargo soy feliz.

Me entristece el existir de aquellos que se esconden tras seudónimos
para brindar su opinión; pero si ese es el costo, bienvenidos sean todos
a la libertad de expresión.

Algunos dicen que muté cuando pisaron mi callo. Tienen toda la razón, no
hay balsa que salga de Cuba sin cargar desesperación. Publiqué mi libro
cuando aún vivía en la isla; no se corre el mismo riesgo hablando bajito
en la calle que gritando en Internet.

Por hablar lo que pienso me gané varias veces un tour (interrogatorio y
hospedaje incluidos) a Villa Marista. Quizás por eso, confundido y
convencido, no veo mérito ni encanto en el hecho de estar preso.

Mi primer sueño infantil fue ser uno de esos niños que van al parque a
jugar con sus padres; pero el segundo era más sencillo, presumir en la
escuela algo más que un escolta y un perro. Nunca pude realizar tan
modestas ilusiones, en cambio tuve privilegios. Mi padre era un hombre
ocupado, quizás por eso, y a mi manera infantil de pensar, comencé a
rivalizar con esa estúpida entelequia que llaman Revolución.

Soy un hombre tolerante, diverso, alegre y plural, amante de las cosas
bellas, también de la libertad. No me ofende ningún criterio
controversial o divergente, no guardo espacio al tabú. Entiendo el
origen del odio y los deseos de venganza, también las ansias de poder y
la necesidad de reconocimiento; son sentimientos humanos, tan normales
como el amor y la amistad. Personalmente considero que el valor y el
heroísmo son trastornos serios de personalidad. Pobre del país que
necesita héroes –exclamó el ilustre Galileo.

Comprendo a los que por motivos propios hablan de sus familiares, no
disfruto, ni me complace ese derecho. Un amigo en FIU me preguntó qué
haría yo si llegara a ser presidente de Cuba. Crecí jugando bajo esa
mesa de mármol inaccesible para muchos, sobre la cual se firmaron
importantes decisiones. En Cuba está todo por ver, y hacer; mi interés
recurrente es desmitificar el poder. Si hoy yo fuera Presidente, lo
primero sería renunciar.

http://www.martinoticias.com/noticias/opinion/juan-juan-almeida/Juan-Juan-Almeida-complace-a-sus-lectores-contando-su-historia--133354808.html

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