Monday, November 7, 2011

Hasta cuándo?

¿Hasta cuándo?
Lunes, Noviembre 7, 2011 | Por Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – Cuba se ha convertido en
un universo con sus propias reglas, quizás en un espacio del pasado
histórico, o en un limbo existencial de difícil lectura ante las
multitudes de indignados que maldicen a los políticos y las
instituciones financieras en decenas de ciudades de Europa y Norteamérica.

En el universo insular las cosas siguen al ritmo del Medioevo. Pero ni
el dinero ni la economía parecen importantes, sino la política o la
ideología que sustenta al único partido, astro rey en torno al cual
giran un sinfín de planetas y satélites, cuya vida depende de su
capacidad para adaptarse: generales y ministros, diputados y gobernantes
provinciales, caciques locales y correveidiles de todo tipo, incluidos
artistas y escritores.

En la órbita del poder se mueven estrellitas que a veces logran sacar la
cabeza y ascender. Algunos trascienden en su espacio, mientras muchos
caen de la cima, mareados por el cambio de contraseñas de los
diosecillos uniformados. En un limbo especial están los sin rostro:
agentes de la Seguridad del Estado. Y al final, solo al final, en los
confines de ese universo existen los que no son considerados como parte
del mismo, los hombres y mujeres que discrepan y enfrentan al tinglado
despótico. Estos son, en cierta forma, los kamikazes que dan la cara y
rompen las reglas.

Como el Estado es dueño de los medios de producción, de comunicación, de
enseñanza y centros culturales, si no te ajustas a sus pautas enfrentas
al monstruo. A quienes desean prosperar les irá mejor, siempre que no
olviden que el límite está en la grisura y la escalera conduce al
sótano. La mayoría pasa inadvertida al votar por el candidato designado,
mostrarse obediente, no protestar y no pedir ni criticar al gobierno.

Nada de indignación. Bajo el universo socialista no es posible vivir
como un héroe, salvo los que vienen del pasado e iluminan el futuro
desde la cima. Lo peor está en la naturalidad del cinismo colectivo,
cuyo tufillo huele a degradación humana. El muro mental ayuda a
sobrevivir y a virar la cara cuando patean al vecino. El valor personal
es una mercancía depreciada. La pluralidad está en otras costas.

A esa pluralidad pospuesta se sumaron en algún momento del calendario
astrológico insular, la legión de rebeldes derrotados y los
intelectuales que avizoraron la luz en la esquina del firmamento
absolutista, mar por medio casi todos.

Al final, solo al final y sin comentarios de la prensa extranjera,
figuran los opositores que sacuden el limbo de la prudencia y desafían
la entelequia de un mundillo exclusivo y excluyente. Algunos trascienden
en los medios de comunicación exteriores; a veces rebotan hacia dentro.
Mientras tanto, la mayoría mira al toro desde las gradas y observa por
la televisión a los millares de indignados que protestan en lejanas
plazas de Barcelona, Madrid, París o New York. La preguntan sería, por
supuesto, ¿hasta cuándo?

http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bfhasta-cuando-2/

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