Wednesday, November 23, 2011

De regreso al punto de partida

Opinión

De regreso al punto de partida
Dimas Castellanos
Lleida 23-11-2011 - 5:20 pm.

Con sus desajustes e injusticias, la Cuba de 1958 estaba en mejores
condiciones que la actual para emprender un proyecto de cambios.

Reparador de zapatos. La Habana, 9 de nviembre de 2011. (REUTERS)

Todas las sociedades requieren cambios. Cuba, atrapada en el pasado
durante medio siglo, requiere no sólo de cambios, sino de grandes
cambios. En los últimos tres años el Gobierno ha dictado algunas medidas
importantes, pero esa importancia no radica en su alcance —bastante
limitado por cierto— sino en la necesidad gubernamental de emprender
transformaciones y en la ruptura del inmovilismo que caracterizó las
últimas décadas.

Lo paradójico es que las recientes medidas constituyen simultáneamente
una marcha atrás y a la vez un avance. Una marcha atrás porque después
de un camino equivocado en el que se transitó contra la lógica de la
historia, caminamos ahora hacia la Cuba de 1958. Un avance, porque ante
el tiempo perdido, la salida de la crisis pasa por el regreso al punto
de partida, para desde allí corregir el rumbo. El hecho concreto es que,
la Cuba del 58, con sus desajustes e injusticias, estaba en mejores
condiciones que la Cuba de hoy para emprender un proyecto de cambios. De
ahí que el regreso constituye un avance que permitirá retomar un rumbo
que nunca se debió perder. Veamos algunas de las medidas dictadas desde
el año 2008.

1- El Decreto Ley 259 de 2008, que dispone la entrega de tierras en
usufructo constituye un retroceso respecto a la primera y segunda ley de
reforma agraria, dictadas en 1959 y 1963 respectivamente. Estas dos
leyes, al liquidar el monopolio latifundista de la tierra, pudieron
haber sido la base para la formación de una clase media nacional y de
una economía diversificada. Sin embargo, el giro hacia el totalitarismo
malogró esas posibilidades. La casi totalidad de las tierras volvieron a
convertirse en un gran latifundio estatal. Entonces, cuando resultado de
la mala administración y de la pérdida de interés de los productores
esas tierras fueron cubiertas por las malezas y el marabú —y cuando el
país tiene que comprar en el exterior el 80% de lo que consumimos—, el
Gobierno se vio obligado a dictar el decreto mencionado, mediante el
cual se entrega 1 caballería de tierra en usufructo; disposición que
habrá que modificar hasta homologarla con la Segunda Ley de Reforma
Agraria de 1963, que entregó hasta 5 caballerías en propiedad.

2- La reforma laboral, regulada por el Decreto Ley 276 de septiembre de
2010, constituye el reconocimiento del fracaso de la política de "pleno
empleo", mediante la cual se mantuvieron infladas las plantillas
laborales con el fin de exhibir ante el mundo la "superioridad" del
sistema cubano, en contra de toda lógica económica. Ahora este decreto
deja sin empleo a más de un millón de trabajadores, que representa el
20% de la fuerza laboral, una cifra muy superior al 1,7% declarado en el
año 2009 y también al desempleo que existía antes de 1959.

3- El Trabajo por Cuenta Propia, incluyendo las últimas modificaciones
introducidas por el Decreto Ley 284 de septiembre de 2011, aumentó de
178 a 181 las actividades permitidas, incluyendo la flexibilización para
la contratación de mano de obra en algunas de las actividades. Un
listado de permisibilidades, que en buena medida se reduce a legalizar
lo que ya existía, mientras ignora el fomento de pequeñas y medianas
empresas. Si la ampliación del trabajo por cuenta propia tiene como
objetivo brindar empleo a una parte del millón y medio de trabajadores
que están siendo despedidos y generar producciones y servicios que el
Estado es incapaz de crear, entonces habrá que anular ese listado y en
su lugar definir solamente las pocas actividades que no se permiten. De
lo demás se ocupará la iniciativa ciudadana, que ha dado sobradas
muestras de su potencialidad, mucho más en un país como Cuba, de tan
alta instrucción. Por tanto, el presente decreto tendrá que volver a ser
modificado hasta aproximarse a lo que existió hasta 1968, cuando el
Gobierno, con la Ofensiva Revolucionaria, trató de eliminar todo
vestigio de propiedad privada.

4- En el año 2011 se dispuso el Decreto Ley 292, que estableció las
regulaciones para la transmisión de la propiedad de vehículos por
compra-venta o donación entre cubanos que viven en la isla y extranjeros
residentes permanentes o temporales. También el Decreto Ley 288, similar
al anterior, que permite la compra-venta o donación de inmuebles. Otra
medida reciente está dirigida al arrendamiento de barberías y
peluquerías, aunque los inmuebles continuarán como propiedad del Estado.
Todas estas disposiciones legales quedan por debajo de lo que existía en
esos ámbitos antes de 1959, cuando los autos, las viviendas, las
barberías, las peluquerías y cientos de miles de establecimientos de
producción y servicios eran propiedad de los ciudadanos y podían
disponer de ella libremente.

A lo anterior hay que añadir la corrupción generalizada que resultó del
camino equivocado. Al eliminarse la pequeña propiedad y las verdaderas
cooperativas, las empresas estatales devinieron estaticulares[1],
provocando el surgimiento de una inmensa red sumergida de producciones y
servicios que, al no poder contar con suministros de materias primas,
herramientas y piezas de repuestos, generaron el hurto generalizado,
conocido en el argot popular como escapar, luchar y resolver, que
designan las acciones para sobrevivir. Una anormalidad potenciada por la
insuficiencia de los salarios, que ha convertido a la corrupción —que
hasta 1958 se limitaba esencialmente a la esfera
político-administrativa— en la moral de sobrevivencia que hoy predomina.

Sin embargo, ese regreso al pasado constituye un avance en relación al
presente. Retrocederemos hasta el punto donde se torció el rumbo, para
ver si desde allí y a pesar del retraso y del daño antropológico
ocasionado, podemos enrumbarnos nuevamente. Una posibilidad que depende
de la profundización de las medidas para acercarnos lo más posible al
punto de partida. Pero depende también de la creación de la construcción
de una estructura social que garantice la participación de los cubanos
en las decisiones y de una concepción de la propiedad en la que convivan
y cohabiten sus variadas formas, pues la propiedad, sea individual,
familiar, cooperativa o estatal, tiene la función social de movilizar
las potencialidades e iniciativas de las personas para producir. En fin,
se requiere, una vez situados en la arrancada, la reconversión de los
cubanos en ciudadanos.

[1] 'Estaticular', termino que acuñé en 2001 para designar la
combinación de la propiedad del Estado y las ganancias del particular.

http://www.ddcuba.com/opinion/8265-de-regreso-al-punto-de-partida

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