Wednesday, November 9, 2011

Asuntos Pendientes (II)

PCC

Asuntos Pendientes (II)

La Conferencia Nacional del Partido y la familia, célula básica y
fundamental en cualquier sociedad

Eugenio R. Balari, Mérida | 09/11/2011

Los participantes en la conferencia nacional del Partido Comunista de
Cuba, a celebrarse en enero de 2012, serían muy obtusos en política si
dejan escapar la ocasión para abordar y contribuir a la solución del
sensible y tan esperado tema de la emigración cubana.

En el orden doméstico, la cuestión migratoria es el más importante
asunto político que se encuentra pendiente de resolver; las autoridades
cubanas y el partido tienen la urgente obligación de proyectar y abonar
un camino de equidad y armonía, de respeto y reconsideraciones hacia los
plenos derechos de todos los cubanos y especialmente a los de la diáspora.

Obviar, subestimar o dejar de reconocer tan sensible y a su vez
significativo asunto dentro de la problemática del país, sería una gran
falta de visión y craso error o disparate político.

Quedaría pendiente el asunto para no se sabe cuándo y desaprovecharían
el analizarlo en su reunión partidista; ello sería continuar dilatando
una cuestión política muy sensible y lacerante que ha tenido que
enfrentar a la familia cubana y que vulnera derechos humanos.

Es imposible desconocer que la cuestión de la emigración y la diáspora
cubana es un fenómeno de gran envergadura, un asunto por demás
influyente, que puede ser políticamente corrosivo o no, en
correspondencia con la posición que se asuma ante el mismo.

El tema de los emigrados, cualquiera sea la naturaleza de su origen,
tiene muchas aristas a destacar; ante todo como hemos dicho la de su
significación humana y familiar, porque es necesario hacer todo lo
posible por mantener la cohesión de las familias y el respeto y afecto
entre las mismas.

No olvidemos que la familia es la célula básica fundamental en cualquier
sociedad.

Rectificar políticas o errores cometidos, no debilita ni vulnera a
nadie, por el contrario, se fortalecen los individuos o las
instituciones que de esa manera proceden.

Se conoce que la sociedad y el mundo en que vivimos son cambiantes, lo
que pudo asimilarse en un momento determinado, se hace imposible en otro
y mucho peor aún, se convierte en algo reprochable y condenable.

Para cualquier país o gobierno, resulta imprescindible contribuir a la
unidad y cohesión de su pueblo, por ello es necesario corregir políticas
de fracturas sociales y acatar plenamente los derechos humanos que han
sido promulgados por la comunidad internacional.

Ello a mi juicio, es una cuestión elemental de ética y moral ciudadana,
también política.

Solucionar como se debe el tema migratorio, además de justo y
conveniente es vincularse a las políticas contemporáneas más avanzadas y
pragmáticas, porque este fenómeno ya posee una dimensión universal y
continúa creciendo sin detenerse.

Para Cuba es imposible no tomar en consideración la magnitud y
complejidad de su corriente migratoria y la importancia creciente
adquirida por la diáspora.

Los emigrados de la Isla ya se acercan o sobrepasan los dos millones;
estadísticamente, esa cantidad de cubanos viviendo en el exterior se
aproxima al 20 % de la población que en la actualidad vive en la Isla.

Esa cifra es bien preocupante y significativa, no es para subestimar,
menos para demonizar a sus emigrantes por razones de interpretación
política o de "patriotismos" y confrontaciones acaloradas y extremas.

Esas lamentables y exageradas experiencias políticas cubanas de épocas
pasadas, deben quedar atrás en la historia y que se encargue
precisamente ella de analizarlas y enjuiciarlas.

La historia y los historiadores, según los métodos y metodologías de que
se valen y tomando en cuenta las circunstancias que en su momento
histórico se dieron, con seguridad nos dejaran sus análisis y criterios;
pero en la modernidad y para las nuevas generaciones de cubanos, ello
solo debe quedar en la memoria como un mal recuerdo o una negativa
experiencia que no deberá volver a repetirse.

El anacrónico, obsoleto y enconado diferendo cubano-americano, que
transita desde el surgimiento de la revolución cubana a la fecha, no
debe ser justificación a la hora de celebrarse esta conferencia para
prolongar una política que (por las razones que fueran) fracturó a las
familias cubanas, antagonizó y masificó las diferencias existentes entre
los cubanos.

Toca ahora a las autoridades y a los participantes de la mencionada
conferencia partidista, borrar una política arbitraria y brindarle a la
sociedad y a su diáspora en especial, los caminos aceptables y justos
sobre el tema migratorio.

Por demás, la restitución de los plenos derechos en los asuntos
migratorios, debe contribuir a propiciar el acercamiento o la
reintegración definitiva de los emigrados hacia su país de origen, y con
ello el retorno hacia la unidad y cohesión de la mayoría de las familias
cubanas.

Si la anunciada conferencia nacional del PCC se pronunciara de manera
positiva, abierta y justa sobre tan sensible y esperada situación por
cientos de miles de compatriotas, restituyéndole sus plenos derechos,
eliminando las exageradas exigencias y normativas existentes; esa
conferencia contribuiría de manera significativa a propiciar mayores y
mejores entendimientos entre todos los cubanos.

La misma además se convertiría en un parte agua, en punto obligado de
referencia entre el pasado, el presente y el futuro de la nación cubana.

Cualquier partido político más allá de ideologías y posiciones políticas
que en él se profesen, es por encima de todo una asociación voluntaria
(selectiva o no), de hombres libres y supuestamente conscientes en política.

La militancia y sus dirigentes, precisamente por la educación,
conocimientos o experiencias que han adquirido dentro del mismo; deben
haber aprendido a discriminar en política lo que es correcto de lo que
no lo es, lo justo de lo injusto; también a diferenciar cuales son las
decisiones que aglutinan, fortalecen y apoyan de las que no lo son,
porque fraccionan y debilitan a la sociedad.

Se sabe que en política muchas de las posiciones que se originan en un
momento determinado, responden o se encuentran condicionadas por
determinadas coyunturas que surgen y se manifiestan.

Desde mi visión o perspectivas, los pasos que en materia económica
vienen dando el Gobierno y el partico cubano; exigen de ellos una pronta
adecuación de criterios y posiciones políticas a su nueva realidad,
debiendo desechar, definitivamente, viejos atavismos y dogmas pre
concebidos, dejando atrás intransigencias en convicciones aún no
demostradas y evitando las altisonantes retóricas sentenciosas, algunas
de ellas sin lugar a dudas, de carácter verdaderamente dogmaticas o
petrificadas en el tiempo.

Las nuevas circunstancias políticas surgidas en el mundo, se han
encargado de desechar muchas ideas e hicieron caer dogmas existentes,
aunque no todos.

Se ha hecho evidente, que muchas de las políticas y posiciones que en
épocas pasadas se defendieron como principios a ultranza, ahora han sido
desplazadas o desechadas, y al parecer, definitivamente.

Por ello pienso que en el actual escenario donde se desenvuelve el país,
situación aún controvertida y antagónica en diferentes aspectos de las
relaciones entre nosotros los cubanos, todo paso novedoso y rectificador
es un aliciente esperanzador de posibles armonías y soluciones más
definitivas.

Cuando se acumulan en nuestra patria, importantes, complejos y
crecientes problemas sociales, económicos y políticos; esperamos que los
conferencistas de enero no solo debatan los problemas de métodos y
estilo de trabajo del partido, las dualidades o interferencias de este
en los asuntos del Gobierno y la economía, o las definiciones de
autoridad y mando entre las partes, porque ello sería solo proceder como
el avestruz.

Es de esperar que la conferencia deba conocer también la labor jurídica
que se realiza, es a su vez de suponer que revisarán, adecuarán o
surgirán nuevas leyes y que posiblemente tengan que modificar hasta la
propia Constitución socialista.

Nada de ello es de extrañar porque se trata de un razonamiento de
coherencia y lógica ante los cambios que en la economía se encuentran
impulsando y se conoce, que las sociedades se desarrollan de manera
sistémicas.

Finalmente, aprovecho para sugerirle a los militantes que participen en
la conferencia de enero, que no se dejen manipular por la burocracia del
partido ni por nadie; que tampoco se duerman en sus laureles, porque
sería muy conveniente que a la luz de los ajustes, remodelaciones o
reformas que se producen y de las actuales circunstancias migratoria
mundiales, que tuvieran la sensibilidad política y la valiente
disposición de abordar, (sin juicios o prejuicios preconcebidos, ni tabú
alguno), así como con la nueva mentalidad a la que han sido convocados
por su jefe de partido; el trascendente asunto de la emigración y la
diáspora, como cuestión de una urgente necesidad de inserción dentro de
la economía y la sociedad cubana.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/asuntos-pendientes-ii-270342

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