Tuesday, November 8, 2011

Asuntos Pendientes (I)

PCC

Asuntos Pendientes (I)

Un proceso de descentralización, que se ampare en el derecho verdadero,
no tiene por qué sentirse inhibido o afectado por interferencias
autoritarias de tipo partidista

Eugenio R. Balari, Mérida | 08/11/2011

Asuntos pendientes respecto a Cuba y la situación por la que atraviesa
pueden haber muchos, sin embargo, como comúnmente hacemos en la vida
cotidiana, hay algunos que por diversas razones y circunstancias se
priorizan sobre otros.

Esa, más que una impresión que se obtiene desde el exterior, es algo
prácticamente tangible que se aprecia sobre lo que sucede en la Isla.

Son demasiados, bien complejos y posiblemente abrumadores, los sensibles
problemas económicos, políticos, sociales, jurídicos o de otro carácter
que se acumulan y a los que ahora los gobernantes de Cuba se ven
emplazados a dar respuesta y además, con una fuerte exigencia y presión
popular sobre sus hombros.

Por otra parte, los cambios o llamados ajustes del sistema cubano
comienzan a producirse en una época de crisis de la economía
internacional y de inquietantes percepciones políticas sobre las
posibilidades de solución y permanencia del sistema de producción y
consumo que se encuentra vigente.

O lo que es igual, en momentos de una gran inestabilidad
económica/financiera mundial, de indignación ciudadana, cuyos efectos en
no pocas latitudes se derivan hacia el ámbito de las políticas
domésticas e internacionales.

Las autoridades de la Isla, en su empeño por tratar de garantizar el
éxito del proceso de limitada desestatización que recién han iniciado,
hablan de cambiar de mentalidad, responsabilizan a la arraigada
burocracia de pretender frenar los cambios, critican y sancionan los
hechos y las manifestaciones de corrupción que con frecuencia afloran
entre funcionarios y el propio tejido social, y mueven a cuadros y
funcionarios dirigentes del aparato del estado y su sistema empresarial,
etcétera.

A su vez se encuentran simplificando las estructuras administrativas del
gobierno, tratando de adaptarlas y de ponerlas a tono con el cierto
proceso de descentralización que efectúan en el sector de la economía
del país.

Se pueden apuntar muchos otros peliagudos aspectos y problemas sensibles
que se deben solucionar, pero ello por el momento no es la intención de
este trabajo.

Sobre lo que acontece en la Isla han vertido muchas opiniones analistas
de adentro y fuera del país. Unos dicen que las decisiones que han sido
tomadas no sacarán a flote la economía, porque parten del criterio que
las estructuras socialistas que se divorcian del mercado no son lo
suficientemente eficaces para ello.

Otros señalan que los acuerdos adoptados son limitados e incompletos.
También están los que piensan que por la manera en que se han orientado
las medidas, fueron diseñadas para que la dirigencia histórica culmine
perpetuándose en el poder hasta sus últimos días.

No faltan tampoco los que consideran que todo se ha hecho para ganar
tiempo y capear la crisis existente, porque la atmosfera político-social
existente ya era asfixiante.

Otros insisten en que el ritmo con que se acometen las medidas es
demasiado lento y que varias de las expectativas que se crearon han
resultado una frustración a la hora de la implementación de las leyes.

Ello me lleva a señalar que hay que tener mucha atención con las leyes
que surjan, porque estas tienen la posibilidad de frenar o asfixiar el
proceso de aperturas y cierta desestatización que se ha puesto en marcha.

A los que alertan contra la burocracia, les recordamos que también ésta
se manifiesta con vigor en el sector jurídico y que a éste le han dejado
en sus manos la sutil y especializada posibilidad de revertir con sus
normas y restricciones el actual proceso, lanzando por la borda muchos
de los anhelados deseos y grandes expectativas que surgieron entre la
población.

Finalmente, no faltan los que señalan la ausencia de integralidad entre
los aspectos políticos, económicos u otros asuntos de interés social que
no han sido previstos hasta el momento.

Los diferentes criterios apuntan hacia el cuestionamiento de los
recientes acuerdos del sexto Congreso del PCC y dejan entrever o señalan
la inconformidad o el pesimismo de muchos analistas y ciudadanos hacia
las llamadas medidas de ajustes económicas que fueron establecidas en
dicho evento.

Según lo anunciado por las autoridades de Cuba, en el próximo mes de
enero se efectuará una conferencia nacional del PCC, y todo hace pensar
que en lo fundamental se abordaran cuestiones de naturaleza política y
jurídica.

En lo que respecta a las de índole política, las informaciones
adelantadas desde la Habana indican que se concentrarán en tratar de
solucionar el viejo y nunca resuelto asunto de las relaciones de
orientación y mando entre el partido y el Estado.

Lo que ellos identifican como un problema de métodos y estilo de trabajo
del partido.

Esa es una situación contradictoria, que tiene sabor a más de medio
siglo y que les viene como herencia del colapsado socialismo europeo.
Tampoco será la primera vez que la analizan y discuten, volverán a
llover sobre mojado, pero de esa manera se manifiestan los dogmas y
ciertos criterios estereotipados y fanatizados en política.

Un proceso de descentralización que se ampare en el derecho verdadero,
no tiene por qué sentirse inhibido o afectado por interferencias
autoritarias de tipo partidista.

No está de más que lo vuelvan a analizar y discutan, sobre todo si
sienten temor por el proceso de reformas limitadas que desarrollan, pero
no tendría peso ni justificación alguna que lo quieran convertir en la
piedra angular del debate de dicho evento.

Este artículo consta de dos partes.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/asuntos-pendientes-i-270298

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