Clientelismo sobre ruedas
ADALBERTO ROQUE / AFP/Getty Images
Oscar Espinosa Chepe
El Decreto No. 292 del Consejo de Ministros del 20 de septiembre pone
fin a la larga espera de muchos cubanos para vender, comprar o donar
vehículos automotores construidos con posterioridad a 1959. Hasta ahora,
esta operación solamente era permitida para los fabricados antes de ese
año, los llamados "almendrones", en su inmensa mayoría de origen
estadounidense, salidos al mercado en los cuarenta y cincuenta del
pasado siglo. Sin embargo, de acuerdo con lo establecido en el Artículo
5.1 del Decreto, aquellos vendidos en entidades comercializadoras en el
país únicamente se autorizarán a "personas que hayan obtenido los
ingresos en moneda libremente convertible o en pesos convertibles, como
resultado de su trabajo, en funciones asignadas por el Estado o en
interés de éste".
En realidad, este Decreto sólo permite la compraventa o donación de
vehículos comprados por asignación hace mucho tiempo, en su mayoría
Ladas y Moskovich soviéticos, en explotación desde hace más de 20 años,
que como los "almendrones", funcionan gracias a la creatividad de los
cubanos, debido a las dificultades para encontrar piezas de repuesto y
aditamentos que posiblemente ya no se producen ni en Rusia.
El Decreto establece que las personas que salgan para residir
definitivamente fuera de Cuba, pueden donar sus vehículos a sus
familiares. Hasta ahora, al abandonar el país en esas condiciones, no
sólo las personas quedan desterradas, sino que se les confiscan todas
las propiedades. Quizás esta medida "flexibilizadora" responda a que al
gobierno no le interesa recibir más vehículos súper amortizados, sin
piezas de repuesto e imposibles de mantener por sus altos consumos de
combustible, y por eso, después de tantos años, haya tomado esta
decisión, que en la práctica ha constituido, como continúa constituyendo
la confiscación de las viviendas y otras propiedades, un inmenso abuso
contra ciudadanos indefensos que, empujados por las necesidades o las
persecuciones, deciden abandonar su patria y establecerse en otros países.
El Decreto también permite que un ciudadano posea más de un vehículo,
pero la transacción para adquirir uno adicional impone un 50.0% más de
impuesto. Resulta evidente que esto responde a la política de
obstaculizar el progreso y la libertad económica de los cubanos.
La nueva legislación, en líneas generales, permite la compraventa de
vehículos usados, la mayoría absolutamente amortizados y de complicado
mantenimiento, quedando los nuevos a cargo del Estado para entregar a
las personas seleccionadas, como ha venido haciendo desde hace muchos
años. De tal forma, mientras los campesinos, los cuentapropistas o las
personas que reciban dinero de sus familiares desde el exterior seguirán
sin posibilidades de adquirir vehículos nuevos, el Estado continuará su
política segregacionista y excluyente para fomentar el clientelismo, así
como obligar a actitudes de doble moral a fin de poder progresar en esta
Cuba, dominada por el totalitarismo durante más de 52 años.
Este esquema, diseñado para proseguir utilizando la asignación de los
vehículos automotores como una herramienta más para el control de la
sociedad, podría repetirse con la anunciada legislación para permitir la
compraventa de casas, manteniéndose la prohibición a la iniciativa
privada en la construcción de inmuebles para ser ofertados en el
mercado. Todo indica que el todopoderoso Estado cubano sigue renuente a
ceder ni una pizca de poder real, aunque la nación continúe hundiéndose.
Economista y periodista independiente cubano.
http://www.elnuevoherald.com/2011/10/13/1043098/oscar-espinosa-chepe-clientelismo.html
No comments:
Post a Comment