Wednesday, July 20, 2011

AHORA SON LAS NORMAS DE CONTABILIDAD

AHORA SON LAS NORMAS DE CONTABILIDAD
19-07-2011.
Elías Amor Bravo

(www.miscelaneasdecuba.net).- Un día es una cosa, y al siguiente otra. Y
así llevamos casi medio año desde que empezaron las discusiones de los
llamados "lineamientos" y la urgencia de la actualización del
socialismo. La capacidad de las autoridades castristas para
sorprendernos y asombrarnos en materia de asuntos económicos, no tiene
límite.

Un artículo publicado en Granma con el título "Ratifican necesidad de
resolver problemas de la contabilidad" cuyo autor es Fidel Rendón, nos
pone de manifiesto en qué medida el castrismo ha resultado una lacra
para la sociedad cubana, y cómo, el paso inexorable de la historia,
termina poniendo a cada uno en el lugar que le corresponde. El artículo
analiza unas declaraciones de Lina Pedraza Rodríguez, ministra de
Finanzas y Precios, en las que muestra todo su interés y "voluntad
política y una necesidad para el país resolver los problemas de la
contabilidad y que esta desempeñe su verdadero papel".

Hasta en la materia contable, el castrismo se encuentra alejado de la
realidad. No me extraña. Hay que construir prácticamente todo. Hasta
unas denominadas "Normas Cubanas de Contabilidad", como si esta ciencia,
prácticamente extendida por todo el mundo con procedimientos mecánicos y
rigurosos, tuviera que tener una "aplicación cubana". Más lamentable no
puede ser.

Acaso, los responsables del régimen quieren crear una "contabilidad
específica" para convertir la economía castrista en un espacio de
ausencia de credibilidad internacional, carente de cualquier contraste y
referencia al resto de países ¿O es que la situación actual es realmente
tan dramática que es necesario hacer algo, por absurdo que parezca?

Y de todo lo expuesto, sólo se pueden obtener conclusiones. O que el
castrismo como doctrina económica no ha tenido el menor interés en las
cuentas de las empresas, y de ahí el desastre actual de ineficiencia y
descontrol, o es que realmente este tipo de cuestiones pertenecen al
común de los mortales, algo de escasa relevancia para una "revolución"
que hasta 2002, si, hasta el año 2002, no se planteó la importancia de
prestar atención a "la normación, armonización, implementación y
evaluación de la práctica contable en Cuba". Por increíble que pueda
parecer, es cierto.

Entonces me viene a la memoria que no siempre ha sido así. Recuerdo que
siendo niño, cuando mi familia decidió abandonar el régimen castrista,
allá a finales de los años 60, y establecerse en España, muchos de
aquellos profesionales que habían dirigido empresas en la Isla, antes de
la denominada "revolución", pudieron establecerse en la economía
española como expertos contables, fiscales, analistas financieros e
incluso, una profesión que en España era desconocida entonces, la
auditoría de cuentas, y que para muchos profesionales cubanos había sido
su práctica durante décadas en la Isla.

Casi 42 años después, la titular de Finanzas y Precios castrista anda
enredada en la compleja organización institucional del régimen para
asegurar que en la Isla se cumplan las normas de contabilidad explicando
lo que es evidente. Sin unas normas contables adecuadas, no se pueden
tomar decisiones adecuadas en el ámbito de la gestión empresarial, y la
información es inútil.

Nadie tiene ni idea de por dónde empezar, pero aquellos profesionales
cubanos que tuvieron que exiliarse en España, fueron grandes expertos y
desarrollaron sus competencias y oficios aportando su saber hacer a la
economía española, creando una nueva generación de expertos formados
muchos ellos en sus despachos. Tuve la suerte de conocer a algunos de
aquellos cubanos que admiro profundamente. Cabría imaginar que en
ausencia de castrismo, posiblemente Lina Pedraza no tendría los
problemas actuales con la contabilidad. Posiblemente ninguno.

Con sus conocimientos a cuestas, desprovistos de todo capital físico,
aquellos cubanos siempre me trasladaron una lección que no he olvidado
jamás. La riqueza patrimonial la puede robar cualquier gobernante
impresentable, pero la intelectual, el capital humano, solo puede ser
destruido con la muerte física, y eso son palabras mayores.

Una lección que no debemos olvidar y que conviene trasladar a las
generaciones de jóvenes.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=33012

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