Liberación, desterrado en España
Regis Iglesias, ex preso político cubano:
"No hay ningún canal de diálogo con el Gobierno español"
"He sentido el cariño del pueblo español constantemente"
Antonio José Chinchetru, 14 de abril de 2011 a las 13:42
Estuvimos desde celdas tapiadas, al principio. Un espacio muy
reducido, con un hueco con el piso, en el suelo, para las necesidades
fisiológicas, para todas las necesidades fisiológicas... Sin luz,
fétidas, infectadas de mosquitos, de cucarachas, de ratas.
De esta manera describe Regis Iglesias (La Habana, 1969) a Periodista
Digital el primero de los sucesivos y duros regímenes penitenciarios por
los que pasaron él y el resto de los presos políticos cubanos del
denominado como 'Grupo de los 75', detenidos durante la oleada represiva
conocida como 'Primavera Negra' de 2003. El sufrimiento acumulado por
las duras condiciones carcelarias que vivió no se refleja en el
comportamiento de Iglesias, portavoz del opositor Movimiento Cristiano
de Liberación (MCL). Su relajada sonrisa aparece de forma constante y
natural, su hablar es pausado y sus modales tranquilos.
Tras pasar siete años y medio en prisión por su activismo a favor de la
democracia en Cuba, Iglesias fue excarcelado y desterrado a España el
verano de 2010. Aterrizó en Barajas el 10 de agosto. Iglesias fue
detenido y condenado por su actividad como uno de los principales
dirigentes del MCL y gestor del Proyecto Varela, una iniciativa de
recogida de firmas para promover un referéndum sobre reformas políticas
en Cuba.
El político y activista de derechos humanos tiene una doble faceta
artística que también contagia su militancia en la resistencia pacífica
a la tiranía: es poeta y rockero. Tiene dos hijas, que fueron el motivo
por el que aceptó marchar al destierro como precio por salir de prisión.
En un principio contestó que prefería seguir en la cárcel a marchar al
exterior. "Pero ellas fueron mi Troya", confiesa.
Tenían ganas de estar conmigo después de siete años y medio, y
después de veintidós años suscritas a una persecución por causa de mi
militancia en el Movimiento Cristiano de Liberación.
Dice que desde que aterrizó en Barajas los españoles le han tratado
Como una familia, como uno más. Con mucho cariño, con mucha
solidaridad. He sentido el cariño del pueblo español constantemente y me
siento como en una segunda casa.
Sin embargo:
He echado un poco de menos un poco más de contacto con el Gobierno
español, que fue en definitiva el que nos trajo acá a España, y con el
cual no hay ningún canal de diálogo para intercambiar ideas.
También dice que el reconocimiento de su condición, de él y los otros
desterrados, de refugiado político ha sido demorado y los expedientes ya
aprobados están pendientes de la confirmación "del Ministerio" (falta la
firma de Pérez Rubalcaba), que no termina de llegar. El proceso lleva
casi medio año de retraso.
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