Una inspectora de cinco pesos
La corrupción sigue carcomiendo la sociedad
Viernes, junio 30, 2017 | Gladys Linares
LA HABANA, Cuba.- De lunes a viernes Marlén es maestra, y los domingos,
según dice, "merolica". Viene casi todas las semanas desde Jagüey
Grande, Matanzas. Los vecinos siempre la esperamos porque trae frutas
frescas, jugos y otras chucherías de buena calidad que en la ciudad no
se consiguen. Si se le hace algún encargo, trata de conseguirlo.
Su salario es de 635 pesos mensuales. De ahí le descuentan 138 de un
crédito que pidió para reparar su casa, que estaba en muy malas
condiciones, más 59 pesos del refrigerador, que no ha terminado de pagar
y ya se anotó para cambiarle el mueble, que está en muy malas
condiciones. Le quedan 438 pesos para pagar electricidad, agua, comida,
medicinas. Por eso tiene que venir a vender a La Habana.
Marlén tiene dos niñas. Una va a cumplir 15 años, y la otra tiene 3.
Cuando sale a vender, la mayor cuida a su hermanita. Ahora está
reuniendo para las fotos y alguna ropita para los 15, porque, dice, su
hija no va a ser menos que las demás. Aunque la niña no quiere ni las
fotos. Se pone muy nerviosa cada vez que ella sale. Teme que un día la
dejen presa o hasta la boten de su empleo estatal.
Encima de todos sus problemas, las cosas se le han complicado. El 30 de
abril una inspectora la pescó in fraganti pregonando cremitas de leche y
pulpa de mango. La mujer, inflexible, le pidió el carnet de identidad y
la licencia. Marlén se creyó perdida. Se demoró buscando y rebuscando el
carnet; aparentaba no encontrarlo mientras pensaba qué hacer. Entonces
sacó un billetico de 5 CUC y le dijo con temor: "Un regalito por el día
de las madres". La inspectora lo agarró, y le cambió el rostro.
Duramente le advirtió: "No puedes andar sin carnet", y se fue. Al
contarme el susto, Marlén reflexiona que fue una imprudencia venir la
víspera del 1º de mayo, porque siempre movilizan gente para vigilar.
Precisamente, ella acostumbra venir los domingos pues piensa que es
difícil encontrar inspectores ese día, sobre todo por la tarde.
Para colmo, el domingo pasado no pudo venir porque la Policía le quitó
la mercancía saliendo de Jagüey. Pararon la guagua en las 8 Vías y le
decomisaron todo a todo el mundo. Ese es un contratiempo que enfrentan a
menudo los cientos de vendedores clandestinos que vienen de las
provincias próximas a la capital, en su mayoría orientales
indocumentados y sin licencia. Uno de ellos me dijo una vez: "La
licencia no me sirve para vender en La Habana. Yo compro tanquetas de
mango o de guayaba en el mercado de Torrientes (Matanzas) para venderlas
en las cafeterías. Por eso saqué una licencia de mensajero, y con esa me
hago el bobo".
Durante la clausura de la Primera Conferencia Nacional del Partido
Comunista (PCC) el 29 de enero de 2012, el general Raúl Castro aseguró:
"Nuestro país puede ganar la batalla de la corrupción, primero frenarla,
y luego liquidarla sin contemplaciones de ningún tipo". Sin embargo, han
pasado cinco años de estas declaraciones y el cáncer de la corrupción
sigue carcomiendo nuestra sociedad.
Source: Una inspectora de cinco pesos CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/mas-noticias/una-inspectora-de-cinco-pesos/
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