La bendición y no el milagro
Las tres visitas papales no devolverán las veces que no pudimos orar en
las iglesias ni las navidades que no se celebraron
sábado, septiembre 19, 2015 | Luis Cino Álvarez
LA HABANA, Cuba.- Por respeto a Su Santidad, por no poner la podrida,
por lo que sea, preferiría no tener que decir que, contrario a lo que
refiere cierta prensa extranjera, no he percibido expectativas ni
demasiado entusiasmo entre mis compatriotas por la visita del Papa
Francisco. Más bien lo que he escuchado son bromas, algunas bastante
irreverentes sobre las papas que no hay en los mercados, y muchos
comentarios entre escépticos y cínicos.
Y que no me hablen de las misas multitudinarias. También las hubo cuando
vinieron Juan Pablo II y Benedicto XVI. No se discute que los cubanos
somos mayoritariamente católicos. A nuestra manera, pero lo somos.
Incluso y sobre todo, los practicantes de la santería, casi todos
bautizados y que rezan el Padre Nuestro y el Ave María y al menos tres o
cuatro veces al año –los días de la Caridad del Cobre, Santa Bárbara,
San Lázaro y la Virgen de Las Mercedes- van a la iglesia, a pesar del
disgusto de algunos curas por lo que consideran "supercherías paganas".
No tomamos a la ligera la bendición papal, pero tampoco esperamos
milagros. Ni hay por qué exigirle al Papa que vive en Roma lo que los
cubanos no hemos sido capaces de hacer: cambiar para bien las
circunstancias de nuestro país.
No hemos sido capaces de hacerlo, entre otras razones, porque la
dictadura, que se decía marxista-leninista, materialista y atea, durante
décadas nos mantuvo alejados de Dios, que era quien único nos podía
curar el miedo y darnos valor.
Más allá de orar por nosotros y de bendecirnos, que no es poco, qué más
puede hacer el Papa, al que aun -¡ay, Violeta Parra!- le siguen
degollando a sus palomas por doquier en este mundo cada vez más egoísta
y pragmático.
Era sabido que el régimen iba a manipular la visita papal para llevar
las aguas a su molino (¿rojo?). Y que la jerarquía católica nacional, a
cambio de espacios en el muy terrenal reino neo-castrista, seguirá en su
baboseo y su alcahuetería con el régimen, sin definir exactamente qué se
propone. Aunque ya quedan pocas dudas de que se contentará con que le
permitan construir algún templo, abrir seminarios, organizar cursillos
para cuentapropistas, seguir publicando la revista Palabra Nueva, que le
devuelvan algunas propiedades confiscadas y le concedan de vez en cuando
un tiempo en la TV.
Ni las tres visitas papales ni el viento en popa que hoy sopla a favor
de las relaciones entre el estado cubano y la Iglesia Católica nos
devolverán las veces que no pudimos orar en las iglesias, los niños que
no se pudieron bautizar y las navidades que no pudimos celebrar. Pero no
hay que dramatizar. Simularemos lo mejor que podamos el perdón a los
agravios y seguiremos tan católicos "a nuestra manera" como siempre. Amén.
luicino2012@gmail.com
Source: La bendición y no el milagro | Cubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/la-bendicion-y-no-el-milagro/
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