El estigma de haber luchado junto a Huber Matos
A sus 92 años, Tomasa Guerra aún recuerda el día que conoció al
comandante que se negó a ser comunista
viernes, septiembre 18, 2015 | Frank Correa
LA HABANA, Cuba – Muchas historias de la lucha en la Sierra Maestra
contra el gobierno de Batista sobreviven en el olvido, igual que sus
protagonistas.
Tomasa Guerra, de 92 años, natural de Palma Soriano, fue mensajera,
cocinera y en ocasiones guía de la columna 9 "Antonio Guiteras", bajo el
mando del comandante Huber Matos, uno de los artífices del triunfo
revolucionario del 1 de enero de 1959, defenestrado en octubre de ese
mismo año por negarse a seguir el camino del comunismo.
Aunque muy enferma y a tan avanzada edad, Tomasa goza todavía de buena
memoria. Cuenta que anduvo con la columna 9 desde su fundación; por
sitios como El Toro, El Cristo, La Herradura, Sao Grande y San Pablo de
Yao, cocinando y llevando mensajes.
"Tenía treinta años, era una revolucionaria comecandela (convencida).
Recuerdo como si fuera hoy el día que llegué al campamento. Colé un café
pasado de azúcar, y en vez de criticarme el comandante Huber dijo que
ese era el punto que le gustaba", recuerda. "Seguí con la tropa hasta el
final, cocinando y cumpliendo misiones por todo Oriente, siempre
acompañada de mi hija Silvia, de 11 años, que me ayudaba a romper cercos
y burlar operativos haciéndose pasar por enferma. Llevábamos los
mensajes rápido, montadas en camiones, en tractores, en lo que
apareciera. Silvia era un combatiente más, porque también se exponía
como yo a los peligro y a los bombardeos".
Sonriendo, confiesa: "Fuimos el correo electrónico de ese tiempo. Con
los mensajeros se coordinaron las mejores acciones. En el combate de
Cayo Espino logré traer un mensaje importante de Fidel, y al rato,
escondida con mi hija en la tienda del pueblo, escuché a la aviación
bombardear las posiciones donde ya no estaban nuestros hombres, gracias
a que mi mensaje llegó a tiempo".
Emocionada, recuerda cuando en medio del combate de El Cristo, logró
pasar un recado del doctor Castanellas para Huber Matos, anunciándole el
nacimiento de su hija Carmen Luisa, "noticia que dio un giro importante
a las acciones, porque entonces el comandante se volvió un león y el
enemigo huyó en desbandada".
La contribución de la columna 9 a la victoria contra Batista es
innegable, como las misiones cumplidas por la mensajera, cocinera y guía
Tomasa Guerra, quien después del triunfo jamás fue contactada para
reconocer sus méritos rebeldes, ni engrosa hoy en la lista de
combatientes de la revolución cubana.
"Es como si nunca hubiera existido una columna 9, ni un comandante
Hubert Matos. Haber luchado con él se convirtió luego en un estigma.
Tuve que trabajar en Gastronomía, donde me retiré como dependiente.
Sobrevivo con 135 pesos de jubilación, que se me van en medicinas.
Gracias a mi hija Silvia, que vive conmigo y me ayuda en lo que puede.
¡Sí, aquella que se hacía pasar por enferma para romper cercos y burlar
operativos! Ahora está enferma de verdad, como yo, y retirada con una
pensioncita de bodeguera que no alcanza ni para mal morir".
"Mamá padece diabetes, hipertensión, problemas renales y una cardiopatía
isquémica", dice Silvia. "Necesita urgentemente tres tipos de medicinas
que no las hay en la farmacia, y un glucómetro, que buscamos durante
mucho tiempo, y cuando apareció no servía". Otros elementos
indispensables tampoco aparecen para la ex luchadora.
La anciana no olvida jamás una anécdota en el campamento. Después de la
comida, en vísperas de la toma de Palma Soriano, cuando el comandante
Huber Matos habló a la tropa: "Recuerden siempre que con el triunfo
revolucionario, todos gozaremos de los bienes necesarios para vivir".
"A veces pienso que aquella idea se perdió, porque mírame, que en la
guerra me jugué la vida cien veces, no tengo ni siquiera derecho a
culeros (desechables, por su problema renal). Orinarse arriba es la peor
humillación por la que se puede pasar. Yo hablé varias veces con Camilo,
y con los capitanes Napoleón Béquer, Raúl Barandela, Miguel Ruiz,
Rosendo Lugo, Roberto Cruz. Me parecieron hombres que luchaban por una
verdad, ¿pero dónde se metió? Si volviera a nacer dudo mucho que
expusiera a mi hija otra vez al bombardeo. Me hubiera buscado un
extranjero, como hacen las jóvenes de hoy, y hubiera resuelto mi
problema de futuro de otra forma. Seguro tuviera hoy el dichoso
glucómetro, y los culeros, y las medicinas, que tanto necesito".
Source: El estigma de haber luchado junto a Huber Matos | Cubanet -
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