El derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate: un año más, de un
crimen sin castigo
[24-02-2014]
Angélica Mora
New York
(www.miscelaneasdecuba.net).- Hasta el momento, el Crimen de las
Avionetas no ha tenido castigo. En los hogares enlutados de cuatro
familias faltan hijos excelentes que tenían un futuro brillante.
Con cada 24 de febrero mi dolor aflora como la primera vez en que oí la
noticia del derribo de las dos avionetas de Hermanos al Rescate. No
podía creer que un hecho así pudiera suceder. Realmente era como una
pesadilla…
El gobierno de Cuba había ordenado el derribo de dos pequeños aviones de
un grupo del exilio que ayudaba a buscar balseros en el corredor
marítimo entre Cuba y el estado de Florida. Cuatro jóvenes habían sido
asesinados durante su misión humanitaria: Carlos Costa, Armando
Alejandre, Mario de la Peña y Pablo Morales.
Hace 18 años, al suceder ese crimen, yo estaba en mi casa en Virginia,
porque era fin de semana.
Recuerdo que corrí hacia mi automóvil para dirigirme a la sede de Radio
Martí en Washington DC. donde trabajaba desde hacía varios años como
periodista. El traslado de las oficinas de Radio y TV Martí a Miami se
haría realidad dos meses después.
Mientras manejaba iba pensando en la tragedia, pero especialmente en uno
de ellos, Carlos Costa, a quien había conocido personalmente y con quien
había volado buscando náufragos en las aguas del Estrecho de la Florida.
Me había tocado volar con los Hermanos al Rescate en dos ocasiones,
debido a que el directorado de Radio Martí quería que los periodistas
narráramos directamente cómo se llevaban a cabo los rescates en el mar
de los cubanos que salían huyendo del régimen castrista.
Existía una campaña para hacerlos desistir de realizar la peligrosa
travesía, pero también se les quería salvar -si estaban perdidos- y se
les recomendaba llevar ropa de colores fuertes como naranja y amarilla
para que fuera fácil de ver desde arriba en las avionetas. Y se les
pedía además, llevar espejos en las frágiles embarcaciones para
reflectar el sol y hacer señales.
Quisiera no haber contado con este triste privilegio de haber volado en
las avionetas y no tener en mis vivencias haber compartido esa
camaradería con los pilotos, especialmente con Carlos Costa, uno de los
mártires que fueron asesinados en el aire, por orden directa de los
hermanos Castro.
Como dije, formé parte de la misión de rescate como observadora y
periodista de Radio Martí. La búsqueda de los balseros en el mar, en el
estrecho de la Florida, era materia de urgencia para poder salvar vidas.
Pese a las advertencias de los peligros que contenía la travesía,
familias enteras se lanzaban al mar en forma desesperada para tratar de
huir del infierno llamado Cuba.
En la emisora habíamos creado un programa llamado ¨Puente Familiar", que
grababa constantemente los recados desde las dos las orillas -Cuba y
Estados Unidos- y donde se trataba de informar de los que habían llegado
a salvo a sus seres queridos, que habían quedado atrás. Y estos también
podían enviar sus mensajes, que eran retransmitidos constantemente,
varias veces al día y luego en un resumen semanal.
Cuando volé con los Hermanos al Rescate iba con el propósito de ver la
forma en que este grupo desarrollaba su trabajo de recorrido de la
enorme franja del estrecho buscando sobrevivientes.
Mientras se realizaban los preparativos de los vuelos conversaba con la
tripulación. Me hice amiga de un joven lleno de entusiasmo llamado
Carlos Alberto Costa. Teníamos un vínculo que lo compartíamos riendo:
Uno de mis hijos estaba en la misma escuela de aviación en la
Universidad de Aeronáutica Embry-Riddle localizada en Daytona Beach, a
la que había asistido Costa. Mi hijo también se llama Carlos "y es un
volado" bárbaro. Cómo nos reíamos antes de partir, con los cuentos de la
Universidad y las coincidencias.
Le contaba que mi hijo nos había hecho comprar un pequeño condominio en
Daytona para poder ir y venir de la Escuela, pero lo habíamos adquirido
muy tarde, cuando casi tenía terminados los estudios. "No importa, me
decía Costa, es una inversión para el futuro". Así era de práctico este
muchacho risueño, con un alma limpia, que lo único que quería –junto con
el grupo- era ofrecer sus conocimientos para ayudar a sus infortunados
hermanos en la Isla.
Desde el aire era sobrecogedor ver la inmensidad de las aguas, que como
un espejo trizado en miles de pedazos, era fracturada por las olas.
En una ocasión Hermanos al Rescate encontró un grupo al borde de la
muerte, muy deshidratados, y que llevaban días en Cabo Sal. Agitaban
algunos, a duras penas, camisas color naranja. Aún guardo una que me
regalaron. Era una tarea agobiante el rescate humanitario en esos años
del gran éxodo de los 90.
Emboscada
Sin embargo, los hermanos Castro, tenían un plan contra la Organización
Hermanos al Rescate, que les estaba molestando, con llamados de
aperturas democráticas y lanzamientos de panfletos con copias de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Fidel y Raúl Castro
pensaron, fraguaron y ejecutaron el plan de tender una trampa al grupo
para derribar las pequeñas avionetas, en otro de los crímenes que algún
día tendrán que pagar.
Este 24 de febrero, el exilio cubano conmemora el décimo octavo
aniversario del derribo. Fueron alcanzadas dos avionetas desarmadas. La
masacre se la encargaron a aviones de guerra MiG de la Fuerza Aérea cubana.
Raúl Castro
Hoy uno de estos aviones de caza MIG tiene dos estrellas rojas en su
fuselaje, concedidas por el régimen cubano en premio y reconocimiento
por la victoria de haber derribado las dos indefensas avionetas
El gobernante Raúl Castro, fue quien planificó y ordenó el derribo de
las dos avionetas. Una grabación inédita con su propia voz, así lo
confirmó: "Yo decía que traten de tumbarlos arriba del territorio, pero
ellos entraban en La Habana y se iban ….
"Claro -sigue diciendo Raúl Castro- con un cohetazo de esos,
avión-avión, lo que viene para abajo es una bola de fuego y que va a
caer arriba de la ciudad…".
"Bueno, túmbenlos en el mar cuando se aparezcan; si no, consulten los
que tienen las facultades".
Luego hay otra grabación de 11 minutos y 32 segundos que registra una
conversación en la sede provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC)
en Holguín y confirma el reconocimiento por parte Raúl Castro de haber
organizado y dado la orden de ejecutar los derribos.
El encuentro se celebró el 21 de junio de 1996 con la participación de
funcionarios gubernamentales y periodistas de la cadena nacional Radio
Rebelde. La charla con los periodistas, a quien en dos ocasiones Castro
advierte que "no publiquen nada de esto", fue grabada por personal
técnico de Radio Rebelde. Esa fuente hizo llegar una copia desde Cuba a
El Nuevo Herald a través de la agencia Nueva Prensa Cubana, con sede en
Miami.
Las declaraciones de Castro tuvieron lugar pocos días antes de que se
conociera públicamente un informe de la Organización Internacional de
Aviación Civil de Naciones Unidas (OACI), el cual confirmó que las dos
avionetas Cessna C-337 fueron abatidas en aguas internacionales por
cazas MiG de la fuerza aérea cubana. El régimen castrista siempre
sostuvo que las avionetas fueron abatidas dentro de las 12 millas que
demarcan sus aguas territoriales. Las conclusiones de la OACI tomaron en
cuenta los documentos aportados por ambos países, así como las
posiciones marítimas del crucero Majesty of the Seas y del barco
pesquero Tri-Liner, cuyos respectivos tripulantes presenciaron la
destrucción de las avionetas.
Aunque la luz verde para actuar contra las avionetas siempre se atribuyó
a Fidel Castro tras sus confesiones al periodista Dan Rather para la
cadena televisiva CBS, en julio de 1996, la grabación apunta
directamente a que Raúl Castro tuvo en sus manos la planificación y la
orden del derribo. Todo indica que la decisión se tomó premeditadamente
durante una reunión con altos mandos militares el 13 de enero de 1996,
fecha en que aviones de Hermanos al Rescate violaron el espacio aéreo
cubano y lanzaron proclamas sobre La Habana. "Yo aclaré que [la
decisión] había que descentralizarla si queremos que jugara su papel, y
a cinco generales se les dio las facultades", explica en la grabación
Raúl Castro. "Ellos [Hermanos al Rescate] iban a ir incrementando esto y
no se tuvo más remedio que tomar esta decisión".
Hasta el momento, el Crimen de las Avionetas no ha tenido castigo. En
los hogares enlutados de cuatro familias faltan hijos excelentes que
tenían un futuro brillante y podrían haber formado sus propias familias.
Son cuatro mártires que se suman a otros miles, destruidos por un
régimen sangriento que no conoce la piedad y para quien la Justicia se
está demorando demasiado.
Source: El derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate: un año más,
de un crimen sin castigo - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/530b228a3a682e026010f307#.Uws33PldXg8
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