Una cueva irreductible
Martes, Octubre 29, 2013 | Por Reinaldo Emilio Cosano Alén
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org - Miles de compradores
obstruyen la avenida principal y calles accesorias diariamente en busca
de artículos que no encuentran en otra parte. O demasiado caros. Mercado
con características únicas afincado en el municipio habanero San Miguel
del Padrón.
Llegan a La Cuevita -trasunto de mercado mayorista- hasta de provincias
más lejanas para comprar a buen precio y revender. Mercado mayorista que
Papá Estado prometió a los trabajadores independientes pero no cumplió.
Maikel Rodríguez, de Regla, preguntó si el balde de plástico era fuerte.
El vendedor lanzó el cubo gomoso contra el pavimento mientras decía ante
miradas atónitas: "¡Este cubo no se rompe y más barato que los del
estado, enseguida se rompen!" Sorprendente propaganda.
Cubos y muchos otros artículos de plástico, madera, hojalata, aluminio,
piezas de autos, motos, lavadoras, artículos, perfumería, alimentos
enlatados, vinos, salen de fabriquitas generalmente clandestinas o son
de importación.
María Mir, de Guanabo, necesitaba perchas la para la ropa de su
nietecito. "No hay en ninguna tienda de La Habana. Las encontré en La
Cuevita, más baratas, de mejor calidad, en muchos diseños y colores ¡tan
bien imitadas que ni los chinos! Quedé impresionada por la cantidad de
personas, mucho más que en el bulevar de Obispo, en La Habana Vieja,
hasta extranjeros. Sobre la procedencia de algunas cosas, mejor no
averiguar. Noté gran compenetración entre vendedores. Si alguno no tiene
lo que buscas te indican a cuál dirigirte. O encargarlo para otro día.
¡Y qué cortesía, buenos modales! ¡Da gusto! La generalidad de
trabajadores estatales no tienen tan buen trato".
La Alarma se dispara al grito "¡Agua! ¡Agua!" Cada negocio, vivienda,
recoveco, zaguán, pasadizo, túnel por donde escapar de inspectores y
policías o esconder mercancías non sancta se convierte en catacumba romana.
La Cuevita es un mercado tolerado porque el gobierno no lo ha podido
exterminar. Muchos poseen licencia, otros venden escondidos. La policía
les tiende cercos, inspectores registran, multan, decomisan. Parece
magia con qué prontitud recogen las mercancías en sus grandes gusanos
(bolsos) y desaparecen. Si los detienen suelen comentar entre ellos:
"¡Esperemos a que baje la marea para volver!" Estos "merolicos" (nombre
tomado de una teleserie mexicana) viven de susto en susto y no siempre
se libran del azote de policías e inspectores extorsionadores. "No
quisiéramos evadir el fisco, pero no tenemos fondos para compra y
revender, pagar impuestos, enfrentar a inspectores corruptos".
El profesor Carlos Ortega, de Alamar, ahora trabajador particular,
opina: "Los cuentapropista de La Cuevita tienen sorprendente
organización. Todos se ayudan. Es admirable cómo crearon un mercado
autónomo y se mantienen con buenos precios y surtido a pesar de las
cacerías. La Cuevita es modelo de economía de mercado a escala
liliputiense. Presenta los fundamentos de competencia y economía liberal
desaparecidos en 1958. Me atrevo a comparar a La Cuevita con el espíritu
industrioso de las comunidades judías. Llevan el comercio en la sangre y
así crearon su país".
Me acerco a una mesa con cintos, carteras, chalecos, mochilas grandes,
suvenires, de piel. El vendedor pondera virtudes de su mercancía, habla
seguido para no darme chance a mirar al puesto al lado también con
artículos de piel. Palpo un cinturón. "¡Es de cerdo!", explica y hace un
guiño de inteligencia. Con tono cómplice añade: "Los verdaderos de cuero
de res los escondo cerca. Cuestan un poquito más, pero duran muchísimo.
Tenemos estrictamente prohibido confeccionar y vender artículos de piel
vacuna. ¿Ve? Ni podemos comer un bistec, ni tomar leche, ni usar un buen
cinturón".
"La mayoría nació y vive en ese barrio marginal con más de medio siglo
dedicado a mercadear. Aprenden el oficio desde niños. Llevan el comercio
en la sangre. Hay que ir a La Cuevita para apreciar cuánto han logrado a
través de los años a pesar de persecuciones, operativos militares,
decomisos. El gobierno no ha podido eliminar el centro comercial
informal más grande de Cuba", afirma Ortega.
¡La Cuevita es irreductible!
(Fin)
cosanoalen@yahoo.com
Source: "Una cueva irreductible | Cubanet" -
http://www.cubanet.org/?p=52061
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