Viernes, Marzo 16, 2012 | Por Aini Martín Valero
LA HABANA, Cuba, marzo (Agencias, Aini Martín Valero, PD)
www.cubanet.org – Los 13 opositores que fueron desalojados el jueves por
la noche del Santuario y Basílica Menor de Nuestra Señora de la Caridad,
en la capital cubana, denunciaron que el operativo lo realizaron "la
policía política y brigadas antimotines", que los "golpearon y los
arrastraron".
Lo relatado por los ocupantes del templo difiere de la versión ofrecida
por el Arzobispado de La Habana, que confirmó en una nota de prensa
firmada por su portavoz, Orlando Márquez, que el desalojo se produjo
después de que el cardenal Jaime Ortega pidiera a las autoridades que
"invitaran" a los ocupantes a "abandonar" el templo. El comunicado
señala que "la acción de poner fin a la ocupación (…) duró menos de diez
minutos".
"Los trece ocupantes fueron invitados a salir del templo y no ofrecieron
resistencia. Los agentes que ejecutaron la operación habían asegurado a
la Iglesia que no portarían armas, que trasladarían inicialmente a las
trece personas a una unidad policial y que después los llevarían a sus
casas. Igualmente aseguraron que no serían procesados por este hecho",
dijo la Iglesia en su nota, publicada por el diario Granma, órgano del
Partido Comunista.
Pero Vladimir Calderón Frías, director ejecutivo del Partido Republicano
de Cuba (PRC) y uno de los desalojados declaró a Cubanet: "Nos sacaron a
la fuerza ayer a las nueve de la noche", aseguró.
"El párroco de la Iglesia de La Caridad y el monseñor Suárez Polcarí nos
dijeron que venía un funcionario del gobierno a dialogar con nosotros y
cuando abrieron las puertas del santuario, era la Seguridad del Estado.
Eran como 22, incluyendo mujeres. Les torcieron el brazo a algunas
personas. Nos montaron en una guagua, nos llevaron a la estación
policial de Infanta y Amenidad, nos tomaron muestras de cabellos,
huellas dactilares, muestra de orina, nos sacaron fotos y de ahí nos
montaron nuevamente en el ómnibus y nos llevaron para Villa Marista",
agregó Calderón Frías.
Otro miembro del grupo, Roniel Valentín Aguillón, dijo que en la
estación de policía les hicieron "miles de pruebas, como si fuéramos
asesinos. Nos tomaron huellas, nos cortaron pelo, tomaron muestras de
orine, nos pesaron, nos tiraron fotos", cogieron muestras "de sudor de
las partes de uno, a las mujeres las desnudaron", denunció.
Los opositores se habían encerrado en el templo para pedir que el papa
Benedicto XVI intercediera durante su próximo viaje a Cuba para que sus
demandas políticas fueran escuchadas.
En una entrevista concedida a Cubanet el jueves, Calderón Frías indicó:
"Nuestras demandas son de corte social, con el objetivo de que la
Iglesia las haga llegar al Gobierno. Estas son: Libertad para los presos
políticos, cese la represión contra los opositores al régimen, libertad
de movimiento, libertad de asociación, libertad económica, acceso a la
propiedad privada, acceso a Internet, aumentos de salarios, alimentos
para los niños y también proponemos un diálogo entre el Gobierno y la
oposición".
La Iglesia cubana había criticado duramente la acción de los disidentes
en un comunicado, que calificó de "acto ilegítimo e irresponsable". Con
el desalojo del jueves en la noche se dio por terminado el asunto. "Se
pone fin así, a una crisis que no debió nunca producirse. La Iglesia
confía que hechos semejantes no se repitan y que la armonía que todos
anhelamos pueda realmente alcanzarse", concluyó el mensaje del
Arzobispado que se emitió tras el operativo policial.
La ocupación de la iglesia habanera por el grupo del PRC tomó por
sorpresa a la disidencia en la isla, que ha reaccionado de forma
divergente sobre los sucesos.
"Respetamos el accionar de esas personas (…) pero no es la línea de las
Damas de Blanco", dijo el jueves a la Agencia France Presse Berta Soler,
la líder de ese grupo.
"No estamos de acuerdo con que se tomen instituciones religiosas, no es
lugar adecuado para ese tipo de pronunciamiento", declaró el ex
prisionero político José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de
Cuba. No obstante consideró que detrás de la protesta había "también
responsabilidad de la Iglesia, por descuidar su labor en defensa de los
oprimidos", en declaraciones que reprodujo Diario de Cuba.
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