Menos expectativas que cuando la visita de Juan Pablo II
Natasha Vázquez
La Habana / corresponsal 25 de marzo de 2012 06:00
«Que el mundo se abra a Cuba y Cuba se abra al mundo», pedía Juan Pablo
II en su encuentro con la isla en 1998. Mucho ha llovido desde entonces,
y los cubanos se aprestan a una nueva visita papal, corteses, pero sin
el entusiasmo de la novedad. «Somos un pueblo muy hospitalario y lo
recibiremos con cariño, pero para nosotros no significa ningún cambio»,
dice Rosendo Álvarez, de 58 años, mientras camina por la plaza de la
Revolución de La Habana, donde se está levantando la tribuna para la
misa que ofrecerá Benedicto XVI. «Las expectativas que tuvimos la vez
pasada se quedaron ahí», dice.
Lo cierto es que tras décadas de enfrentamiento entre el Gobierno y la
Iglesia, que un papa visitara Cuba por primera vez en su historia era un
claro signo de que las cosas iban cambiando. «Ahora los religiosos
pueden ser militantes del partido [comunista] y el 25 de diciembre es
festivo. La Iglesia también tiene más protagonismo en lo que ocurre en
el país y ha sido mediadora en varios conflictos», afirma el católico
Eduardo Rey.
Otros, como Mariana Feijoo, muestran su alegría por la visita. «Tenemos
que agradecerle a su santidad que venga a ver a nuestra patrona, la
Virgen de la Caridad del Cobre», expresa.
Con la paradoja de que una gran parte de los cubanos se consideran
creyentes y veneran a esta Virgen, pero solo un 10 % de la población son
católicos, el interés por la visita rebasa los motivos religiosos.
«Pienso ir a la plaza a verlo el lunes pues es un acontecimiento
histórico», dice el estudiante Yosniel Pereira.
Vestida de blanco y con sus collares de colores, la santera Consuelo
Hernández se lamenta de no vivir cerca. «Ese día el transporte debe
estar más malo que nunca, si no, claro que iba».
Y es que para los seguidores de la religión yoruba, la más extendida
entre los cubanos, los símbolos católicos tienen sus propios
significados, en un proceso de sincretismo que se desarrolló a lo largo
de la historia. Sin embargo, hasta el momento no está previsto un encuentro.
A pesar de la controversia generada en sectores de la disidencia que ven
en la visita un respaldo al régimen, está prevista la llegada de cientos
de miles de peregrinos, entre ellos muchos exiliados cubanos en Estados
Unidos.
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