Saturday, August 6, 2011

CORREA AL BANQUILLO

CORREA AL BANQUILLO
06-08-2011.
Carlos Alberto Montaner
Escritor, Periodista, Presidente de la Unión Liberal Cubana

(www.miscelaneasdecuba.net).- Me temo que Rafael Correa, el presidente
de Ecuador, ha abierto la caja de los truenos. El juicio contra el
periódico El Universo y su rencoroso empeño en encarcelar al periodista
Emilio Palacio y a los directores de ese diario acabarán por convertirlo
a él en reo de esos mismos delitos cuando cambien las tornas. Hoy el
presidente Correa en gran medida controla el poder judicial, pero en
América Latina, y especialmente en Ecuador, ése es casi siempre un
fenómeno pasajero.

En el futuro, llegará al gobierno un grupo adversario de personas
agraviadas por él que acaso podrán probar con relativa facilidad que
Correa los injurió pública y notoriamente, los acusó sin pruebas de
delitos inexistentes, y, además, prevaricó y violó las leyes que regulan
la independencia de los jueces, delitos todos extremadamente graves que
pudiesen acarrearle una multa millonaria y largos años tras las rejas.
Es muy sencillo: quien utiliza los tribunales para reñir sus batallas
políticas, inevitablemente acabará siendo víctima de sus propias tácticas.

Por lo pronto, es muy probable que el Inter American Institute for
Democracy lo demande ante diversos tribunales por calumnia reiterada.
Una de las consecuencias de internet y de la globalización es ésa: los
delitos de injuria y calumnia divulgados por ese medio y por la
televisión internacional dejan de ser locales. La jurisprudencia ya
comienza a ser diáfana: cuando un jefe de gobierno y una institución
oficial cometen esos delitos y utilizan para difundirlos canales
internacionales de comunicación, la querella puede ser interpuesta en
cualquier sitio. Por ejemplo, ante tribunales imparciales que no están
al alcance de la influencia de quienes han cometido esas graves faltas.

Los hechos ocurrieron de esta manera: el 23 de septiembre del 2010, el
Inter American Institute for Democracy, como antes había hecho con otros
exgobernantes, invitó al expresidente Lucio Gutiérrez a dictar una
charla en Miami en colaboración con una de las grandes universidades de
la ciudad. Dicha conferencia, que fue abierta al público y a la prensa,
fue filmada y colocada en internet, como es habitual en los actos que
organiza esta institución.

Gutiérrez, en esa oportunidad, fue muy crítico con el gobierno de Correa
y habló del descontento de las Fuerzas Armadas con el joven presidente.
No dijo nada, por cierto, que no hubiera expresado antes docenas de
veces en Ecuador.

Una semana más tarde, el 30 de septiembre, se produjo en Ecuador una
lamentable revuelta de la policía motivada por unas disputas salariales.
El episodio, que no debió pasar de ese punto, tomó otro cariz cuando el
presidente Correa se enfrentó personalmente a los amotinados y acabó
retenido por ellos en un hospital de donde lo sacó un comando del
ejército en una operación violenta que le costó la vida a varias personas.

Y es a partir de ese punto donde el presidente Correa y otros
funcionarios de su gobierno comienzan a calumniar al IAID y a sus
directivos, acusándolos de una supuesta conspiración para derrocar al
gobierno en complicidad con Gutiérrez –es decir, imputándoles falsamente
un grave delito--, extremo que la institución y sus representantes
negaron con vehemencia.

Poco después, tras dar tiempo para que se serenara la situación y el
gobierno ecuatoriano tuviera toda la información a su alcance, el
presidente de IAID, el profesor Guillermo Lousteau, un jurista
prestigioso, le escribió una carta pública al presidente Correa
pidiéndole que se retractara de esa peligrosa acusación o que la
probara. Correa ignoró la carta y algunos de sus portavoces redoblaron
la campaña de calumnias.

Es una pena. Ante ese nivel de contumacia sólo queda la vía penal, ahora
reforzada por la propia actuación de Correa contra D. Emilio Palacio y
El Universo. El precedente es perfecto: si la honra del presidente de
los ecuatorianos vale ochenta millones de dólares por una supuesta
injuria (que el autor desmiente y, en todo caso, estuvo dispuesto a
rectificar), y si se lava con la prisión de quienes, según él, lo han
ofendido, ¿cuánto vale la honra de los directivos del IAID y cuánto
tiempo debe pasar en la cárcel el señor Correa por la fabricación por
parte de su gobierno de una conspiración que no existió, de un golpe que
no fue y de unos hechos con los que absolutamente ningún directivo de la
institución norteamericana tuvieron la menor relación?

Eso es lo que se ventilará en los tribunales. Ya sabemos cómo actúa el
presidente Correa cuando demanda en un medio que domina. Veremos qué
sucede cuando es demandado ante jueces imparciales.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=33204

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