¿Cambios en la política migratoria?
Habrá que recibir con cautela la nueva política migratoria, pero con la
esperanza de que Cuba no siga siendo destruida y empujada a la involución
Miriam Leiva, La Habana | 05/08/2011
Raúl Castro, al clausurar el VII Período de Sesiones de la Asamblea
Nacional del Poder Popular el 1 de agosto anunció cambios en la política
migratoria. Fue conciso, pero claro, por lo que no cabía la
interpretación de que la flexibilización implicará fundamentalmente
eliminar los permisos de salida a los cubanos. Erradicar la llamada
"tarjeta blanca" parece un empeño imposible dentro de un estado
totalitario. Sin embargo, sus palabras tienen importancia para la
posible participación de los cubanos residentes en el extranjero dentro
la sociedad nacional.
No es la primera vez que autoridades cubanas dan señales de cambiar la
prohibición que viola el Artículo 13 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, referido a la salida y regreso al país propio. En
1989-1991 hubo expresiones al respecto hacia el exterior; Carlos Aldana,
miembro del Buro Político y el Secretariado, en una entrevista a la
revista española Cambio 16 dio por sentado que pronto habría una
legislación permitiendo el libre movimiento. Eso fue tan defenestrado
como el mismo dirigente.
Pero ahora sí es la primera ocasión en que la máxima autoridad aborda el
asunto para conocimiento de la población, con detalles que no dejan
mucho margen a las ilusiones de que la apertura a los cubanos será muy
limitada, posiblemente solo algunas variaciones en el férreo control
existente para propiciar la reunificación familiar o casos de enfermedad
y otros muy puntuales. Al respecto señaló: "Como es lógico, la
flexibilización de la política migratoria tendrá en cuenta el derecho
del Estado revolucionario a defenderse de los planes injerencistas y
subversivos del gobierno norteamericano y sus aliados y al propio
tiempo, se incluirán contramedidas razonables para preservar el capital
humano creado por la Revolución frente al robo de talentos que aplican
los poderosos".
De las palabras del Presidente se desprende que cualquier signo de
opiniones diferentes, englobadas en el acusatorio sustantivo
"contrarrevolución", continuarán utilizándose para procurar reprimir y
mantener callados los criterios propios, e imponer la tranquilidad
ciudadana a la espera de recibir el ansiado permiso de salida, que
lamentablemente los cubanos, sobre todo los jóvenes, encuentran como
única "salida" a la falta de oportunidades y futuro en nuestro país.
También continuarían las prolongadas esperas de los especialistas, que
si tuvieran otras condiciones podrían viajar al exterior para ampliar
sus conocimientos o mejorar sus condiciones económicas y regresar a
abrir sus consultas médicas, escuelas y otras actividades privadas, así
como contribuir con instituciones universitarias, de investigación,
industrias, cultura y deportes.
No obstante, parece que la crisis general existente en Cuba, y las
inmensas dificultades del partido-gobierno para despertar la economía,
urgentemente requerida de producción, pero también de inversiones, está
propiciando abrir puertecitas en la "fortaleza auto-sitiada". El General
expresó: "Nos encontramos trabajando para instrumentar la actualización
de la política migratoria vigente, en función de lo cual se ha venido
avanzando en la reformulación y elaboración de un conjunto de normativas
reguladoras en esta esfera, ajustándolas a las condiciones del presente
y el futuro previsible. Damos este paso como contribución al incremento
de los vínculos de la nación con la comunidad de emigrantes, cuya
composición ha variado radicalmente con relación a las décadas iniciales
de la Revolución… Hoy los emigrantes cubanos en su aplastante mayoría lo
son por razones económicas… Lo cierto es que casi todos preservan su
amor por la familia y la patria que los vio nacer y manifiestan de
diferentes formas solidaridad hacia sus compatriotas".
El énfasis en el cambio en la estructura de la emigración parece
responder a la necesidad de justificar los pasos que se darán,
despolitizando las motivaciones de salida de unos 2 millones de cubanos
y como soporte a las posibilidades de inversión dentro del país, ya sea
a través de empresas mixtas con el Gobierno, créditos a particulares o
con permisos a los familiares para utilizar las remesas en el fomento
del cuentapropismo, que pudiera implicar la creación de pequeñas y
medianas empresas (PYMES). Diversas modalidades se han utilizado por
países con emigrantes y contribuido a impulsar las economías de los
actuales países emergentes y otros, conjuntamente con sacar de la
pobreza y convertir en emprendedores ciudadanos a millones de personas.
Indudablemente, no basta con las promesas del Gobierno cubano, sino que
tiene que ofrecer garantías, mediante una legislación, que contemple
igualmente los derechos de los nacionales para invertir en negocios
privados. Esto implica no solo leyes específicas, sino cambios en la
Constitución. Si bien el Presidente lleva a recordar ejercicios
esporádicos en las diversas décadas de esta revolución dilatada, como
los diversos diálogos y encuentros de "La Nación y la Emigración",
fundamentalmente con residentes en Estados Unidos, ahora en Cuba se vive
una etapa muy compleja y la situación económica es muy agónica.
Este podría ser el inicio del encuentro real entre los cubanos, que
repercuta paulatinamente en el levantamiento de las "prohibiciones
absurdas" a los encerrados en el gran caimán. Habrá que recibir con
cautela la nueva política migratoria, pero con la esperanza de que Cuba
no siga siendo destruida y empujada a la involución. Tenemos derechos
todos a ser ciudadanos activos del Siglo XXI.
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/cambios-en-la-politica-migratoria-266469
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