"inventar" acusaciones
Simone Pini tacha el caso de "historia paradójica y surrealista" debido
al "mal trabajo realizado por el Departamento Técnico de Investigaciones
(DTI) de Bayamo
Joan Antoni Guerrero / Especial martinoticias.com 10 de julio de 2011
"Quisiera saber porqué existen policías en este país que pueden inventar
un crimen así, involucrando a tantas personas y extranjeros que no
estaban en Cuba y nadie nos hace caso, habiéndolo incluso denunciado
ante el Consejo de Estado"
Simone Pini, uno de los tres italianos encarcelados por la muerte de la
joven cubana de 12 años en Bayamo, ha acusado por escrito a las
autoridades cubanas de haber "inventado" las circunstancias del crimen
por el que está preso en Cuba desde hace un año y sin que se haya
celebrado todavía el juicio. Hasta el momento lo que se conoce del caso
es que la joven víctima del suceso, cuyo cuerpo apareció enterrado en
las proximidades de Bayamo, habría muerto por el efecto de las drogas
que se le habrían suministrado en el marco de una fiesta el 14 de mayo
de 2010. A Pini se le acusa de haber conducido el coche con el que
habrían trasladado el cuerpo de la víctima para deshacerse de él en los
alrededores de Bayamo.
En su largo testimonio, al que ha tenido acceso martinoticias.com, Pini
asegura que las autoridades cubanas "cometieron y aún están cometiendo
contra mi persona numerosas injusticias" basándose, según el reo, "en
historias inventadas sin ningún fundamento ni prueba". Asimismo, el
italiano tacha el caso de "historia paradójica y surrealista" debido al
"mal trabajo realizado por el Departamento Técnico de Investigaciones
(DTI) de Bayamo", al que acusa de no cumplir su función de investigar
los hechos y la verdad.
Pini, que se declara militante comunista, niega cualquier relación con
lo sucedido en Bayamo y reitera que en la fecha del suceso se encontraba
en Italia. Después del 2003 pasó temporadas en la Isla, donde se casó
con una cubana en 2004 con la que tiene un hijo. Detenido el 30 de junio
del 2010 en Bayamo, más de un mes después de sucedidos los hechos y en
un momento en que en la zona había una intensa búsqueda policial, Pini
sostiene ahora ser víctima de "fabricaciones de delitos graves" por
parte de las autoridades de la Isla y cree que es la cabeza de turco con
la que la policía intenta cerrar un caso que no sabe cómo resolver.
"Con el desespero de solucionar un caso que para ellos es algo difícil
de solucionar, pues al parecer no están lo suficientemente capacitados,
me han querido involucrar en un delito ocurrido el 14 de mayo de 2010,
día que estaba tranquilamente en mi país con mi familia", señala Pini.
El italiano insiste en que llegó a Cuba el 25 de mayo, diez días después
de ocurridos los hechos, y manifiesta que existen pruebas de eso, como
sería la documentación del billete emitido por la estatal Cubana de
Aviación, así como el sello de entrada en el aeropuerto cubano.
Pini afirma haber sido víctima de presiones, malos tratos y abusos en
los interrogatorios para que confesara contra su voluntad que
efectivamente había estado en la fiesta del 14 de mayo donde
presuntamente falleció la adolescente.
"Querían que admitiera que había entrado a Cuba con otra documentación,
que había vivido clandestino, que participé en el hecho, que me fui
sobornado y que regresé legal el día 25 de mayo", revela Pini en su
testimonio escrito desde la cárcel de Combinado del Este. En otro
momento, el italiano señala que las autoridades le informan de que han
pedido una investigación a la Interpol sobre su persona y que este
organismo internacional les habría asegurado que no se encontraba en
Italia el 14 de mayo, contrariamente a lo que él defiende.
Las irregularidades que denuncia Pini incluyen también la firma de actas
y declaraciones falsas, algo a lo que habría accedido él mismo a causa
de la coacción policial y la manipulación psicológica, (se le prometió
la liberación si admitía ciertos extremos del relato policial).
"Todo era una historia ya bien pensada, todo estaba programado y escrito
por ellos, una historia en la que un investigador mediocre se hubiera
dado cuenta de que yo no sabía nada sobre el asunto y que no era posible
que hubiera estado allí", afirma. Los policías querían que admitiera
haber conducido el coche con el cual se habría trasladado el cuerpo de
la víctima tras su muerte.
En la primera detención, las autoridades le explicaron que había un
grupo de diez personas que lo acusaban y lo relacionaban con el crimen.
Entre estas personas se encontraban el italiano Angelo Malavasi o el
propietario de la casa donde presuntamente ocurrieron los hechos, Luis
Carlos. Todos ellos admitieron sus denuncias ante un Pini que no podía
salir de su asombro al ver cómo personas conocidas lo acusaban y cómo
otras -que asegura no haber visto nunca en su vida- lo acusaban también
de múltiples delitos.
"Yo nunca en mi vida he participado en tales actividades, no nos
conocíamos ni entre nosotros mismos", afirma el italiano, para quien "la
violencia psicológica, el terror, la mentira y las amenazas eran el pan
cotidiano" de las autoridades policiales con los que se entrevistó. "Uno
estaba allí indefenso ante tantas acusaciones innobles y falsas, sin
ningún modo de defensa".
En otro momento de su relato, Pini cuenta como, con posterioridad, los
conocidos que habían declarado contra él admitieron haberlo hecho bajo
presiones y amenazas. El italiano Malavasi lo hizo porque le habían
prometido ser liberado si lo hacía y Luis Carlos porque lo habrían
amenazado con encarcelar a su mujer. Según Pini, Luis Carlos, desde su
celda en el centro de detención en Bayamo confesó a gritos que había
mentido en su declaración. "Una mañana sentimos gritos, era Luis Carlos.
Me puse con las orejas donde el hueco de la puerta y pude entender lo
que gritaba. Decía que toda esta historia era falsa y que él no sabía
nada del hecho", escribe Pini.
El reo asegura haber escrito cartas tanto a Fidel como a Raúl Castro
para denunciar su situación ya que no solamente está preso sin que se
haya celebrado juicio sino porque además no tiene medios para pagarse un
abogado. En la primera detención denuncia haber sido víctima de "un robo
legalizado" por parte de las autoridades policiales, que le quitaron
"3.100 euros en efectivo, 540 CUC, 250 pesos en moneda nacional, una
cámara fotográfica, gafas, cintos, pulóveres y relojes sin marca traídos
de Italia".
En un acto desesperado por su situación, Pini ha hecho llegar su
testimonio a la bloguera Yoani Sánchez porque, según dice, "quisiera
saber porqué existen policías en este país que pueden inventar un crimen
así, involucrando a tantas personas y extranjeros que no estaban en Cuba
y nadie nos hace caso, habiéndolo incluso denunciado ante el Consejo de
Estado".
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