Tuesday, March 16, 2010

En Cuba, la represión no tiene límites

En Cuba, la represión no tiene límites
Lunes 15 de Marzo de 2010 22:40 Mary Simón, Ginebra

Dos años después de su excarcelación, el ex prisionero de conciencia
Alejandro González Raga no tiene dudas de que "el régimen no merece una
lágrima ni una víctima más ".

Raga conversa con DIARIO DE CUBA acerca de la muerte de Orlando Zapata
Tamayo y del recurso de huelga empleado ahora por otros disidentes y ex
prisioneros políticos, como Guillermo Fariñas.

"Es innegable que la muerte de Zapata ha provocado la movilización de la
opinión pública internacional; han sido muchos los países que han
reaccionado". Sin embargo, "resulta muy triste que haya tenido que
suceder esto para que exista ese despertar" de la comunidad internacional.

Este periodista —apresado durante la llamada Primavera Negra de 2003—,
quien cumplió cinco de los 14 años de privación de libertad a que fue
sentenciado por disentir del esquema dictatorial de los hermanos Castro,
se hallaba ayer en Ginebra, en el Palacio de las Naciones, donde sesiona
la 13ª sesión del flamante Consejo de Derechos Humanos.

Al CDH vino Raga con la convicción de que las denuncias sobre las
violaciones a los derechos humanos en la isla son necesarias, aún cuando
no tengan el eco esperado.

Miembro del Movimiento Cristiano Liberación —desterrado a España en
2008—, Raga fue uno de los gestores del Proyecto Varela. Ahora tiene la
certeza de que el régimen dejará morir a Fariñas, al igual que abandonó
a Zapata Tamayo.

En ese sentido, cree que habrá un antes y un después de la muerte de
Orlando Zapata, tanto en las reacciones de los gobernantes de países
democráticos como en la propia oposición y en el pueblo cubano. Para él,
los gobiernos democráticos tienen el compromiso moral de exigirle al
régimen que respete los derechos humanos y que libere también a los
prisioneros políticos, en la actualidad unos 200.

"La noticia [de la muerte de Zapata] ha burlado la censura y ha llegado
a la población. Se les ha escapado a los censores. Y la gente dice 'pero
cómo es posible que esto haya pasado', porque la gente sabe cómo
funciona en Cuba la represión, como son sus mecanismos… Pero esta
noticia ha trascendido y ha recorrido la isla. Y ahora la gente empieza
a reaccionar de una manera distinta".

Hay quienes se preguntan si el régimen habría empezado a cambiar… pero
Alejandro González Raga asegura que "no, el gobierno no ha empezado a
cambiar, el que ha empezado a cambiar es el pueblo".

"Yo creo que el régimen no merece una lágrima ni una víctima más de
todas las que han muerto ya. Lo de Zapata sucedió; esperemos que no
suceda lo mismo con Fariñas, esperemos que esto sirva de ejemplo y que
el pueblo empiece a moverse hacia la libertad, lo que en el fondo sería
la solución para todo este asunto".

Ante la posibilidad de más huelgas de hambre por parte de opositores,
Raga recalca que es una opción muy difícil, por la cual él nunca optó.

En su opinión, es un recurso que no se debe emplear, pues ninguno de los
que están presos debería de morir. "Ahora mismo —afirma— lo que
necesitamos es gente dispuesta, gente capaz de llevar adelante los cambios".

"No recomiendo a nadie que haga una huelga de hambre, ni la estimulo, ni
la apoyo. Entiéndase que apoyo al hermano que decida tomar cualquier
determinación. Yo respetaré siempre ese derecho a escoger su manera de
protestar. Ahora bien, no apruebo el que alguien se declare en huelga de
hambre y muera por eso".

La prisión, sus momentos más difíciles. Su libro.

Cinco años de encierro en las prisiones de Canaleta, en Ciego de Ávila,
en las tristemente conocidas de Kilo 8 y Kilo 7, vienen ahora a formar
parte de un libro testimonial, de lo que este periodista independiente
ha tenido que enfrentar para sobrevivir.

"El momento más difícil fue la noche del encierro", asegura Alejandro
González. "Es esa parte donde llegas a un sitio desconocido, donde no
hay nadie que te esté esperando. Y eso no se me olvidará jamás. Siempre
lo he dicho, ninguna experiencia en prisión es color de rosa. Todo es
traumático".

Sin embargo, asegura que el ser humano tiene esa magnífica capacidad de
adaptación para sobrevivir, y que tanto él como sus hermanos presos, no
han tenido más alternativa que adaptarse. Pero —insiste— la ruptura
familiar es muy triste, el abandono en que te encuentras aislado. En la
prisión no hay nada de lo que uno pueda sentirte orgulloso.

En sus declaraciones a DDC, González Raga dejó claro que el preso
político no sólo sufre las precariedades de la prisión, sino el mal
añadido de que, por ser un reo de conciencia, debe enfrentarse también a
la mala voluntad del carcelero, que es su enemigo político. "Entonces
—dice— la prisión se te convierte en algo realmente insostenible".

Alejandro González no cree —como se ha pretendido reflejar— que la
cárcel tenga la capacidad de anular la conciencia o el deseo político.
El régimen, eso sí, tiene la capacidad de aniquilar al ser humano, pero
eso es otra cosa.

El régimen puede silenciar, aniquilar a un preso, pero eso no significa
que el reo haya abandonado sus principios, o que haya claudicado.

Durante mucho tiempo el régimen ha utilizado su maquinaria informativa
contra los presos de conciencia; todo un ejército mediático con millones
de khtz, de horas de trasmisiones de radio, utilizado en contra de
personas que lo único que piden son derechos legalmente reconocidos en
todo el mundo, apunta González.

El libro —previsto para ser presentado hoy en Madrid— se inicia con la
pérdida de un amigo que intentaba salir de Cuba, y con numerosas
vivencias que forman parte de esa tragedia existencial que ha vivido el
pueblo cubano.

Después vendrá la experiencia de la cárcel, narrada a través de las
voces de presos políticos con los cuales convivió, partiendo del primer
año de encierro, en la prisión de Canaleta, y la estancia en Kilo 8 y
Kilo 7.

En general, expone Raga, "trato mi experiencia sin muchas aspiraciones
literarias. Es un relato llano de lo que me ha pasado".

Esta historia "es tan sólo mi pequeño aporte a ese gran libro que se
escribirá alguna vez", cuando Cuba sea libre.

Para este ex prisionero político, la mayor satisfacción de los años de
encierro fue el haber compartido espacio con compatriotas como Raúl
Rivero, Horacio Piña, Julio Valdés Guevara y Pedro Pablo Álvarez Ramos,
a quienes no conocía y con los que de manera espontánea creó un lazo
que los une más allá de la amistad.

El libro Pasión, Prisión y Destierro. Memorias de un prisionero político
cubano, se presentará en Madrid el martes 16 de marzo, en la Casa de
América, a las 12 pm. Además del autor, estarán en la mesa la Presidenta
de la Comunidad de Madrid, Doña Esperanza Aguirre, y el poeta y
periodista Raúl Rivero.

http://www.diariodecuba.net/cuba/81-cuba/726-en-cuba-la-represion-no-tiene-limites.html

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