Wednesday, September 23, 2015

Francisco y la dinastía

Editorial: Francisco y la dinastía
DDC | La Habana | 22 Sep 2015 - 6:07 pm.

Iglesia Católica Jaime Ortega Papa Francisco Seguridad del Estado
La visita del Papa a Cuba termina como un gesto de apoyo al régimen.

El primer discurso del papa Francisco a su llegada a La Habana fue,
utilizando una frase de José Martí, a favor del diálogo y del encuentro,
y en contra de las dinastías y los grupos. Sin embargo, a pesar de esa
voluntad manifiesta, el Papa prefirió no encontrarse ni dialogar con
opositores al régimen. Su visita y reunión con Fidel Castro y familia
han sido un gesto de apoyo a la dinastía que manda en Cuba desde hace
más de medio siglo.

Desprovisto de cargos públicos y recluido en su mansión, Fidel Castro es
únicamente la fuente de legitimación de una dinastía. A esa fuente fue
el papa Francisco en servicio. En su homilía de la Basílica Menor del
Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre relacionó la labor
evangelizadora de la Iglesia con esa revolución devenida en dictadura,
para intentar aplacarla. "Nuestra revolución pasa por la ternura", dijo.

Auxiliado por un cardenal que negara la existencia de presos políticos
en el país, el Papa no encontró ni un minuto para los opositores y no
tuvo mención para las violaciones de derechos humanos. Desde antes de su
arribo a Cuba, su visita fue saludada con detenciones por parte de la
Seguridad del Estado y él no tuvo palabra en contra de ello. Y cuando la
Nunciatura Apostólica terminó por invitar a algunos opositores para
recibir a Su Santidad y cada uno de esos invitados fue detenido por
esbirros, tampoco esas intromisiones del régimen despertaron protesta o
denuncia del Papa.

Hablamos, por supuesto, de palabra pública, que es la que importa en
estos casos. Pues del mismo modo que el Papa ha intercedido entre los
gobiernos de Cuba y EEUU para el restablecimiento de relaciones, cae
sobre él la responsabilidad de interceder por el pueblo y la grey cubana
ante los desmanes del Estado. Pero Francisco ha callado ante las
violaciones y ha permitido que su visita a Cuba sirva de pretexto para
más violaciones todavía.

Si es cautela política lo que lo decidió a hacer silencio, si calló en
vista de lo que puede conseguirse en las relaciones entre Cuba y EEUU o
si calló para conseguir más espacio público para la Iglesia Católica en
Cuba, puede suponerse entonces cuánta indignidad podrá justificarse con
esas nuevas relaciones y puede también conjeturarse el papel que esa
iglesia tendrá en cuanto espacio en la educación o los medios le
permitan: el servicio, no a los cubanos, sino a los amos del país, a la
dinastía de los Castro.

Source: Editorial: Francisco y la dinastía | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1442938025_17080.html

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