Friday, September 18, 2015

17D - ¿Empoderar al ciudadano o al Estado?

17D: ¿Empoderar al ciudadano o al Estado?
JUAN ANTONIO BLANCO | Miami | 18 Sep 2015 - 9:51 am.

¿Es aconsejable continuar avanzando unilateralmente hacia el
levantamiento de las sanciones estadounidenses a la economía estatal
mientras el Gobierno cubano mantenga inalterable su bloqueo al sector no
estatal?

El loable propósito de "empoderar" a los cubanos —argumento público
central para justificar el giro iniciado el 17D— sigue tropezando con el
perverso bloqueo… del Estado cubano sobre los ciudadanos en la Isla. ¿No
sería ese un buen tema de conversación para los presidentes Obama y
Castro cuando se reúnan en la sede de Naciones Unidas, Nueva York, la
semana próxima?

Entre las primeras medidas del presidente Obama después del 17D (BBC
Mundo 1-16-2015) estaban las cuatro siguientes:

(Los que viajen) podrán llevar a Cuba hasta US$ 10.000 en remesas,
mientras ciertos bancos obtienen los permisos para procesarlas.
En particular, las (remesas) con fines humanitarios o sirvan para
desarrollar negocios privados, en general serán autorizadas sin límites.
Se autorizarán ciertos proyectos de microfinanciamiento y capacitación
profesional para negocios privados y operaciones de agricultura, así
como la importación de algunos productos y servicios fabricados por
empresarios independientes de la Isla.
Las nuevas medidas contemplan la exportación de productos a Cuba que
tengan como objetivo el de apoyar la actividad económica independiente,
mejorar las comunicaciones y fortalecer la sociedad civil.
En otras palabras, un viajero podría llevar a Cuba miles de dólares para
el desarrollo de empresas privadas, a las cuales puede apoyar también
con microcréditos y entrenamientos. Pueden igualmente exportarse a Cuba
aquellos insumos que esas empresas no estatales necesiten, apoyar el
desarrollo de sus comunicaciones e incluso importar a Estados Unidos sus
productos y servicios. En pocas palabras: el embargo al sector privado
emergente, en esencia, se ha levantado.

En teoría, esta apertura de Washington debería fortalecer la autonomía
económica de los ciudadanos, pero hasta ahora no ha sido así.

La Habana le ha dado la bienvenida al incremento del flujo de remesas y
visitantes estadounidenses, se ha beneficiado del efecto psicológico
colateral del 17D para reestructurar el monto y condiciones de su deuda
externa, ha logrado acceso a algunos nuevos créditos gubernamentales y
ha promovido una ofensiva de congresos en hoteles cinco estrellas para
publicitar las grandes oportunidades que tendrían las empresas
estadounidenses si finalmente se levantase el embargo a… las empresas
estatales.

Mientras tanto, el bloqueo del Estado cubano a la iniciativa privada
nacional continúa inalterable. Nadie toma nota de que este sector, en lo
esencial, no está ya sometido a las sanciones estadounidenses, pero
continúa bloqueado por el Estado cubano.

Ninguno de los restaurantes no estatales de los que, por ejemplo,
comenta la prensa internacional, existe legalmente porque no tienen
personalidad jurídica. Son operados sobre la base legal de una "licencia
para trabajar por cuenta propia", como "vendedor de alimentos" —uno de
los dos centenares de oficios autorizados a ejercer de forma privada.
Desde una perspectiva económica, el emprendedor (no "empresario")
nacional está acotado en un corralito de actividades secundarias. Sus
negocios no gozan de los privilegios fiscales que se extienden al
capital extranjero. Por otro lado, mientras se multiplican los
encuentros con corporaciones extranjeras se le sigue negando hasta ahora
cualquier espacio significativo a la diáspora en el desarrollo futuro
del país.

Todo el esfuerzo de promoción y cabildeo del Gobierno cubano está
focalizado en alcanzar el fin del embargo para el sector económico
estatal antes de que termine el mandato de Obama.

El Gobierno cubano no ha autorizado al sector no estatal de la economía
a establecer empresas mixtas o comerciar con Estados Unidos, no ha
permitido el establecimiento de una empresa importadora /exportadora a
ese fin, ni ha creado un mercado mayorista para los insumos que requiere
ese sector. No ha promovido una sola reunión para entusiasmar a
empresarios extranjeros a que desarrollen relaciones directas con el
sector nacional privado (si puede llamarse de ese modo, pese a las
restricciones legales). Tampoco ha aceptado la oferta de Google para
solucionar —de forma gratuita y en corto plazo— la baja conectividad a
internet de la Isla, ni ha aceptado el establecimiento de centros
comerciales para vender equipos de comunicaciones.

La única —excelente— excepción a esa situación ha sido el inicio de
operaciones en Cuba de la conocida empresa internacional Airbnb que
contacta directamente a aquellos que alquilan viviendas y los conecta
con el mercado externo. Lo demás básicamente permanece como si
viviésemos todavía el día 16 de diciembre.

Esta circunstancia —cualesquiera que sean las opiniones que se tengan
sobre el embargo– levanta nuevas interrogantes: ¿Es aconsejable
continuar avanzando unilateralmente hacia el levantamiento de las
sanciones estadounidenses a la economía estatal mientras el Gobierno
cubano mantenga inalterable su bloqueo al sector no estatal? Si el
Estado cubano logra librar sus empresas de las sanciones del embargo,
¿qué incentivo tendría para luego levantar su bloqueo sobre los
emprendedores nacionales?

Durante su visita a Cuba, el secretario de Estado John Kerry expresó que
difícilmente se avanzaría en el tema del levantamiento del embargo si La
Habana no comenzaba a dar pasos positivos en materia de derechos
humanos. Muy bien.

Valdría entonces la pena ser más explicito y directo con Raúl Castro en
este asunto: el Gobierno cubano no debería esperar nuevos avances
respecto al embargo estadounidense si antes no levanta su bloqueo al
derecho de los cubanos a buscar la felicidad desplegando a plenitud su
iniciativa individual.

Source: 17D: ¿Empoderar al ciudadano o al Estado? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1442523866_16984.html

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