Friday, December 9, 2016

'Santa y Andrés' y la 'intransigencia revolucionaria'

'Santa y Andrés' y la 'intransigencia revolucionaria'
PEDRO CAMPOS | La Habana | 9 de Diciembre de 2016 - 13:12 CET.

La decisión burocrática de no permitir la exhibición de la película
Santa y Andrés del realizador cubano Carlos Lechuga en la 38 edición del
Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana es muestra del
continuado predominio de la absurda y esquemática "intransigencia
revolucionaria" en los no tan nuevos parametradores de la cultura cubana.

La película va a llegar a la gente, más tarde o más temprano, con toda
su carga humana, no "contrarrevolucionaria", como quieren presentarla
los inquisidores de la reacción oficial, haciendo polvo la oposición de
la burocracia a la liberadora energía humana que subyace en todo cubano
y que "la revolución" ha tratado de aplastar, para mantener al pueblo
dividido y continuar la hegemonía de una casta que se ha creído con
poder para decidir sobre lo que deben hacer y pensar los demás. Y esa es
la causa real de la prohibición.

El filme libertario de Lechuga presenta, simplemente, cómo los
sentimientos y valores humanos de dos personas aparentemente tan
distintas y hasta opuestas, llegan a reconocerse y a romper con los
esquemas prediseñados por la política oficial, determinada por los
guardianes ideológico-culturales que pretenden barreras infranqueables
entre los "revolucionarios" y los "otros".

Con un "claro sentido del momento histórico" (acaba de fallecer el
paladín de la intransigencia revolucionaria), los custodios de la
anticultura reaccionaria instalada en la superestructura
"revolucionaria" argumentaron que el filme no sería presentado "para
defender a un pueblo y una gran causa".

Si la cinta defiende la libertad, la amistad, el amor y las relaciones
humanas por encima de las políticas e ideología, entonces estos nuevos
inquisidores entienden que el pueblo y esa gran causa, que no se define,
se contraponen a esos valores humanos universales. De donde se entiende
que su concepción de ese pueblo y de esa causa, no tiene nada que ver
con la que tienen los revolucionarios, demócratas y socialistas a través
de la historia y, en todo caso, se relaciona con la idea maniquea,
extremista, antidemocrática y maquiavélica que subestima y demoniza
todos esos valores humanos, por "subversivos" y no funcionales al
sistema totalitario.

No es nada nuevo. Ese ha sido el enfoque sectario presente en el
discurso "revolucionario" sobre las relaciones humanas e
interpersonales, para mantener la pueblo cubano fragmentado:
"revolucionarios/contrarrevolucionarios", "los de dentro/los de afuera",
"religiosos/ateos", "homosexuales/heterosexuales",
"habaneros/orientales", "cultos/incultos", "blancos/negros",
"viejos/jóvenes" y así por el estilo, procurando siempre mantener a la
gente enfrentada, todo por encima de los valores humanos.

Es la forma de hacer realidad aquella antiquísima estrategia del Imperio
Romano: divide y vencerás.

Es también la muestra de la indisposición oficial al diálogo de la
nación que tanto necesitamos.

Difícilmente Cuba pueda salir de la actual encrucijada si los enemigos
del diálogo, del encuentro humano, de la reconciliación entre los
cubanos, como estos inquisidores, perseguidores de revolucionarios,
adversarios o simples pensadores, siguen teniendo algún poder, por
cierto, otorgado a dedo.

Confío en que más temprano que tarde, Cuba se abrirá a la
democratización y entonces las ideas humanistas y libertarias que
defiende Santa y Andrés predominen entre los cubanos.

Source: 'Santa y Andrés' y la 'intransigencia revolucionaria' | Diario
de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cultura/1481264414_27283.html

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