Thursday, February 11, 2016

Una cubana va de tiendas

Una cubana va de tiendas
A María Elena le encanta visitar Walmart por internet, aunque no pueda
comprarse nada
jueves, febrero 11, 2016 | Iris Lourdes Gómez García

LA HABANA, Cuba.- De todos es conocida la predilección que sentimos las
mujeres por ir de tiendas. Incluso hay estudios que lo relacionan con la
emisión de sustancias químicas que atañen al placer que solo poseemos
las féminas, pues para la mayoría de los hombres acompañar a sus mujeres
en lo que para nosotras es tan grata tarea, constituye un verdadero
calvario.

A María Elena, tal vez por haber nacido en una casa de madera y desde el
año 1980 estar construyendo sin que se haya terminado todavía, lo que le
fascina de las tiendas es la parte de ferretería y electrodomésticos. La
ilusionan más los mosaicos y los azulejos que un par de zapatos, y un
set de cocina nuevecito más que un tinte de pelo. Aunque si tiene tiempo
y oportunidad, en un centro comercial lo mira todo.

Recientemente María Elena ha descubierto cómo ir de tiendas sin coger
guaguas, ni taxis, ni siquiera caminar. Tampoco se requiere acompañante
ni masculino ni femenino. El mundo entero a sus pies, a solo un clic de
distancia, con el uso de la Internet.

Lo que debería ser lo más común, para nosotros los cubanos es como el
agua tibia que hay que descubrir. Y no solo la propia existencia de las
tiendas sino lo que hay en ellas, con lo cual uno puede enterarse
incluso de qué es lo que ha estado necesitando pues con nuestro
desconocimiento del mundo moderno ni sabemos lo que existe y por tanto
lo que no tenemos.

Alguien le sugirió a María Elena que visitara la tienda Walmart en
Internet para comprobar el precio de determinado artículo y desde
entonces se va de tiendas todos los días. Sabe los artículos que están
de rebaja, lo que son patrocinados por la cadena, los que están en
liquidación. Ve televisores de 40 pulgadas que cuestan poco más de 200
dólares y que en Cuba se venden en más de mil. Ve laptops con pantalla
táctil que almacenan un terabyte de datos en una nube, sin que muchos
cubanos sepamos qué es una laptop, ni qué es un terabyte ni dónde queda
la nube. Ve ventiladores que echan calor y pueden calentar a su
abuelita en invierno, y medicinas para las alergias sin tener que hacer
la cola del consultorio para buscar la receta y luego la cola de la
farmacia para enterarse de que no hay, que se acabó.

Para mayor emoción descubrió que en esas tiendas hay "de todo", de todos
los tamaños, colores y precios, para todos los bolsillos, que la compra
se puede escoger por internet y te la envían a la casa con todos los
detalles que elegiste; sin moverte, solo con el clic y el número de la
tarjeta de crédito.

En su paseo virtual encuentra hermosos juegos de sábanas y edredones a
50 dólares que luego ve en el sitio de ventas cubano Revolico a 200.
Sueña con un hermoso cuarto, con su hermoso piso, su preciosa cama y
bello edredón, su mesa de noche con despertador digital, el televisor 3D
con señal digital, al lado su DVD y el equipo de música con sonido surround.

Pero cuando más embullada está, se va la electricidad y María Elena
regresa a su realidad de piso de cemento, cama calzada con ladrillos,
calor insoportable por el techo de fibrocemento, ventanas de hierro con
más cartones que cristales, vanos con cortinas en lugar de puertas,
viejas sábanas zurcidas heredadas de la abuela, y un muy modesto salario
equivalente a 20 dólares mensuales que de nada servirían aunque esas
tiendas abrieran sucursales en Cuba y aunque en el país comenzaran a
usarse las tarjetas de crédito que –en su caso– no tendrían ninguna
solvencia.

Y luego de este cautivador paseo virtual por las abundancias del mundo
normal, al cortarse la electricidad María Elena solo atinó a lamentar:
"¡no tuve tiempo de ver la ropa interior!"

Source: Una cubana va de tiendas | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/una-cubana-va-de-tiendas/

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