Friday, October 9, 2015

La ética Kcho

ANDRÉS REYNALDO: La ética Kcho

El artista cubano tergiversa la tragedia de los balseros
Es un ejemplo del artista sumiso a una dictadura
La falta de ética de los intelectuales y la censura definen las obras

Hay pintores que ilustran una época. La historia es su paleta. Pensemos
en Goya, Delacroix, los exuberantes muralistas mexicanos. Su verdad
quizás no es toda la verdad. Pero no cabe duda de la congruencia entre
sus obras, su realidad y sus ideas. Su ética es su estética.

El cubano Alexis Leyva Machado, conocido por Kcho, encarna un opuesto
fenómeno: el del creador que falsifica la realidad para encubrir una
regresión moral. Como piezas de reciente escándalo tenemos el cuadro y
la escultura suyas regaladas por Raúl Castro al papa Francisco en mayo y
septiembre en respectivos encuentros en Roma y La Habana. La tragedia de
los balseros es representada por Kcho para privar a sus víctimas no ya
de su verdad sino también de sus hechos.

El cuadro muestra cinco o seis embarcaciones rústicas apiladas en cruz.
Un sol sangrante tiñe el mar. Otras barcas navegan hacia un estrecho
horizonte. De rodillas, un hombre eleva su plegaria. Para Kcho, este es
el drama de los inmigrantes africanos que cruzan las 70 millas entre la
costa de Túnez y la siciliana Isla de Lampedusa. A su vez, la escultura
trae a Cristo clavado en una cruz hecha de remos. Sospecho que en la
descripción de la obra ofrecida por Raúl y Kcho al Papa no figuró la
palabra "libertad".

KCHO ES UN EXPONENTE PARADIGMÁTICO DE LA SUMISIÓN DE LOS INTELECTUALES Y
ARTISTAS A UNA DICTADURA QUE PARECE NO TENER FONDO.

En ambas ocasiones, el Papa se esfuerza por entender la escabrosa
dicción de Kcho. Me pregunto si habrá entendido lo que Kcho, Raúl y el
cardenal Ortega no le dijeron. Este performance à trois es de una
escalofriante audacia conceptual. Imaginemos que el mismo Goya, la
intelectualidad, la Iglesia y el público españoles de 1814 hubieran
afirmado que Los fusilamientos del 3 de mayo de 1808 representaba el
loable esfuerzo de los ocupantes franceses por mantener el orden
ciudadano y no la masacre de los madrileños sublevados contra Napoleón.

Kcho es un exponente paradigmático de la sumisión de los intelectuales y
artistas a una dictadura que parece no tener fondo. Agotadas las
posibilidades de la propaganda totalitaria, el pueblo ya inmune a las
consignas, se le pide a la inteligencia un acto de prestidigitación:
insistir en que los hechos indican precisamente lo contrario. Así, los
patentes signos de la sucesión dinástica deben apoyar la tesis de que no
habrá sucesión dinástica. Así, la concentración de la economía en manos
de la familia de Raúl (en una proporción sin precedente en las Américas)
debe interpretarse como una apertura económica para todos los cubanos.
Así, los márgenes que la censura cede a una banal y al cabo cómplice
autonomía creativa se celebran como márgenes de tolerancia.

Temerosa de su descrédito, con unos índices que la sitúan hoy por debajo
de Haití y mañana apenas por encima de Corea del Norte, a punto de
instalarse en un capitalismo excluyente y militarizado, a la dictadura
ya no le sirve el creador incondicional que convoca al sacrificio y la
obediencia. Esta es la hora de los eunucos disfrazados de enfant
terrible. La doblez que la censura impone al creador se traduce
finalmente en doblez semántica.

La tensión entre obra, realidad e ideas de estos intelectuales y
artistas en la isla acaba por ser devastadora. Lo vemos en Kcho, los
cineastas, los novelistas, los poetas. Arte de vagos y pérfidos. La
factura es precipitada. El gesto trata de enmendar las chapucerías del
oficio. La mentira que permite gozar, si no del aplauso, al menos del
pasaporte de la dictadura, nos ofende a mitad de página, descompone el
cuadro y hasta nos duerme en el cine. Por mucho que disimules, tu ética
siempre será tu estética.

Source: ANDRÉS REYNALDO: La ética Kcho | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article38260014.html

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