Wednesday, August 19, 2015

Un quinquenio gris y medio siglo negro

Un quinquenio gris y medio siglo negro
PEDRO CAMPOS | La Habana | 19 Ago 2015 - 11:06 am.

Por sus ataques al pensamiento independiente, el período
'revolucionario' quedará como la etapa más contraproducente en la
historia de la nación.

Recientemente, el último jueves de la revista Temas, correspondiente al
mes de julio, abordó los años 70 e, irremediablemente, salió a relucir
el llamado "quinquenio gris". No me extiendo en lo allí ocurrido pues la
revista tiene sus mecanismos de publicidad y solicita a los invitados no
adelantarse a los mismos.

Sin embargo, aprovecho la ocasión para recordar que la censura al arte,
la cultura, la política y en general al pensamiento diferente al
detentado por la elite gobernante, no fue solamente una característica
de los primeros años 70. Ha estado presente desde los primeros días de
1959, cuando comenzó la represión violenta e indiscriminada contra
"chivatos" y batistianos y se extendió a todos los que de alguna manera
no compartieran las políticas que intentaba el "gobierno revolucionario".

Todo lo que vino después se asocia con una profundización de la
Revolución, según sus defensores, cuando en verdad estuvimos desde
entonces frente a la imposición de un modo de pensar y gobernar
centralizado desde las posiciones tradicionales del campamento, donde
todo pensamiento discordante era considerado traición y la democracia
una desviación contrarrevolucionaria y burguesa.

Así, durante los primeros años de más de medio siglo de "gobierno
revolucionario", lo mismo fueron acusados de traidores los antiguos
combatientes revolucionarios que se opusieron a Fidel Castro y a su
grupo desde los primeros meses del 59 por no restaurar la Constitución
del 40 y la institucionalidad democrática, que los que mostraban
desacuerdo con el corte filocomunista que estaban tomando las medidas
impulsadas por Fidel y su gente, o los comunistas después.

Cayeron en el saco de traidores, contrarrevolucionarios y enemigos desde
viejos aliados como el ex Presidente Carlos Prío —que había financiado
el yate Granma y había pedido a Fidel la pronta celebración de
elecciones democráticas—, muchos auténticos, otros del MNR que aportaron
sus armas y ortodoxos, el mismo Presidente Manuel Urrutia por
"obstaculizar" los decretos revolucionarios, el Comandante Hubert Matos
por manifestarle al Jefe de la revolución en carta personal su
preocupación por el avance de las posiciones "comunistas", hasta varios
viejos comunistas que desplegaron una ofensiva para copar el poder con
la anuencia de Fidel, acusados más tarde de "sectarismo" y años después
de "micro fraccionarios" al servicio de la URSS, aliada principal
gracias a la cual subsistió el entuerto "socialista".

Los años 60 se caracterizaron por el enfrentamiento incluso militar
contra las fuerzas que se oponían a las leyes como la Reforma Agraria,
las cuales fueron concentrando en manos del Estado siempre bajo la
dirección y administración de la misma elite gobernante, encabezada por
Fidel, todo el control de la economía y la política del país.

Todas aquellas leyes que decretaban la "nacionalización" —debería
decirse estatización— de tierras, fabricas, empresas, inmuebles, bienes
de todo tipo que se hicieron en nombre de la revolución de los humildes,
por los humildes y para los humildes, resultaron en la concentración de
todo el poder político y económico en manos de un hombre y su grupo de
allegados, y cuando la oposición nacional e internacional crecía, le
pusieron como nombre "socialismo" para granjearse el respaldo de los
trabajadores y del entonces llamado "campo socialista", la Unión
Soviética y el movimiento revolucionario mundial del momento.

Fue aquella concentración del poder político y económico lo que a lo
largo de este medio siglo generó oposición y críticas desde todos los
ángulos y estratos de la sociedad, especialmente de los intelectuales y
la cultura en general, lo que ha convertido a todos estos años en
verdaderamente traumáticos para todo el pensamiento diferente.

No fue, por tanto, un "quinquenio gris", ha sido medio siglo negro para
el pensamiento cubano, cercenado, coartado, perseguido, apresado,
manipulado hasta nuestros días por quienes han hecho todo lo posible por
mantenerse en el poder en nombre de la revolución, la clase obrera y el
socialismo que nunca ha existido, porque nunca los trabajadores han sido
dueños de los medios de producción que ahora el estado-partido-gobierno
pretende compartir con el capital extranjero, específicamente
norteamericano, para poder continuar explotando a los asalariados
cubanos y seguir disfrutando de las "mieles del poder".

Y ese ultraje al pensamiento político cubano, a la cultura cubana en
general, está llegando a su fin, no porque sus detentadores principales
estén concluyendo su ciclo de vida, sino porque el modelo socioeconómico
en que se apoyaba ya es insostenible desde todo punto de vista y
especialmente, porque su antiimperialismo, que tanta popularidad le
ofrecía interna y externamente, se ha "desmerengado", atropellado por
las necesidades de dinero e inversiones que pueda proporcionar el
"imperialismo" —otrora enemigo acérrimo y mortal— ante la incapacidad y
el despilfarro del estatalismo asalariado y su burocracia para mantener
siquiera niveles mínimos en sus dos principales caballos de batalla, la
salud y la educación al alcance de todos.

La máxima maquiavélica de usar el enemigo externo y si no existe
inventarlo para unir el principado en torno al regente, ha caído en coma.

Por su parte, la intelectualidad y la cultura cubanas, por mucho que el
fidelismo, disfrazado de socialismo, ha tratado de aplastar cuando no se
ha amoldado a sus intereses, se renueva y fortalece con recursos
mayoritariamente autogestionados por ella misma fuera del Estado y el país.

Si quinquenios atrás era la burocracia a través de su Ministerio de
Cultura la que sostenía económicamente en lo fundamental sus
actividades, ya una gran parte del sector se sostiene de sus propios
esfuerzos, y es esa independencia la que le ha permitido ampliar
paulatinamente su discurso y actuar con mayor libertad frente al Estado
opresor.

Aunque será la historia la que dicte el veredicto final, por todo su
accionar objetivo, este período "revolucionario" probablemente quede
como la etapa más contraproducente del devenir de la nación. El fin del
medio siglo negro para el pensamiento, la intelectualidad y la cultura
cubanos ya es cuestión de tiempo. El quinquenio gris quedará como otro
mal recuerdo de esta etapa "revolucionaria" que nunca deberá volver a
ocurrir.

Source: Un quinquenio gris y medio siglo negro | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cultura/1439975193_16405.html

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