Tuesday, August 18, 2015

Qué será, será…

Qué será, será…
¿Cómo es posible que una estatua pueda ser el símbolo de una cosa y no
serlo al mismo tiempo?
Jorge Dávila Miguel, Miami | 18/08/2015 9:54 am

Es la estatua de la República de Cuba. De bronce y dorada. Es como un
edificio de seis pisos. Tiene 17,4 metros de alto, es decir unos
cincuenta y ocho pies. Levantada en 1929 y encerrada en silencio durante
los últimos 56 años, bajo la cúpula del Capitolio Nacional. Esa cúpula y
el resto del edificio están ahora en reparaciones. Cuando terminen, allí
se instalará el parlamento cubano, con el nombre de la era
revolucionaria: Asamblea Nacional del Poder Popular.
Lo que nos lleva a la pregunta. Cuando los diputados a la Asamblea
Nacional pasen cerca de ella, ¿qué dirán? ¿que es la estatua de la
República de Cuba o que es la estatua de un pedazo de la República de
Cuba? Porque esa versión es divertida: hasta el 1958 habría sido el
símbolo de "la república mediatizada, que no era en realidad una
república"; pero "ahora" –– explicaría el diputado–– simboliza
verdaderamente a nuestra república, soberana y nacional.
Aunque nada de eso aclararía por qué ha estado desde el triunfo
revolucionario del 59 en la sombra, ni por qué ahora la sacan a la luz,
ni por qué tan enigmática señora tendrá de nuevo bajo su égida al
parlamento nacional. ¿Cómo es posible que una estatua pueda ser el
símbolo de una cosa y no serlo al mismo tiempo?
La pregunta no es retórica. En una entrevista de la revista cubana Temas
en el 2012, el Historiador de La Habana, Eusebio Leal, quien tiene a
cargo también la restauración del Capitolio, dijo: "No podremos entender
la Revolución sin la República" lo que equivaldría a decir en otros
términos, menos revolucionariamente correctos: "No podremos entender la
nación cubana sin la Republica fundada el 20 de Mayo de 1902". Durante
56 años revolucionarios, dicha "república neocolonial" ha estado
condenada a la sombra, junto la estatua que la representaba. Leal
también aclaró en la entrevista: "Cuando no se tiene el valor de
explicar [la historia], se acude al expediente de omitirla". Y citó
oportunamente a Fidel Castro, curándose en salud.[1]
Para algunos, lo que diga en una entrevista un funcionario cubano en una
publicación cubana carece siempre de valor, razón por la cual
permanecerán cómodos dentro de sus propias convicciones, aunque quizá
separados de alguna interesante realidad.
Y es que las palabras de Leal, son el primer reconocimiento político,
quizás aún tímido, de una continuad histórica en Cuba. El elefante
blanco de la república burguesa, silente, aparcado en una esquina de la
sala nacional durante medio siglo, y del que nadie hablaba, como no
fuera para ofenderlo. Pero un convidado de piedra que, para bien o para
mal, en su época dijo lo suyo, ni más ni menos que cualquier otro
convidado por la Historia y al que Leal, prudentemente, le concede
cierto derecho a la existencia . Al igual que de la historia de la
nación cubana no se pueden borrar los 56 años de revolución, no se
pueden borrar tampoco los 57 de república. El 20 de mayo de 1902 llegó
ahí para quedarse, al igual que el primero de enero del 59.
Hay quien discutirá cuál de los dos "cincuenta y pico de años" han sido
más importantes para Cuba, y eso es una tarea complicada. Pero tal vez
para decidirlo, sería provechoso que todos los paladines partidistas de
la patria martiana ––porque todos dicen ser martianos–– del lado de la
historia que estén, aceptaran que la historia de la nación cubana es una
sola. Porque ninguno de los dos bandos quiere ser partícipe de la
historia del otro. Lincoln Díaz-Balart, debatiendo con su primo Fidel
Castro Díaz-Balart la importancia de la constitución socialista del 76;
Machado Ventura sopesando en sus memorias la contribución democrática
plural en la constituyente del 40, son aún hoy sucesos impensables.
¿Siempre lo serán?
La biografía autorizada del presidente Raúl Castro[2], presentada
precisamente ante esa Asamblea Nacional hace apenas un mes, incluye una
foto peculiar: un Raúl de apenas siete años en brazos de Fulgencio
Batista. Qué dos mejores exponentes de mitades encontradas en una misma
historia. Tal vez el presidente comprenda, que a pesar de todos los
pesares, con sus luces y sus sombras, la historia de la república cubana
debe ser una sola.
Y si no, ¿por qué traer la Asamblea al Capitolio Nacional en vez de
mantenerla como siempre en el Palacio de Convenciones?
[1]
http://www.cubadebate.cu/especiales/2012/05/20/eusebio-leal-no-podremos-entender-la-revolucion-sin-la-republica/
[2]
http://www.cubadebate.cu/noticias/2015/06/16/presentaran-en-cuba-proximamente-libro-raul-castro-un-hombre-en-revolucion-de-nicolai-leonov/

Source: Qué será, será… - Artículos - Cuba - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/que-sera-sera-323439

No comments:

Post a Comment