Saturday, August 8, 2015

Desertores aquí y allá

Desertores aquí y allá
[07-08-2015 19:28:56]
Frank Correa

(www.miscelaneasdecuba.net).- La ya larga historia de deserciones por
parte de cubanos oficialistas, en viajes de trabajo, en reuniones
internacionales, en competencias deportivas, en eventos culturales o en
visitas a familiares en el extranjero, han sido la puerta de muchos
sueños logrados, salvando de esa forma sus necesidades elementales
apresadas, y sus futuros inhibidos por la dictadura comunista que rige
en el país hace cincuenta y tantos años. Pero constituye sin dudas una
sangría a la nacionalidad, a la cultura, a las raíces primigenias cubanas.
El mejor talento, el mayor rendimiento físico, la más férrea voluntad,
la gracia, la holgura y el carisma cubano, se pudo realizar allende a
los mares, pero es no deja de ser una falta: ¨resolver el problema
personal y apartarse de la labor histórica de luchar contra el monstruo
desde sus mismas entrañas¨.

¿Pero quién habla, quién reconoce como una deserción también, la de
nuestros hermanos luchadores pacíficos por los Derechos Humanos,
guerreros por devolver la democracia raptada a la isla, héroes por
rescatar nuestras tradiciones y nuestra historia coartada, las voces de
los que no pueden, o no saben hablar?

¿Quién se queja, o por lo menos lo piensa, que es una deserción también
abandonar el barco en el momento cumbre de la tempestad y dejar a sus
hermanos al pairo, aprovechándose no de la oscuridad de la noche, sino
de la pueril confianza que emana de un hecho tan respetable como lo es
la lucha por los Derechos Humanos?

¿Salvarse para quién? ¿Para ellos mismos? ¿Para su porvenir personal y
su realización como individuos, no como bibliotecarios, escritores,
periodistas, abogados, músicos, religiosos, activistas…?

Personas preparadas que eran el crisol de la oposición y en el momento
de estar en territorio ¨enemigo¨ preparándose para la lucha, y para
hacer extensivas sus experiencias y aprendizaje, decidieron no regresar
al campo de batalla, dejar la lucha difícil por la fácil, tener entonces
que adecuarse a otro lenguaje, a otras reglas, a decisiones que por
ser concebidas en el extra radio pierden su vital sentido.

Recuerdo en Buenos Aires a un político en campaña que anotó los nombres
de tres representantes de la oposición, que nos preparábamos para la
vida en Democracia. Si su partido ganaba en las elecciones, el político
prometió contactarnos, para con nosotros comenzar un trabajo profundo,
que contenía una agenda amplia que desmontaba el plan de las relaciones
políticas y comerciales de la Kishner con el gobierno de los Castro.
¡Vaya importancia! Ese colega de lucha ya no está en nuestras filas,
prefirió vivir en USA. Es ahora uno menos en la lista del político
bonaerense si gana.

También recuerdo a un escritor, exitoso en la UNEAC, y en la oposición,
que deslumbrado por las luces neoyorkinas, y el asfalto sin baches de
las ciudades de USA, decidió no regresar a los insoportables apagones de
su barrio, al olor a orina y mármol de las escaleras de Centro Habana, y
a las pozos de agua que impedían el normal trayecto.

Otros, han aludido aversión por las luchas intestinas dentro de la
oposición. La batalla por los fondos. El caudillismo. La nefasta mala
costumbre de no aceptar una crítica, de no asumirla, de no interpretarla.

La mayor desgracia de la sociedad civil hoy es sin discusión, ver una
sombra para su liderazgo en un colega dispuesto y con empeño para el
trabajo. Se tilda automáticamente como agente de la Seguridad del Estado
a cualquiera que haga un análisis de poco agrado para alguna parte, que
resalte falla, ineptitud, oportunismo, corrupción, nepotismo, o
cualquier otra baja pasión inherente al género humano.

Irremediablemente se acercará el día en que todos confluyamos en una
Cuba nueva. Y tal vez hasta podamos darnos las manos nuevamente. Pero
el sabor agrio de la escapada se apreciará en el aire. La pregunta ¿por
qué nos dejaste en el instante límite, en el sitio en que más te
necesitábamos? Será una aureola que flotara sobre nuestras cabezas, o
sobre l grupo compuesto quién sabe por cuántos, y por quiénes.

Nos salvará como decía Hemingway solo el oficio, que no dejamos oxidar
jamás en la vitrina, y más sumamente importante y decisivo: haberlo
utilizado dentro del mismo vientre de la fiera.

Source: Desertores aquí y allá - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/55c4ead83a682e0c94e44144#.VcYFvyaqqko

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