Monday, August 24, 2015

De cuál pueblo habla Martínez Heredia?

¿De cuál pueblo habla Martínez Heredia?
Hay que reconocer que este servidor castrista se mantiene fiel al guion
original
lunes, agosto 24, 2015 | Miriam Celaya

LA HABANA, Cuba – No caben dudas de que en el juego político de la
reconciliación Cuba-EE UU a los "intelectuales revolucionarios" les ha
tocado bailar con la más fea. Es así que, imposibilitados de explicar
coherentemente las veleidades de sus amos –los druidas de verde olivo–
que hoy sonríen y estrechan las manos de sus antiguos enemigos, se
mantienen aferrados a un nacionalismo a ultranza, propalando falsedades
sobre la realidad cubana actual. Obviamente, son incapaces de entender
que el experimento castrista fracasó y que la tardanza de su
certificación de defunción es cuestión meramente burocrática.

Es el caso de Fernando Martínez Heredia con un artículo publicado
originalmente en el sitio digital Cubadebate, y reproducido por el
libelo Granma (sábado 22 de agosto de 2015, página 3), donde, haciendo
gala de una gran capacidad emocional pero nula racionalidad, parte de
la negación de lo que fue un verdadero acontecimiento histórico, a
saber, la ceremonia de izamiento de la bandera estadounidense el pasado
14 de agosto, en la que ya es nuevamente la sede diplomática de ese país
en La Habana.

Martínez Heredia inicia su catarsis con una declaración doblemente
pasmosa: "el pasado 14 de agosto no fue un día histórico, y resulta
necesario negar que lo haya sido". Y a continuación desgrana un rosario
de fechas patrias importantes hasta llegar, por supuesto, a la más
gloriosa de todas, la de aquel 1ro de enero, "día de la victoria del
pueblo" que "marca el inicio del fin del dominio colonial y neocolonial
en la historia de Cuba".

Asombra porque no queda claro si es solo descuido o el habitual
desprecio que sienten los de su casta por el intelecto ajeno. Y es
pasmosa su declaración, porque en primer lugar no explica cómo es
posible que el izamiento de la bandera cubana en la sede diplomática de
Washington fuera declarado por la propia prensa nacional –Granma
incluido– como "histórico", sin embargo no debería considerarse así el
mismo acto en la sede estadounidense de La Habana. En segundo lugar,
porque este intelectual asume que "resulta necesario" negar el carácter
histórico de ese día.

Pero, ¿necesario para quién? ¿Acaso para las decenas de cubanos que
asistían alegres y espontáneamente al acto desde los balcones cercanos y
las zonas aledañas a la embajada estadounidense, muchos de ellos con
niños pequeños sentados sobre sus hombros o vistiendo prendas con la
bandera de aquel país vecino?¿Será necesario negar la importancia
histórica de ese día para los millones de cubanos de la Isla que tienen
familiares residiendo en EE UU, para los que eligieron ese destino como
emigrantes o para los miles que siguen huyendo por tierra, mar y aire de
los beneficios de la "soberanía" cubana al estilo Castro (o al estilo
Martínez Heredia, que es lo mismo)?

En justicia, hay que reconocer que este servidor castrista se mantiene
fiel al guion original –cualidad que no adorna a los imperialistas
vernáculos que anidan en el Palacio de la Revolución –, pero porta
demasiado tufo a guerra fría y al estalinismo propio de la etapa de
total servilismo nacional a la URSS como para resultar creíble o
despertar algún entusiasmo popular.

Por demás, su percepción de soberanía nacional resulta extremadamente
estrecha y maniquea para estos tiempos de globalización, cuando las
fronteras de "lo nacional" y lo universal se desdibujan y se funden.
¿Qué clase de soberanía es esa que se ofende y lacera ante una simple
exposición de automóviles estadounidenses de los años 50'? ¿En qué
sentido un desfile de automóviles pretendería "borrar toda la grandeza
cubana y reducir al país a la añoranza de 'los buenos tiempos'"? ¿Cuál
es esa grandeza, acaso la de la pobreza generalizada, la de la
exportación de guerrillas, de los paredones de fusilamiento, de la
cartilla de racionamiento, de los planes económicos fracasados, de las
escuelas al campo, del "Hombre Nuevo", de la fidelidad al imperialismo
soviético? ¿Dónde estaba Martínez Heredia con sus celos soberanos cuando
la bandera mambisa tremolaba bajo la sombra de la de la hoz y el
martillo en tantas plazas y actos?

Pero este intachable intelectual revolucionario no se arredra ante lo
evidente, a saber, el entusiasmo y esperanza que puede despertar en los
cubanos el actual proceso de acercamiento a EE UU, y se lanza valeroso
en una guerra ya de antemano perdida, porque "desbaratar confusiones y
desinflar esperanzas pueriles es una de las tareas necesarias". Por
supuesto, el señor intelectual sabe que desinflar esperanzas es algo que
el castrismo sabe hacer muy bien. Y también en su momento Castro I llamó
"tareas necesarias" a todas sus alucinantes proyectos, pero también fracasó.

Coincido con Martínez Heredia en su deseo de que "la mayoría de la
población participe en la política, cada vez más activamente". Es algo
que se nos ha negado durante más de medio siglo, y de hecho se le sigue
negando a los cubanos emigrados; que al parecer del este régimen de
gobierno solo lo son a la hora de hacer el (ese sí) desvergonzado
pasaporte que se les exige para entrar en su patria y por el que pagan
un elevadísimo precio, no en moneda cubana, sino en las tan repudiadas
divisas.

Lamentable, es el más bondadoso adjetivo que se me ocurre tras leer esta
entrega del Granma. No es nada personal. En el fondo casi puedo sentir
compasión (y nótese que digo "casi") por una quijotesca y anacrónica
postura que recuerda a aquel mal poeta, Bonifacio Byrne. Pero,
banderitas aparte, hoy muchos cubanos son más americanófilos que nunca
antes… Más aun que en tiempos de la "neocolonia". Eso ha sido en parte,
gracias a intelectuales como éste, pero sobre todo gracias a su querida
revolución. No tiene caso apelar hoy al pueblo para combatir lo que para
muchos es el modelo de oportunidades al que aspiran. Si en verdad el
señor Martínez Heredia fuese una persona inteligente, debería seguir el
ejemplo de ese simpar modelo suyo, Castro I, y retirarse a un estado de
meditación.

Source: ¿De cuál pueblo habla Martínez Heredia? | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/de-cual-pueblo-habla-martinez-heredia/

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