Friday, June 19, 2015

Transparencia, honestidad y libre flujo de la información son prácticas inexistentes en Cuba

Transparencia, honestidad y libre flujo de la información son prácticas
inexistentes en Cuba
En el ejercicio del periodismo independiente, dentro de las propias
filas de la oposición, hay que lidiar con personas negadas a responder
sobre el manejo de las finanzas o las cláusulas para dirigir sus proyectos
EN CUBA | 18 de Junio de 2015
LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial

Más por raro que por novedoso, cuando Berta Soler, líder de uno de los
tres grupos escindidos de las Damas de Blanco, convocó a un plebiscito
revocatorio tras un escándalo en el otoño de 2014 por agresión verbal a
una de sus miembros, marcó un hito en el mundillo disidente.

No hay cultura ni costumbre en la sociedad cubana de normas democráticas
o referendos que se propongan ser un contrapeso a la inveterada
tradición humana de manejar el poder a su libre albedrío.

Cincuenta y seis años de administrar la nación como una bodega de
barrio, de manera vertical y sin mecanismos de frenos que impidan la
creación de caudillos en miniatura, es la causa principal del irrespeto
a las leyes, escasos hábitos democráticos y dirigir una fábrica o un
grupo disidente, al estilo de un cártel mafioso.

Comenzaré mi disección por la oposición local. Desgraciadamente, al
igual que al resto de la sociedad cubana bajo la bota autocrática desde
1959, la mayoría de los líderes disidentes llevan dentro un Fidel Castro
vestido de civil.

En mi ejercicio del libre periodismo, me ha tocado lidiar con personajes
de fábulas. Ególatras, soberbios y poco dados a responder preguntas
sobre el manejo de las finanzas o si tienen cláusulas democráticas para
dirigir sus proyectos.

Suelo recibir la callada por respuesta. Una tontería: en las páginas
oficiales de Estados Unidos aparece el dinero que organismos
estadounidenses otorgan a opositores cubanos, porque es información pública.

Como pretexto arguyen la discreción. Dicen que si esa información fuese
conocida por el Departamento de Seguridad del Estado podría ser un arma
letal. Otra superchería.

Los servicios especiales tienen más topos dentro de la disidencia que
caspa una cabeza sin lavar. A los represores no les falta internet, y
con solo 'googlear' unos minutos obtienen ésos y otros datos.

Lo que se esconde detrás de tanto secretismo es tender un velo de
silencio para manejar dineros, influencias y recursos como dictadores de
bolsillo. Que es lo que viene sucediendo en la práctica.

Grupos donde se emplantillan familiares y amigos, a la usanza de la
'botella' (nepotismo) en la etapa de la Cuba republicana. Lo primero
que hace un líder disidente es rodearse de tipos lacayunos. Aquéllos que
preguntan demasiado o cuestionan sus procedimientos son considerados
'altamente sospechosos'. Los apartan o los mantienen a distancia.

Excepto Antonio Rodiles [de estado de SAT], ningún grupo opositor me
invita a sus conferencias de prensa o debates. Todavía estoy esperando
que Espacio Abierto de la Sociedad Civil Cubana me abra un hueco en su
agenda.

Desde hace dos meses intento participar en una de sus actividades, para
redactar una nota. Tal vez no me invitan porque no soy el típico
periodista, que luego escribirá una simple nota o una historia
panfletaria. Y eso no les gusta.

Sigue latente en el imaginario opositor que cuando alguien publica un
artículo medianamente crítico, es un enemigo acérrimo. Es obvio que no
es así. Pero en la sociedad cubana la cultura democrática y del debate
se asemeja con un ave rara.

Les cuento una anécdota. No tengo nada personal contra esos hombres que
llevan bastante tiempo tras las rejas, ni por la cruzada en pos de su
libertad que lleva a cabo la oposición. Pero investigando sus causas,
observé que la mayoría no son presos de conciencia. Pongo dos ejemplos.

En 1992, Elías Pérez Boucourt intentó secuestrar un bote a punta de
pistola para llegar a Estados Unidos. Ernesto Borges Pérez, exoficial de
contrainteligencia, podría ser un santo, pero fue sancionado por
desvelar información clasificada al enemigo. Su padre, Raúl Borges, es
una buena persona.

Hace unas semanas, en una conferencia en casa de Rodiles dije que era un
error de bulto, tratar de etiquetar como presos políticos a esa
categoría de reos, aunque ellos estén en contra del régimen.

Si usáramos de manera tan superficial la definición de prisionero
político o de conciencia, en ese listado tendríamos que incluir a todos
los juzgados por Peligrosidad, un término jurídico de corte fascista que
ha enviado a la cárcel a cientos de cubanos, jóvenes en su mayoría, sin
siquiera haber cometido un delito.

Pero tales diferencias de criterios provocan una enemistad definitiva en
ciertos disidentes, quienes como mínimo te tachan de apestado. Por
supuesto, los opositores no llegaron de otro planeta.

Son parte de una sociedad enferma de retórica ideológica y una
manipulación política limítrofe con el delirio. Ellos no rinden cuentas.
Algo 'normal' en un país donde nadie rinde cuentas, empezando por los
hermanos de Birán. Administran sus proyectos opositores como islotes
privados, a semejanza de los caciques del partido comunista.

Transparencia es una palabra inexistente en Cuba. La ciudadanía no
dispone de oficinas que los proteja como consumidores ni d'onde obtener
datos y estadísticas. O poder quejarse y ser respondido.

Casi todo es secreto. Conocer a cuánto asciende el fondo de inversión
creado para comprar ómnibus urbanos tras la autorización gubernamental
de vender autos es una misión imposible, ni James Bond.

Tampoco la población tiene cómo averiguar en qué se usa el dinero
recaudado por el Estado mediante los abusivos impuestos a los
trabajadores privados o el procedente de los gravámenes del 240% en las
tiendas por divisas.

De esa plata no se habla. Menos aún de los salarios. A la gente le
gustaría saber lo que gana Luis Alberto López-Callejas, el yerno de Raúl
Castro que administra la Zona Especial del Mariel.

A diferencia de los países democráticos, en Cuba no se informa con
antelación de los viajes presidenciales. Todo está oculto tras una
cortina de humo. Ha calado tanto la mentalidad de genuflexión, que
muchos ciudadanos consideran que no es importante saber cómo el Gobierno
maneja nuestro dinero.

Llenar la ciudad de Starbucks, McDonald's o Burger King no será muy
complejo. Formar mujeres y hombres modernos con conocimiento jurídicos
de sus derechos y deberes y que sepan reclamarles a sus gobernantes sus
faltas, será una tarea de unos cuantos años. Más de lo que quisiéramos.

Source: Transparencia, honestidad y libre flujo de la información son
prácticas inexistentes en Cuba :: Diario las Americas :: Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/3170833_transparencia-honestidad-libre-flujo-informacion-practicas-inexistentes-cuba.html

No comments:

Post a Comment