Saturday, June 6, 2015

Siete advertencias finales sobre la nueva política cubana de Obama

Siete advertencias finales sobre la nueva política cubana de Obama
CARLOS ALBERTO MONTANER | Miami | 5 Jun 2015 - 5:51 pm.

'No se trata de criticar a Obama por haber ensayado una política nueva.
El problema es que es una política mala.
Al Prof. Guillermo Lousteau

Este es uno de esos raros casos en los que conviene comenzar por el
final. Estos papeles están dedicados a contar rápidamente cómo han sido
las relaciones entre EEUU y Cuba desde 1959 a la fecha, con el objeto de
poder analizar la nueva política cubana anunciada por el presidente
Barack Obama y el general Raúl Castro en diciembre de 2014.

Ese recorrido me precipita formular siete advertencias. No son
recomendaciones ni conclusiones. Son observaciones que se desprenden
naturalmente de la propia historia que relataré en breve.

Consignémoslas:

La primera advertencia es que el Gobierno de los hermanos Castro
mantiene en 2015 exactamente la misma visión de EEUU que tenía cuando
los guerrilleros llegaron al poder en enero de 1959.

Para ellos el enorme y poderoso vecino, y sus supuestas prácticas
depredadoras en el terreno económico, están en la raíz de los problemas
fundamentales de la humanidad.

Como leen poco y observan mal, continúan creyendo que las calamidades
del Tercer Mundo se deben a la mala voluntad de las naciones
desarrolladas, y muy especialmente a EEUU con sus perversos términos de
intercambio y su explotación inclemente de los recursos de las naciones
pobres.

La segunda advertencia, como consecuencia de la primera, es que ese
régimen, absolutamente coherente con sus creencias, continuará tratando
de afectar negativamente a EEUU en todas las instancias que se presente.

Ayer se colocó bajo el paraguas soviético. En la etapa postsoviética,
echó las bases del Foro de Sao Paulo y, más tarde, del circuito conocido
como el Socialismo del Siglo XXI, extendido a los países de la llamada
ALBA. Hoy se alía firmemente a Irán, y ya se apunta al bando chino-ruso
en esta nueva y peligrosa Guerra Fría que está gestando. Para los
Castro, el antiamericanismo es una cruzada moral a la que no van a
renunciar nunca.

La tercera advertencia es que no existe en la dictadura cubana la menor
intención de comenzar un proceso de liberalización que permita el
pluralismo político o las libertades, tal y como se conocen entre las
naciones más desarrolladas del planeta.

Los demócratas de la oposición se toleran mientras sus movimientos y
comunicaciones estén regulados y vigilados por la policía política.

El régimen domina perfectamente las técnicas de control social. Al
margen de la policía convencional, para mantener a raya a la oposición
cuenta con al menos 60.000 oficiales de contrainteligencia adscritos al
MININT, y otras decenas de miles de colaboradores. Para ellos la
represión no es un comportamiento oscuro y vergonzante, sino una labor
constante y patriótica.

La cuarta advertencia es que el sistema económico que está erigiendo
Raúl Castro no ha sido concebido para que florezca la sociedad civil.
Esa que un día, mágicamente, derrocará la dictadura, sino es un modelo
de Capitalismo Militar de Estado (CME), cuya columna vertebral es el
ejército y el Ministerio del Interior, instituciones que controlan la
mayor parte del aparato productivo del país.

Dentro de ese esquema, como se deduce de las palabras del economista
oficial Juan Triana Cordoví, el Estado (en realidad, el sector militar)
se reserva el manejo y explotación de las 2.500 empresas medianas y
grandes del país, dejándoles a los cuentapropistas un sinfín de
actividades menores para no tener que sostenerlos.

Contrario a lo que piensan en Washington y en los sectores cubanos no
gubernamentales que apoyan esas reformas económicas, Raúl Castro y sus
asesores suponen, acertadamente, que los cuentapropistas serán una
fuente de estabilidad del sistema de Capitalismo Militar de Estado, no
por afinidad ideológica, sino para no perder los pequeños privilegios y
ventajas que obtienen.

La quinta advertencia es que el régimen de los Castro no tiene el menor
interés en propiciar el enriquecimiento de los empresarios extranjeros.
Desprecian el ánimo de lucro de los capitalistas, les parece repugnante,
aunque muchos de ellos mismos, de alguna manera, lo practiquen
discretamente.

Las inversiones del exterior serán bienvenidas solo y únicamente cuando
contribuyan a fortalecer el Capitalismo Militar de Estado que están
forjando. Para el Gobierno cubano esas inversiones son un mal necesario,
como el que se amputa un brazo para salvar la vida.

Si alguien piensa que ese régimen permitirá el surgimiento y crecimiento
de un tejido empresarial independiente, es porque no se ha tomado el
trabajo de estudiar los textos y discursos de los propios personeros del
régimen, y ni siquiera de examinar la conducta que exhiben.

Tiene toda la razón el inversionista en bienes raíces y notable
millonario Stephen Ross cuando, tras regresar de un viaje a Cuba,
declaró que no había visto en la Isla la menor oportunidad seria de
hacer negocios. En realidad, no la hay, salvo en aquellas actividades
que exista un rédito claro para el Gobierno o que sea absolutamente
indispensable para la supervivencia del régimen.

Es obvio que la prioridad de los Castro es mantener el poder y no
desarrollar un vigoroso tejido empresarial que saque a los cubanos de la
miseria. Para explicar esas carencias han desarrollado la coartada de la
austeridad revolucionaria y la crítica al consumismo (el gusto por la
"pacotilla") como una forma heroica y abnegada de afrontar la pobreza.

La sexta advertencia es que, ante este cuadro deprimente de atropellos e
insistencia en los disparates de siempre, la renuncia de Washington al
containment y su sustitución por el engagement, a lo que se agrega la
cancelación del objetivo de tratar de propiciar el cambio de
régimen,como dijo Obama en Panamá, es una peligrosa e irresponsable
ligereza que perjudicará a EEUU, alentará a sus enemigos, descorazonará
a sus aliados y afectará muy negativamente a los cubanos que desean
libertades, democracia real y terminar con la miseria.

¿Qué sentido tiene que EEUU —y con él la Iglesia Católica— contribuya al
fortalecimiento de un Capitalismo Militar de Estado, enemigo de las
libertades, incluidas las económicas, violador de los Derechos Humanos,
que perpetúa en el poder a una dictadura colectivista que ha destrozado
a Cuba y hoy contribuye a destruir a Venezuela porque no puede enseñar
otra cosa que lo que ha hecho durante 56 años?

La séptima advertencia es que nunca la oposición democrática ha sido más
frágil ni ha estado más desprotegida, pese al impresionante número de
disidentes y al heroísmo que despliegan. Nunca ha estado más sola.

¿Por qué nadie va a tomarla en cuenta si EEUU ha renunciado al cambio de
régimen y está dispuesto a aceptar a la dictadura cubana sin exigirle
nada a cambio?

EEUU ha renunciado a indicarle claramente a La Habana que el verdadero
cambio comienza en el momento en que la cúpula de la dictadura acepta
que el primer paso es dialogar con la oposición y admitir que las
sociedades son plurales y albergan diferentes puntos de vista.

¿Qué argumento tienen ahora los callados y siempre asustados reformistas
del régimen para reclamar sotto voce cambios políticos y económicos si
nadie se los exige al Gobierno de los Castro?

En suma, ha sido un grave error de Obama separarse de la política
seguida por los diez presidentes, demócratas y republicanos, que lo
precedieron en la Casa Blanca.

Uno no puede decretar que su enemigo súbitamente se ha convertido en su
amigo y ha comenzado a pensar como a uno le conviene. Eso es infantil.

No se trata de criticar a Obama por haber ensayado una política nueva.
El problema es que es una política mala.

No se puede ignorar la realidad sin abonar por ello un alto precio. Lo
triste es que lo pagaremos los cubanos.

Este artículo es un fragmento de la conferencia "Las relaciones entre
EEUU y Cuba en la nueva etapa del deshielo. ¿Sentido común o ligereza
irresponsable?", pronunciada por el autor el 4 de junio de 2015, en la
sede del Interamerican Institute for Democracy en Miami.

Source: Siete advertencias finales sobre la nueva política cubana de
Obama | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1433523060_15006.html

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