Wednesday, June 10, 2015

Régimen totalitario y bien

Régimen totalitario y bien
Los Castro crearon un sistema de inspiración estalinista en el que no
faltan elementos tomados de la más rancia tradición autoritaria y
militarista de Latinoamérica
miércoles, junio 10, 2015 | René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba. – En un artículo publicado este lunes en El Nuevo
Herald, el destacado periodista Alejandro Armengol critica la aparente
contradicción de quienes "hablan de fortalecer o fomentar la sociedad
civil en Cuba, y al mismo tiempo se refieren a la naturaleza totalitaria
del régimen, mientras califican de 'cosméticos' los cambios realizados".

La presunta contraposición en realidad no es tal: por supuesto que el
castrismo siempre ha tenido una vocación no simplemente autoritaria,
sino totalitaria. Pero a medida que pasa el tiempo, se le hace más
difícil tener el control absoluto de la sociedad cubana, como quisiera.
Gracias a la decisión de los activistas prodemocráticos y a la
solidaridad internacional con la que hasta ahora ellos han contado, las
"parcelas de autonomía" que se abren en el seno de la sociedad de la
Isla crecen poco a poco.

Tiene razón Armengol cuando afirma que "bajo el manto de la sociedad
civil se cobijan los intereses y aspiraciones más diversos". El hecho es
cierto, pero nada tiene de repudiable. Precisamente esa coincidencia de
distintos objetivos y enfoques (aunque todos enfilados hacia la
democracia), es lo que ha permitido que un grupo representativo de
activistas contestatarios nos hayamos agrupado bajo la amplia cobija del
Espacio Abierto de la Sociedad Civil Cubana.

También acierta el autor cuando plantea que las "organizaciones de
masas" oficialistas y los "satélites que se desprenden de ellas", son
"simples correas transmisoras de las orientaciones del Partido". Con
razón él califica a esas entidades como "las mismas marionetas que
cuando se crearon a imagen y semejanza de las existentes en la URSS".

Pero donde el colega se equivoca de lleno es cuando, después de
referirse a las especulaciones de los disidentes de Europa Oriental
sobre "las posibilidades de un restablecimiento democrático mediante el
resurgimiento de la sociedad civil", afirma: "En la práctica, dicha
sociedad nunca fue establecida, no ejerció mayor incidencia en la
desaparición del 'socialismo real' y los movimientos opositores tuvieron
una vida efímera".

Hay que preguntar: ¿Armengol no ha oído hablar del sindicato
Solidaridad? Se trata —y con mucho, sin dudas— del ejemplo más
descollante, de un caso extremo. ¿Pero puede ponerse en duda el papel
primordial que ese gremio, con sus millones de afiliados, desempeñó en
el cambio pacífico hacia la democracia en Polonia y en toda Europa
Central y Oriental?

Bajo el liderazgo de Lech Walesa, los activistas de esa organización de
la sociedad civil obligaron al gobierno comunista a declarar la ley
marcial. Es cierto que siguieron años de cruel represión, pero en
definitiva sucedió lo inevitable: el general Jaruzelski y su régimen se
vieron obligados a abrogar ese estado de excepción, y el "socialismo
real" no tardó demasiado en desaparecer. ¿Pretende Armengol negar esa
realidad?

Ya señalé que el caso de Solidaridad es —con mucho— el más destacado.
Pero junto a ese ejemplo (que parece increíble que alguien pretenda
negar), hubo otras muchas organizaciones que, sin descollar tanto,
colaboraron también a dar lugar al cambio democrático, tanto en la misma
Polonia como en otros países dominados por partidos marxistas-leninistas.

No es necesario hablar de estos temas en pasado. Es verdad que los
países de Europa sometidos a esos regímenes totalitarios desde hace
decenios que transitan caminos de democracia. Pero ahí está también el
ejemplo de nuestra misma Cuba, sometida aún a un régimen de inspiración
estalinista en el que no faltan elementos tomados de la más rancia
tradición autoritaria y militarista de Latinoamérica.

Pese al éxito obtenido hasta ahora por el castrismo en el sostenimiento
de su sistema, el desarrollo de la verdadera sociedad civil está a la
vista de todo el que no pretenda tapar el Sol con un dedo. Y cuando
hablo de una sociedad civil verdadera, me estoy refiriendo a la que es
independiente del Estado. Comprendo que esa afirmación es una
perogrullada, pero es necesario recalcarla cuando los conceptos se
confunden.

Como demostración de la importancia relativa de las organizaciones
autónomas de Cuba, puedo mencionar el ejemplo de la misma agrupación de
abogados alternativos que me honro en presidir: la Corriente
Agramontista. Esta entidad, la más nutrida y antigua de su tipo en Cuba,
cuenta hoy con más de una docena de miembros.

Parece poca cosa, pero, con la segura excepción de la ya mencionada
Polonia, y quizás algún país más, se trata del grupo más numeroso de
juristas que ha asumido una postura contestataria ante un gobierno
comunista. En la misma Unión Soviética —con todo y haber sido un país
inmenso con una población veinte veces mayor que la de Cuba— había
apenas un par de abogados independientes.

Entonces, podemos concluir a modo de resumen: Régimen totalitario y
bien. Sociedad civil y bien. Y cambios cosméticos y bien.

Source: Régimen totalitario y bien | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/regimen-totalitario-y-bien/

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