Saturday, June 6, 2015

Nueva era para la oposición cubana

Nueva era para la oposición cubana
ARIEL HIDALGO

El proceso de normalización de relaciones entre Cuba y los Estados
Unidos está arrastrando a una profunda crisis a la oposición tradicional
del llamado exilio histórico y presentando un nuevo reto a la disidencia
interna.

La oposición conservadora del exilio nació y se desarrolló en el
contexto de la guerra fría, cuando Cuba era considerada punta de lanza
del bloque enemigo en un mundo bipolar, y los órganos de inteligencia
americana la usaban en sus operaciones de ajedrez geopolítico. La Casa
Blanca, si no mostraba abiertamente su apoyo, al menos se hacía la vista
gorda ante las incursiones armadas a la Isla o atentados contra
funcionarios o supuestos simpatizantes del gobierno cubano en la llamada
"guerra por los caminos del mundo", actos, a mi juicio, desastrosos para
la imagen de la oposición anticastrista. Cuando algunas de estas
acciones se realizaron en el propio territorio estadounidense, las
autoridades de este país tomaron cartas en el asunto. El objetivo se
enfocó entonces, principalmente, en lograr en el Congreso de los Estados
Unidos la aprobación de leyes que fortalecieran aún más la política del
embargo sobre Cuba para el estrangulamiento económico del régimen. Con
el fin de la Guerra Fría los intereses del Tío Sam se limitaron, por una
parte, a evitar o contrarrestar los éxodos migratorios masivos y por
otra en mantener buenas relaciones con esa oposición por razones
electorales.

Pero tras los acuerdos migratorios y el cambio de correlación de fuerza
de la comunidad cubana, tanto por una sucesión generacional de la
diáspora como por oleadas migratorias con una nueva visión de la
realidad cubana a favor de los que se oponían a una política de
aislamiento y confrontación, esa oposición, excepto algunas pocas
organizaciones que inteligentemente fueron adaptando sus estrategias a
los nuevos tiempos, ha entrado en franca decadencia. Ahora, la
reanudación de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos significa casi
el tiro de gracia. Sin incursiones armadas y sin poder instrumentar más
proyectos de estrangulamiento económico, pierde por completo el sentido
de su existencia.

A esto se añaden las reformas del raulato. Ese régimen sigue violando
los derechos y libertades de los cubanos, pero ya no son peores que los
perpetrados por muchos regímenes del mundo, continúa controlando los
tres poderes más la prensa y toda la economía, pero ya no de manera
absoluta, y a lo largo de los años los intelectuales, los artistas y
sobre todo los disidentes, han ido corriendo la línea fronteriza de lo
permisible a fuerza de enfrentar censuras, actos de repudio y
detenciones; los encarcelamientos, en su mayoría, han sido sustituidos
por detenciones temporales, y los cambios parecen dirigidos a una
especie de libre empresa bajo una dictadura de partido. ¿No querían
capitalismo? Pues ahí lo tienen.

El discurso y las estrategias de la disidencia tampoco podrán seguir
siendo los mismos, porque la retórica actual ya no tendría la misma
credibilidad de antes, sino socorrer a los más necesitados, ayudarles a
resolver sus problemas y si es necesario, trabajar con ellos hombro con
hombro; estar dispuestos a dialogar con las autoridades, con lenguaje
respetuoso, a favor de las víctimas y de los más desfavorecidos, y sólo
entonces, si no se atienden, denunciarlo públicamente, pero sin
satanizaciones, ni tonos altisonantes, porque si lo que importa es la
protección de los sin poder y no satisfacer la propia vanidad, no
importa por donde llegue la solución de los conflictos; tratar de evitar
en lo posible la confrontación, no responder al insulto con insulto y al
golpe con el golpe –los golpes morales son más contundentes que los
físicos–, y cuando se presente la ocasión, no dejar de predicar la paz y
la fraternidad entre todos los cubanos. El ejemplo es más poderoso que
la palabra.

Deben también abrir sus mentes y mirar sin recelos a los grupos
contestatarios generados en el seno del propio sistema, tolerados por la
élite pero censurados, antiguos miembros del partido único y de la
juventud comunista que demandan al poder un socialismo participativo y
libertario. Al menos entre todos hay campañas comunes que librar: el
logro de una democracia sin tutelas partidistas, y sobre todo, la
defensa de los marginados por los cambios: los que no reciben remesas,
moradores de barrios marginales y edificios insalubres, pensionados y
jornaleros de pagas miserables. Se tendrá fuerza en la medida en que se
represente, legítimamente, los intereses de las grandes mayorías.

Infoburo@aol.com

Source: ARIEL HIDALGO: Nueva era para la oposición cubana | El Nuevo
Herald El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article23047422.html

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