Los valores perdidos
FERNANDO DÁMASO, La Habana | Junio 16, 2015
El tema de la pérdida de valores y su rescate en la sociedad cubana
actual se ha convertido en una obsesión para las autoridades
gubernamentales, pero todo se mueve más en la línea de los discursos,
del montaje escenográfico y de las consignas que en la búsqueda seria de
sus causas y en la aplicación de medidas efectivas que ayuden a cambiar
la situación.
En la tan vilipendiada República existían y prevalecían valores éticos y
morales en la mayoría de los cubanos que ninguna tergiversación de la
historia puede negar. La honestidad, el respeto, la dignidad, el valor
de la palabra empeñada, el honor, la disciplina social, la educación, el
buen trato y otros muchos se trasmitían desde la familia, la escuela y
la sociedad. Se inculcaban en los individuos desde pequeños y se
convirtieron en atributos naturales de los cubanos de entonces, sin
importar las edades ni la extracción social. Existían también quienes
los ignoraban, pero eran los menos y estaban constantemente expuestos a
la opinión pública y al rechazo.
Esta situación fue la heredada por el nuevo régimen establecido a partir
del año 1959. Durante algunos años se mantuvo pero el paso del tiempo,
la dispersión de la familia, la disminución en las exigencias
educacionales y la repetición de discursos vacíos hicieron mella en los
valores. A eso se le sumó el incumplimiento de muchas promesas, el
deterioro de la economía, los salarios y jubilaciones de miseria y la
pérdida de credibilidad de los dirigentes. Todo ello erosionó los
valores que habían caracterizado a los cubanos durante la colonia y la
etapa republicana.
Achacar ahora la pérdida de estos valores al deslumbramiento de muchos
por la sociedad de consumo constituye un acercamiento erróneo al
problema. Durante la República éramos mucho más consumistas que en estos
momentos, pues poseíamos recursos económicos para serlo, y siempre los
mantuvimos.
La miseria material engendra miseria moral. Esa es la causa principal de
la pérdida de valores. Según se fue acrecentando la miseria material de
los cubanos, debido a un sistema económico fracasado, no solo incapaz de
producir riqueza sino también de producir lo indispensable para vivir
decentemente, se impuso la premisa del "sálvese quien pueda".
No es con palabrería hueca, mesas redondas, talleres, jornadas y otros
inventos burocráticos, ni con códigos de ética obligados a firmar, con
los que se rescatarán los valores perdidos, sino con medidas económicas
concretas, efectivas y profundas, que saquen al país de la crisis en que
se encuentra, y donde los cubanos puedan vivir de nuevo como ciudadanos
y hasta soñar. Estas medidas deben ir acompañadas de cambios sociales y
políticos donde el ciudadano vuelva a adquirir su valor real, del cual
nunca debió haber sido despojado.
Mientras ésto no suceda, todo será una pérdida de tiempo.
Source: Los valores perdidos -
http://www.14ymedio.com/opinion/valores-perdidos_0_1798020187.html
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