Monday, June 8, 2015

La tercera intervención

La tercera intervención
Los medios de producción cubanos seguirán en manos del Estado, el grueso
de la población continuará sumida en una economía de subsistencia,
permanecerá proscrito el pluralismo político y una casta militar se
perpetuará en el poder.
Jorge Riopedre/ Especial para martinoticias.com
junio 07, 2015

Los argumentos sobre las probables consecuencias de la nueva política de
Estados Unidos con relación a Cuba se han agotado, queda muy poco o nada
que advertir a los cartógrafos de la política exterior norteamericana.

Los medios de producción cubanos seguirán en manos del Estado, el grueso
de la población continuará sumida en una economía de subsistencia,
permanecerá proscrito el pluralismo político y una casta militar se
perpetuará en el poder.

Apelando a una trillada pero afortunada analogía para estos casos, un
país que se las agenció para llegar a la luna debe conocer los
entresijos de la sociedad cubana. De modo que si la caja no le cuadra a
la virtud criolla,no se pierde nada con averiguar cómo le puede cuadrar
la caja a la razón ajena. Este ejercicio requiere dejar de pensar como
exiliado o disidente cubano y adoptar temporalmente la lógica de
Washington. La exposición discurriría más o menos así.

Nos encontramos ante una situación muy seria sin solución a corto o
mediano plazo. Cuba produce muy poco, se ve obligada a importar casi
todo lo que consume, no cuenta con suficientes divisas ni recursos para
solucionar sus necesidades energéticas.

Sus logros militares, deportivos y de salud pública son artificiales, no
por falta de talento propio, que lo tienen, pero más bien porque esas
conquistas dependen de un subsidio foráneo ya inexistente. En tales
circunstancias, el régimen presidido por Raúl Castro se enfrenta a una
creciente desintegración nacional, un descontento popular agudizado por
una disparidad demográfica reflejada en la población carcelaria de la
isla y en una sociedad empobrecida por la cultura de la miseria.

Es cierto que hemos cometido muchos errores, pero en 1898 nuestra
primera intervención en Cuba (bien recibida por los patriotas cubanos),
fue para inclinar la balanza en favor de la independencia de la isla. La
segunda, en 1906, fue forzada por los mismos cubanos que provocaron la
caída de la primera República, a pesar de las exhortaciones del
presidente Theodore Roosevelt para evitar la intervención. Ahora,
lamentablemente, ya que Raúl Castro da indicios de quererlo así, nos
vemos obligados a intervenir portercera vez en Cuba para subsidiar la
continuidad del presente régimen cubano a fin de evitar su quiebra total
y no vernos arrastrado por alguna crisis futura que roce la seguridad
nacional de Estados Unidos.

Nos repugna apuntalar a la dictadura pero las fuerzas armadas cubanas
constituyen la única institución capaz de mantener el control del país.
Salvando distancias, ya vimos lo que nos sucedió en Irak por debilitar
lacohesión interna del gobierno. En cualquier caso, se nota cierta
esperanza popular en Cuba por lo que interpretan como un rescate
económico, una suerte de Plan Marshall avizorado por un cantautor cubano
nombrado Pablo Milanés.

Sin embargo, nuestra prioridad es controlar la inmigración ilegal,
formalizarla e incluso estimular su flujo para fortalecer la economía
doméstica de la isla, aliviar la presión poblacional que encara el
régimen y pasar de vecinos a familia en nuestras relaciones
convencionales. Miami será para los cubanos lo que Nueva York para los
puertorriqueños. En el plano macroeconómico, nuestros hombres de
negocios proveerán a Cuba con toda suerte desuministros sin temor a
recuperar sus inversiones (eso estaba previsto al retirar a Cuba de la
lista de países patrocinadores de terrorismo), porque las instituciones
financieras internaciones podrán colaborar en la recuperación económica
de la isla.

Somos conscientes de que el grueso de la población cubana no se va a
beneficiar directamente de las inversiones extranjeras, pero estamos
pensando en el futuro. Si no podemos utilizar la fuerza para cambiar el
gobierno ni podemos persuadir a la cúpula gobernante para que lo cambien
ellos, entonces hemos de comenzar a tender puentes mientras esperamos
por la solución biológica. No es una salida gloriosa pero es la única
que nos queda.

Source: La tercera intervención -
http://www.martinoticias.com/content/la-tercera-intervencion-norteamericana-en-cuba/96044.html

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