Friday, June 19, 2015

La cara del fraude

La cara del fraude
[18-06-2015 22:24:45]
Misael Aguilar Hernández
Red Cubana de Comunicadores Comunitarios

(www.miscelaneasdecuba.net).- La persona que llega a la librería Ítalo
Calvino del poblado de Santiago de las Vegas perteneciente al municipio
de Boyeros, en la capital, no puede evitar sentir una instantánea
sensación de disgusto, al ver los precios de los libros que se exhiben
en las mesas y estantes.
No se trata solo del hecho de que estos precios sean elevados, con
relación a los ingresos de un cubano promedio, sino que han sido
alterados, algo que se nota de inmediato; en particular el cliente que
este habituado a recorrer otras librerías de la Habana o de las cercanas
provincias de Artemisa y Mayabeque.

Esta situación se hace más relevante después de concluida la Feria del
Libro, debido a los nuevos títulos que en este evento se ponen en
circulación. Por lo general pocos de los locales del Estado se atreven a
alterar los precios, pues se trata de libros impresos recientemente de
los que muchas personas saben su costo; lo que suele suceder es que se
le comercialice fuera de las librerías.

Pero en la pequeña librería de Santiago de las Vegas ni siquiera han
tomado esta precaución, si existe como se evidencia alguna ilegalidad en
lo que se está haciendo, los afectados son los clientes que acuden a
este sitio.

Por ejemplo el Manual de Santería, de Rómulo Lachatañere, se
comercializa a diez pesos m.n. pero en esta librería cuesta veinticinco
pesos m.n.

No obstante donde más se aplica la alteración de precios es en la
literatura para niños, debido a la escasez de títulos publicados para
ellos por las editoriales cubanas.

A algunos libros no solo se les agrega un por ciento al precio, sino que
a veces se cobra el doble y hasta el triple de su precio real. El
Principito, en otras librerías es de cuatro pesos moneda nacional, en
esta vale diez pesos. Cuando le pregunté a la vendedora -que no quiso
decir su nombre- si ese era el precio real de El Principio de Antoine de
Saint Exupéry, contestó con desparpajo y con una mueca que quiso parecer
una sonrisa -en la que mostraba varios dientes de oro- "Si, ese es el
precio, ese mismo primo. ¿Cuál es el problema".

Le respondí que eso era una estafa a todos los padres que llegan a la
librería con sus hijos. A una mujer que acaba de salir con su niña, le
cobraron diez pesos por un libro que vale tres; a lo que ella refutó:
"Mire mi padre, ese es el precio, aquí yo no estafo a nadie y si no va a
comprar nada vaya tumbando que ya tengo el día malo".

Comprendí que debía marcharme para evitar una escena violenta.

Conversando con algunas otras personas del poblado acerca de esta
librería, afirmaron que en el lugar ya es costumbre arraigada el alterar
los precios, que ellos se han quejado de esa situación y no ha servido
de nada, han optado por comprar los libros en otras librerías fuera del
pueblo, en la Habana.

Esto provoca que al lugar vayan pocas personas, solo los que desconocen
de la alteración de los precios o a los que no les importa, quizá a ello
también se deba que este local no cumpla nunca su plan de venta anual.

La administración explica este incumplimiento alegando que ya la gente
no lee como antes, pero el pueblo considera que el motivo es muy
sencillo "A nadie le gusta que lo estafen".

Cabría solo preguntar si las autoridades competentes del municipio, no
conocen esto, ya que resultaría increíble, porque es algo que se hace de
forma abierta y sin disimulo.

Source: La cara del fraude - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/5583290d3a682e0c50573e69#.VYP5bPmqqko

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