Monday, June 8, 2015

Intercambio epistolar

Intercambio epistolar
Sixto J. García, profesor del Seminario St. John Vianney, escribe sobre
el artículo Los pecados del papa Francisco y Julio M. Shiling le responde
Julio M. Shiling, Miami | 08/06/2015 3:39 pm

Dr. Sixto J. García
Profesor del Seminario St. John Vianney
Estimado amigo Shiling:
Primero, quiero comenzar estas reflexiones, escritas a guisa de
respuesta a su artículo, asegurándole que comprendo perfectamente la
angustia y el desconcierto de muchos cubanos que han sufrido bajo el
régimen presente en Cuba, ante la intervención del papa Francisco en la
apertura de relaciones con Cuba, por un lado, y su viaje a la isla, por
el otro (precedido por la muy publicada entrevista que tuvo con Raúl
Castro en el Vaticano).
Primero: Ud, habla de la doctrina de la infalibilidad papal como algo
que ha sido cuestionado, si no falseado, por las acciones de Francisco.
Permítame recordarle que esta doctrina de la Iglesia, definida el 18 de
julio de 1870 en la Constitución "Pastor Aeternus," del Concilio
Vaticano I, le pone límites a dicha infalibilidad. Un papa no es
infalible en todo caso y momento, en todo pronunciamiento que haga o en
todo documento que publique. El Concilio Vaticano I establece las
siguientes condiciones para que un papa goce del privilegio de la
infalibilidad: 1) Que esté definiendo, o hablando, en materia de
doctrina o de moral; 2) Que define esta doctrina como revelada por Dios
a través de Cristo; 3) Que la defina para la Iglesia universal como
revelada, no como opinión privada; 4) Que defina la doctrina haciendo
uso de su autoridad como obispo de Roma.
Las acciones y decisiones de Francisco, en este caso, no tienen que ver
con doctrina, dogma o puntos de moral, luego Ud. tiene plena libertad de
criticar las decisiones de Francisco con respecto a Cuba.
Segundo: Si interpreté bien su artículo, querido amigo (y siéntase en
libertad de corregirme si no es así), Ud. cuestiona la intervención de
Francisco en un asunto meramente político, donde la Iglesia no tiene
derecho a hablar. Sugiero que hay distinguir dos cosas: 1) La intención
de Francisco no es política, es pastoral; 2) La acción política (no
partidarista) es una acción humana, luego tiene implicaciones y signos
morales: el bien común, los derechos humanos, la libertad (como Ud.
señala). En este ámbito, la Iglesia no solamente tiene el derecho sino
también el deber de hablar.
Tercero: Permítame discrepar con su tesis de que el papa Francisco esté
aliándose, o apoyando en alguna forma, el régimen cubano, y por lo tanto
atentando contra el presupuesto evangélico de la libertad humana. Me
parece que, si Ud. lee los escritos, homilías, y discursos del Papa
Francisco, estará de acuerdo conmigo en que no hay defensor más preclaro
de la libertad humana, a todo nivel: conciencia, política, social, que
Francisco.
Por lo demás, el papa tiene en cuenta que la libertad no existe como un
valor auto-suficiente. La libertad existe en función del amor. Así lo
afirman S. Agustín y Sto. Tomás de Aquino, a quienes Ud. cita.
Por último, me parece que si se miran las cosas con calma (y, de nuevo,
comprendo la reacción emocional ante las acciones del papa, de muchos
cubanos que han sufrido), no podemos decir, con buena voluntad, que el
papa está confabulado con tiranos que violan la libertad y los derechos
humanos. El viaje del papa a Cuba, su intervención para abrir las
puertas a una nueva situación para Cuba, están motivadas por su amor al
pueblo cubano, por su apasionado compromiso con Jesucristo, cuyo
evangelio quiere ver anunciado con libertad y sin coerción en Cuba.
Esto, y solo, esto, impulsa al papa Francisco a intervenir para lograr
una mayor apertura diplomática con Cuba, y de hacer su viaje pastoral a
la isla, para encontrarse con el pueblo cubano.
Espero que estas reflexiones sean iniciativas de diálogo fecundo entre
nosotros, a pesar de las discrepancias aquí expresadas.
Quedo, respetuosamente suyo
Dr. Sixto J. García
Profesor del Seminario St. John Vianney

Respuesta a Sixto García, profesor del Seminario St. John Vianney
Julio M. Shiling
Estimado profesor Sixto García,
Le agradezco que haya leído el artículo Los pecados del Papa Francisco
("Artículo") y que haya emitido su opinión escrita del mismo que lleva
por título "Carta a Julio Shiling" ("Carta"). De acuerdo a su
comentario, le reitero que no concuerdo con su análisis que es
temáticamente selecto, minuciosamente limitado y esquiva lo seminal del
Artículo, o la visión que usted deja ver del papel que le asigna al
liderazgo de la Iglesia católica y de su interpretación en general de
los propósitos de Dios y Sus fundamentos. Supongo que ideológicamente
también tenemos diferencias y por supuesto, estamos en bandos opuestos
en cuanto a la metodología para producir cambios políticos integrales y
sistémicos en nuestra Cuba esclava.
El clamor del Artículo no es anticlerical, anti papal o anti católico.
Todo lo contrario. Denuncia las acciones quebradas que el Vaticano está
practicando y que conspiran contra el cristianismo. Es un intento de
aportar al rescate de la Iglesia, de una corriente peligrosa que está
muy bien posicionada en la cúpula del poder en el Vaticano actualmente y
en la jerarquía de la Iglesia en Cuba. Nuestro Padre Varela los hubiera
categorizado como religiosos impíos.
La agresión tajante del Papa Francisco de avalar al despotismo cubano,
recibiendo y amigándose con su tirano en turno, conspira contra Dios. La
reacción indignada de gran parte del pueblo no es, como usted sugiere,
el producto de una exposición desbordada de emoción. Es el resultado de
una racionalización templada y cuerda de los hijos de Dios que insisten
en mantener un apego a los principios de Cristo. Fundamentos que, tanto
el Papa Francisco como el Arzobispo y Cardenal Jaime Ortega y Alamino,
han demostrado estar en clara contradicción.
Numerosas encíclicas papales, de diferentes papas, en distintas épocas,
nos alertaron sobre la malignidad que es el comunismo/socialismo.
Incluso señalaron directa o indirectamente, en algunos casos, su
incompatibilidad con la religión política y atea que es el marxismo.
Estas son las encíclicas: Noscitis et Nobiscum (Pio IX 1849), Quod
Apostolici Muneris (León XIII 1878), Diuturnum lllud (León XIII 1881),
Humanum Genus (León XIII 1884), Libertas Praestantíssimum (León XIII
1888), Graves de Communi (León XIII 1901), Pascendi Dominici Gregis (Pío
X 1907), Communium Rerum (Pío X 1909), Ad Beatissimi (Benedicto X 1914),
Quadragesimo Anno (Pio XI 1931), Divinis Redemptoris (Pío XI 1937). ¿Qué
ha pasado con estos fundamentos encíclicos de los Papas León XIII, Pío
X, Benedicto X o Pío XI? ¿Han pasado de moda? ¿Acaso creen que la
perversión dictatorial del comunismo cubano es cosa del pasado? El Papa
Francisco y la jerarquía católica cubana han pisoteado todo lo expuesto
por estos antiguos jerarcas de la Iglesia en estos pronunciamientos.
Algunas de estas encíclicas no sólo combatieron la impiedad del
comunismo, sino que avisaron que la Iglesia corría el riesgo de ser
penetrada por sombras obscuras de la subversión roja. En otras palabras,
una amenaza desde adentro.
Es conocido que el Concilio Vaticano II no produjo una condena abierta
al comunismo, sin embargo, no fue tímido al criticar el capitalismo.
Pudiéramos estar argumentando un rato largo sobre el Concilio Vaticano
II, sus méritos, sus deficiencias y el balance de todo. Controversias
como el Acuerdo de Metz donde el Vaticano y la Unión Soviética
concordaron un mutismo sobre cualquier activismo anticomunista a cambio
de tolerar la participación de la Iglesia de Rusia en el proceso. Fue
una Conditio sine qua non ("una condición esencial"). Personas como el
Cardenal Eugène Tisserant negociaron traicioneramente con los
soviéticos, entregándoles todo lo que exigieron, en contra de los
fundamentos del cristianismo. La historia parece repetirse.
La Conferencia Episcopal Latinoamericana en Medellín (CELAM) y su
Documento Final (1968), le dieron licencia a un número de movimientos
comunistas que vistiendo sotanas y argumentando que estaban
interpretando el espíritu del Concilio Vaticano II, se lanzaron a la
guerra marxista por el poder político en el continente americano.
Algunos de los nombres que llevaron fueron el Movimiento de Sacerdotes
del Tercer Mundo, la Teología de la Liberación, etc. El pretender que
las filas de la Iglesia están eximidas de infiltración comunista es
irresponsable y absurdo. El ex bloque socialista también nos ha ofrecido
mucha evidencia que implica la urgencia de ejercer cautela.
Es información pública y accesible desde hace un tiempo, los reportes
que han validado el hecho de que la Iglesia de Europa Oriental fue
penetrada por el comunismo durante la era soviética. Esto es consecuente
con la práctica dictatorial de regímenes totalitarios de infiltrar toda
institución. La religión organizada, desde la época de la dictadura
jacobina en Francia, fue un objetivo de dominación. Los bolcheviques,
los fascistas y sus proles subsiguientes, han continuado la tradición de
infiltrar las iglesias para facilitar el control político.
La justificativa de que por una noción "pastoral", se puede excusar el
penoso acercamiento del Papa Francisco con la dictadura castrocomunista,
va en oposición al ejemplo de Cristo. La racionalización de la religión
organizada para plegarse a la tiranía romana, fue la mendicidad de tener
un espacio, aunque esa parcela de tolerancia tuviera un precio
imperdonable. Nos decía Padre Varela en Cartas a Elpidio, "Varias veces
he meditado…sobre la analogía entre la Iglesia Católica y las sociedades
libres, y siempre he concluido que el cristianismo y la libertad son
inseparables" (Cartas a Elpidio, Editorial Cubana, 1996, p. 62). ¡Sí la
libertad y el cristianismo! La exigencia del respeto de derechos
elementales, naturales y humanos y la cesación de toda conducta
pecaminosa de índole capital, a prioi, es lo que debe de primar en
cualquier negociación con la malévola dictadura de los Castro. Es
vergonzoso escuchar diatribas contra un embargo comercial, como si el
comercio es el problema en cuestión.
Su Hermano en Cristo,
Julio M. Shiling

Source: Intercambio epistolar - Artículos - Opinión - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/intercambio-epistolar-322973

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