Tuesday, June 9, 2015

El síndrome de la sardina

El síndrome de la sardina
[09-06-2015 00:37:30]
Alejandro Tur Valladares
Jagua Press

(www.miscelaneasdecuba.net).- Cuántas veces no hemos escuchado decir a
nuestros abuelos: "El pez grande se come al chiquito". Como siempre
sucede el proverbio pretende aleccionar a través de la metáfora hechos
que acontecen en la vida real de las personas.
Que el pez grande, simbolizado casi siempre por el tiburón, se coma al
pez chico, seguramente una sardina, es sinónimo de que el poderoso se
seba con la enclenques del pobre, del indefenso subalterno.

A Mayelín Reyes, dependienta hasta hace poco de la dulcería ubicada en
la céntrica avenida cienfueguera Calzada de Dolores le toco el pasado 2
de Junio asumir el rol de sardina. 7 inspectores vinculados a la Empresa
de Comercio se personaron ante ella y sometieron el punto de venta
donde laboraba a una somera inspección.

Ninguna irregularidad encontraron, no obstante Reyes fue multada.
Posteriormente se sabría, a partir de una confección hecha por uno de
los inspectores actuantes, que desde antes de llegar al lugar ya tenían
la encomienda de sus jefes, de aplicar una multa a como diera lugar. En
la empresa se conoce que allí se cometen irregularidades y resultaba
sospechoso que en tanto tiempo no hubiesen aplicado una sola penalización.

Lo que resultó fue que quienes comenten en verdad las irregularidades,
por no decir robos, fueron ignorados, siendo el chivo expiatorio la
dependienta. A la joven Reyes que gana algo más de 200 pesos al mes le
aplicaron una multa de 485 pesos por el hecho de no haber ejecutado una
labor que no está contemplada en su perfil laboral (limpiar la vidriera)
y no tener visible el cartón con el precio de uno de los dulces; este se
había deslizado pero permanecía junto al producto.

Según Reyes, los administradores de la Dulcería la mandaron a callar
cuando reclamaba la sanción. Refiere que no les convenía irritar a los
auditores pues tienen mucho que ocultar.

"Allí se hacen negocios por debajo de la mesa, tanto con la venta de
refresco, con las galletas o cualquier otro productos de los que se
venden" dijo la dama. Según su testimonio bajo la fachada de venta
estatal los administradores colocan productos adquiridos informalmente y
se apropian de las ganancias. Los dependientes funcionan como meros
sirvientes de intereses personales de los jefes.

Tienen establecida una cadena de beneficiarios entre quienes cuentan
aquellos que dirigen el Departamento de Inspectores. De ahí que a pesar
de los manejos turbios que allí tienen lugar nunca son molestados.

Al final, los administradores, los funcionarios de la empresa y los
propios inspectores son los pejes grandes, es decir, los tiburones y
como reza el refrán, son estos los que se engullen a quienes padecen el
síndrome de la sardina, como Reyes.

Source: El síndrome de la sardina - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/55760b1a3a682e0c406d850f#.VXcxlc-qqko

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