Monday, May 11, 2015

Lo que no adelanta retrocede

Lo que no adelanta retrocede
Para que la Revolución Mexicana de 1910 desembocara en Vicente Fox hubo
de transcurrir 90 años, mientras que la evolución de la Revolución Rusa
de 1917 tardo 74 años en desovar a Borís Yeltsin como primer presidente
de Rusia.
Jorge Riopedre/ Especial para martinoticias.com
mayo 10, 2015

La presente situación de los cubanos dispuestos a mantenerse fieles a
los principios que les trajeron al exilio, aunque ello signifique quedar
al margen del proceso iniciado por la Casa Blanca, podría concretarse en
pocas palabras: Lo que no adelanta retrocede. Impelidos por el fervor
patriótico de la juventud inexperta e idealista no podíamos percibir que
después del fiasco de bahía de Cochinos y el manto protector extendido
sobre Cuba por el pacto Kennedy- Kruschev, la permanencia del régimen
absolutista cubano era irreversible. A partir de entonces se hizo cada
vez más más difícil disponer de una base de operaciones en cualquier
lugar del hemisferio y una acción armada desde Estados Unidos podía
acarrear fuertes sanciones a los
intrépidos expedicionarios.

Sólo un puñado de viejos guerreros persistió en la defensa de una causa
perdida por los caminos del mundo, mientras que el incómodo diferendo de
Washington y La Habana se transformaba de cambio de régimen en política
partidista interna de Estados Unidos. A partir de entonces se aplicó a
Cuba la política de contención recomendada por George Kennan en el caso
de Rusia, a la espera de una solución biológica dentro y fuera de la isla.

Esperar con salomónica paciencia la extinción de las élites a favor y en
contra de una Cuba medianamente pluralista, lejos todavía de una
democracia formal con separación de poderes, pero un país al menos con
cierto grado de vínculo, a largo plazo, con los fundamentos de la
modernidad o desestabilizar a Cuba se convirtió entonces en una política
de Estado inspirada en el interés nacional de Estados Unidos de evitar
un nuevo Mariel o verse arrastrado a intervenir en la isla ante un
colapso del régimen cubano. Era sólo cuestión de esperar a que el tiempo
deslindara los campos; la cúpula gobernante cubana no tiene reemplazo
pero tampoco lo tiene el
exilio histórico. Cuba va a cambiar, pero no volverá a ser lo que era ni
lo que es.

La anomalía de un país netamente europeo ha llegado a su fin, por vez
primera Cuba en apariencia y contenido ocupa el lugar que le corresponde
en el Arco de las Antillas, con una nueva composición demográfica
representada por el vigor híbrido del mestizaje. A medida que retrocede
la cultura anarquista y comunista heredada de la colonia y más tarde de
la Guerra Civil española, adelanta el proceso destinado a culminar en
una Cuba presidida por un negro. Pero no hay que precipitarse: Para que
la Revolución Mexicana de 1910 desembocara en Vicente Fox hubo de
transcurrir 90 años, mientras que la evolución de la Revolución Rusa de
1917 tardo 74 años en desovar a Borís Yeltsin como primer presidente de
la Federación de Rusia. Si pensamos que Cuba ha transitado por ese
camino sólo 56 años, podemos deducir que probablemente le falta un buen
trecho por andar.

Entonces, ¿por qué empeñarse en mantener una posición intransigente con
relación al reconocimiento diplomático de Estados Unidos cuando es
evidente que la cúpula gobernante de la isla no puede frenar la
evolución del proceso cubano? Muy sencillo: porque estamos comprometidos
con la historia, con nuestros muertos, con los valores y tradiciones de
nuestros antepasados, con la ética de hombres y mujeres que lo perdieron
todo a manos de una banda de resentidos traumatizados por la
intervención de Estados Unidos en la guerra de independencia de Cuba.

Barack Obama afirma que no esta interesado en batallas que empezaron
cuando él no había nacido, argumento falaz, porque a él sí le duele la
lucha por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos, aun
cuando esas batallas empezaron cuando él no había salido del vientre
materno. Ser consecuentes con la causa que nos trajo al destierro no
responde a una cuestión de extrema derecha ni de barreras psicológicas
levantadas por la obsesión sino de integridad moral, aunque haya que
pagar un precio muy elevado.

Source: Lo que no adelanta retrocede -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-eeuu-politica-relaciones-/93957.html

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