Monday, May 18, 2015

A Yosvani lo mató el silencio

A Yosvani lo mató el silencio
Nuestra prensa algunas veces hace alusión a la violencia contra la
mujer, pero casi nunca al racismo y a la homofobia
domingo, mayo 17, 2015 | Jorge Ángel Pérez

LA HABANA, Cuba. -Un amigo que vive en Nueva York me hizo conocer la
noticia hace unos días. En Pinar del Río habían matado a pedradas a La
Eterna. Veinticuatro años tenía el muchacho que apedrearon en un parque.
Según la noticia, entre los detenidos estaba un niño de trece años y un
joven de diecisiete. Uno de ellos, el mayor, terminó confesando que fue
él quien lanzó esa piedra que le destrozó el bazo y que provocó la
muerte a Yosvani. Quien redactó la noticia llegada desde el norte por
vía electrónica, asegura que el apelativo de Eterna tenía que ver con
las muchas veces que salió ileso Yosvani de las enfermedades
oportunistas que lo acosaron desde que contrajo el SIDA. No fueron esas
enfermedades oportunistas ni tampoco el SIDA quienes acabaron con el
hijo de Berta. A Yosvani lo mató el odio, la intolerancia; a Yosvani lo
mató una pedrada que le destrozó el bazo, pero también el silencio.

Muy pronto terminará mayo y hasta ahora nadie hizo saber la noticia. Yo
que no estoy suscrito a ningún periódico me puse a indagar esperando una
sorpresa, creyendo que finalmente alguien daría la noticia a los
cubanos, pero nada. Ya estaba muerta la Eterna cuando dedicaron una mesa
redonda a las jornadas contra la homofobia que se celebran en la isla.
Este año comparecieron tres cubanos, un uruguayo y una argentina,
quienes respondieron a las preguntas de la moderadora. Nadie preguntó
por los sucesos de Pinar del Rio, nadie se refirió a ellos. A ninguno se
le ocurrió mencionar la interrumpida eternidad de Yosvani. No hubo
espacio que hablara del dolor de la madre y de los amigos. No hubo un
periódico, estación de radio ni espacio televisivo que aludiera al
muerto. Por esos días nuestros medios estaban muy ocupados con las
también dolorosas muertes de afro norteamericanos a manos de policías
racistas. De esos vimos muchísimas imágenes, lo mismo de los policías
que golpeaban que de las sufridas madres y otros familiares. Debe ser
por eso que me pregunto ahora si las muertes que nos llegan en noticias
que vienen desde el norte duelen más que la del joven pinareño. También
quisiera saber qué habría pasado si el homosexual muerto lo pusiera
Bogotá, Roma o Pittsburg. Resulta muy curioso que en Cuba se hable tan
bajito de hechos de violencias contra los homosexuales. Es curioso que
en esos susurros casi siempre denoten las zonas que visitan los gays
para cumplir con sus esencias, para responder con las necesidades de sus
cuerpos. Y yo me pregunto cada vez por el lugar a dónde debe ir el gay
para buscar al macho que le falta sin que se encuentre con su asesino.
Quizá si la figura del gay fuera mejor reconocida en Cuba, el censo de
población y viviendas nos hubiera advertido de la cantidad de
homosexuales que tienen casa y cuántos pueden tenderse junto a su amante
en una cama tranquila donde gozar de los placeres que trae el sexo, pero
ni siquiera de eso se habla, sin embargo mandan al policía a hurgar en
esas zonas que los gays visitan, se dice que a cuidarnos, pero lo que
hace realmente es multar a quienes hacen esas "cochinadas" en un espacio
público, que casi siempre es el más tupido matorral. Son esos mismos
policías los que voltean la cara cuando en el mismo lugar una pareja
heterosexual se desnuda para gozar entre ellos, porque ellos no hacen
demostraciones indebidas. Ellos solo se divierten, como Dios manda. Debe
ser por eso que cada vez aparecen con más frecuencia los delincuentes
que se hacen pasar por policías y que amenazan a los atrevidos y
bucólicos maricones, para exigir, mostrando las esposas, el pago de
algunos billeticos. Habría que hacer más evidente lo que esos
delincuentes no acaban de entender, como tampoco la policía y las
autoridades; si los homosexuales tuvieran billeticos se desnudarían con
más gusto en el cuarto de un hotel.

El caso de Yosvani la Eterna no es un asunto aislado, son muchos los
homosexuales que terminan muertos sin que nos enteremos, y lo peor es
que casi nunca se encuentra al asesino. Nuestra prensa, nuestros medios
en general, son pacatos, ocultadores, manipuladores. Nuestra prensa
algunas veces hace alusión a la violencia contra la mujer, pero casi
nunca al racismo y a la homofobia.

Yo tuve un amigo con una gracia y un talento enorme, con muchas ganas de
vivir, se llamaba Alberto Yañez, pero todo el mundo le decía Albertico.
Yo que lo recuerdo muchísimo, nunca supe el nombre de su asesino. ¿Lo
sabrá alguien? Quien le quitó la vida a Albertico sigue en la calle,
quien sabe si buscando, en los tristes lugares de ligue al que van los
"maricones", una nueva víctima, y quien podría dudar que hasta ande
vestido de policía. A esa lista en la que está mi amigo muerto se
incorpora ahora La Eterna, que era la más grande alegría de su madre, y
muy poco sabemos de su muerte. Ningún periódico cubano dijo nada. Yo me
enteré por una nota que me mandaron desde Nueva York.

Siempre he creído que si se hacen más visibles esas muertes, los
asesinos tendrán más cuidado. Desde tiempos muy remotos existen los
castigos. Los escarmientos siempre sirvieron para algo, y los asesinos
de gays necesitan unos cuantos, los mismos que precisan los que los
golpean o los injurian, incluso si el insultante es policía. El silencio
puede convertirse en Premio. El silencio puede ser un Homenaje. Creo que
la mesa redonda habría sido un buen espacio para hablar del asunto con
más luces, con toda la verdad. La ocasión era perfecta. Era mayo,
todavía lo es. De mucho serviría que la televisión se ocupara de la
homofobia. Imaginen que pasaría si dedican un Cuba dice al tema. Me
gustaría ver a un locutor hablando de la homosexualidad en Cuba, y de
las fobias que despierta. Supongo que alguien dirá que estoy delirando,
y también que sueño con una prensa sensacionalista, rosa, amarillita,
pero no se trata de sensacionalismo, que de lo insólito y también del
triunfalismo ya sabemos bastante en este país. De lo insólito y
sensacionalista me viene ahora mismo una noticia que causó sensaciones
muy tremendas. Fue hace algunos años y en la televisión cubana. El
programa era 9550 y la moderadora era la misma que tuvo la mesa redonda
ese día que le dedicaron a la homofobia. Fue Arleen Rodríguez quien nos
mostró al perro que supuestamente hablaba. No recuerdo el nombre de
aquel perro que emitía unos sonidos que en nada se acercaba al lenguaje
humano, pero quisieron hacernos creer que hablaba. Todos sabíamos que
aquello era imposible, pero no dijimos nada, como ahora.

Source: A Yosvani lo mató el silencio | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/a-yosvani-lo-mato-el-silencio/

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