Wednesday, April 15, 2015

Y ahora qué?

¿Y ahora qué?
Obama ya anunció su decisión de retirar a Cuba de la lista de países
patrocinadores del terrorismo. ¿Cuáles son las consecuencias? ¿Qué
pueden hacer los legisladores que se oponen a la medida?
Redacción CE, Madrid | 15/04/2015 12:19 pm

Es una medida largamente anuncia en los últimos meses. La salida de Cuba
de la lista de países patrocinadores del terrorismo, elaborada por
Estados Unidos, tiene al mismo tiempo un carácter simbólico,
consecuencias prácticas y supone un paso clave en lo que se espera sea
un largo proceso para la normalización de relaciones entre Washington y
La Habana.
Cuán importante es la medida y cuáles son sus resultados inmediatos es
la pregunta que vale la pena formularse una vez más, ya que el proceso
ha estado rodeado de un gran número de declaraciones y opiniones, que
por lo general cumplen el objetivo de identificar y dejar en claro
posiciones políticas, pero que al mismo tiempo entorpecen un análisis
objetivo de las implicaciones del hecho. CUBAENCUENTRO intenta a
continuación trazar la línea divisoria entre la realidad y las
ilusiones, deseos y frustraciones que este paso, de indudable
trascendencia histórica, acarrea, a tiempo que invita a reflexionar al
respecto.
¿Es el fin de las diferencias políticas e ideológicas entre Washington y
La Habana?
Ni remotamente. Aunque en la Isla el régimen ha saludado el anuncio, y
desde el punto de vista simbólico logra anotarse un tanto a su favor,
mucho continúa igual que ayer: el embargo no cambia, las diferencias
políticas e ideológicas persisten y de inmediato el cubano de a pie no
va encontrar ventaja alguna. Quizá sí a corto plazo en el caso de que
tenga un pariente que busca visitarlo, pero incluso en esa situación, el
resultado será la estabilización de un procedimiento que de forma
temporal se continuaba realizando. La consecuencia primera y más
inmediata probablemente sea que finalmente el consulado cubano en
Estados Unidos logre encontrar un banco que se haga cargo de sus
operaciones. Pero no cambian las regulaciones que rigen el embargo ni
las restricciones comerciales existente. Si se acude a la socorrida
comparación con una cebolla, digamos que se ha eliminado una capa, pero
no se ha llegado al centro. La Oficina de Control de Activos Extranjeros
del Departamento del Tesoro (OFAC) del Departamento del Tesoro
continuará vigilando estrechamente cualquier operación que tenga que ver
con Cuba y estableciendo sanciones.
"Las sanciones económicas bajo las normas de control de activos cubanos
(de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del
Tesoro) permanecerán vigentes y la mayoría de las transacciones con Cuba
y con ciudadanos cubanos y con el gobierno cubano seguirán estando
prohibidas sin una autorización del Tesoro", dijo un funcionario
estadounidense a la agencia Reuters.
La persistencia de las diferencias políticas ha quedado clara, por parte
de la Casa Blanca.
"Seguiremos teniendo diferencias con el Gobierno cubano, pero nuestras
inquietudes respecto a un amplio espectro de políticas y acciones
cubanas no forman parte de los criterios relevantes para mantener a Cuba
en la lista" negra, dijo el portavoz del presidente Barack Obama, Josh
Earnest, en un comunicado.
"Las circunstancias han cambiado desde 1982, cuando Cuba fue incluida
por sus esfuerzos por promover una revolución armada por fuerzas en
América Latina", recordó por su parte el secretario de Estado, John
Kerry. "Nuestro hemisferio, y el mundo, es muy diferente de como era
hace 33 años", agregó en una declaración.
El siguiente paso en el proceso de normalización debería ser la
reapertura de sendas embajadas, tanto en Washington como en La Habana,
otro de los procesos que parecen resistirse, sin que ninguna de las
partes explique el porqué de la tardanza. Ambos gobiernos han advertido
además de que la salida de Cuba de la lista negra y la reapertura de las
embajadas son la parte relativamente más fácil de un proceso de
normalización de relaciones que será largo y difícil.
¿Cuándo entró Cuba en la lista?
La lista de países que patrocinan el terrorismo se creó 29 de diciembre
de 1979 e incluyó entonces a Libia, Irak, Yemen del Sur y Siria.
Contrariamente a lo que podrían creer algunos en Miami, no fue idea de
un mandatario republicano, sino de un demócrata.
El gobierno de Estados Unidos instauró en 1979, bajo la presidencia de
Jimmy Carter, una especie de examen para determinar qué países prestaban
algún tipo de "apoyo al terrorismo".
El 1 de enero de 1982, bajo el mandato del republicano Ronald Reagan,
Cuba entró en esta lista, de la que actualmente también forman parte
Irán, Siria y Sudán. Los motivos expuestos para esa decisión fue lo que
Washington consideraba un apoyo probado a grupos armados marxistas en
América Latina, así como a elementos de ETA y de las FARC a los que
proporcionaba refugio en su territorio. Desde el comienzo, La Habana
condenó como "injustificable" su presencia en un informe que implica la
imposición de sanciones económicas y políticas a los señalados.
El argumento utilizado año tras año por el Departamento de Estado fue
que Cuba se había convertido en un refugio de terroristas
internacionales; entre ellos miembros de ETA. Para EEUU, la principal
prófuga terrorista estadounidense que ha encontrado refugio en la Isla
es Joanne Chesimard, buscada por el asesinato de un policía en Nueva
Jersey en 1973.
En su última revisión, el Departamento de Estado ya había reconocido que
no había indicios que apuntasen a una colaboración activa del gobierno
de Raúl Castro con grupos terroristas.
Las sanciones y restricciones por estar en la lista
La lista de países, tal como ocurre con la de organizaciones
terroristas, acarrea para sus integrantes una serie de restricciones.
Las cuatro principales categorías de sanciones incluyen límites a la
ayuda de EEUU, un veto para la exportación de armas, controles para el
envío de artículos de "uso doble", con aplicaciones civiles y militares,
algo que tiene que ver fundamentalmente con alta tecnología y
comunicaciones, y restricciones financieras.
Como ya se ha señalado, uno de los primeros efectos prácticos de la
salida de Cuba de la lista podría ser el establecimiento de cuentas
bancarias en Estados Unidos por parte del gobierno de Cuba. La Sección
de Intereses de Cuba denuncia desde el año pasado que ningún banco
quiere prestarle servicio por miedo a posibles castigos. A un plazo más
largo, la salida de la lista es una condición necesaria, pero no
suficiente, en el camino hacia la obtención de prestamos y ayudas de
instituciones financieras internacionales, como el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial, ya que la medida terminaría con la
prohibición de recibir ayuda económica de EEUU y la oposición automática
de Washington a que las instituciones financieras internacionales
realicen préstamos a La Habana.
Carácter político de la lista
Uno de los aspectos fundamentales por la cual la lista ha sido criticada
una y otra vez, y no solo en el caso de Cuba, es por su marcado carácter
político.
Estados Unidos creó la lista en plena guerra fría y en un contexto
internacional donde sólo se identificaban como enemigos a países y no a
grupos que en la actualidad trascienden las fronteras y tienen un
carácter internacional . Más de tres décadas después, la elaboración de
la lista continúa manteniendo esa característica.
Es debido a es interés político el que, según The Washington Post, la
Casa Blanca ha mantenido fuera de la lista históricamente a países como
Pakistán y Arabia Saudí, a pesar de que en sus respectivos territorios
han surgido organizaciones terroristas de alcance transnacional.
Es hasta cierto punto lógico que, tras afirmar el Departamento de Estado
de que en la actualidad Cuba no cae entre los parámetros que en la
actualidad definen el terrorismo y su apoyo, y a partir de un cambio en
la política hacia el régimen, se tomara la decisión de excluir al
gobierno cubano del listado.
¿Qué países han logrado salir antes que Cuba?
Durante el mandato del republicano George W. Bush varios países lograron
salir de la lista, por razones diversas.
Irak salió de la lista en 2003 tras la invasión de Estados Unidos, Libia
en 2006 tras el compromiso del régimen de Muamar Gadafi de aumentar la
cooperación contra el terrorismo y abandonar su programa de armas de
destrucción masiva y Corea del Norte en 2008 por sus compromisos de
aperturismo en materia nuclear.
¿Pueden los republicanos bloquear la salida de Cuba?
Resulta muy difícil y casi imposible
Tras el anuncio, el presidente estadounidense cumple con el requisito
formal de enviar al Congreso un informe sobre la retirada de Cuba.
Tradicionalmente la legislación norteamericana concede al poder
legislativo un gran peso en decisiones de política exterior, lo que
ayudará a la Casa Blanca a salvar cualquier oposición.
El Congreso tiene 45 días de plazo para analizar la decisión del
Presidente y negociar una potencial resolución conjunta para bloquearla.
Sin embargo, la mayor parte de los analistas coincide en que resulta
improbable que se reúnan los votos necesarios para esta acción. No se
trata de que el Congreso debe aprobar o no la acción presidencial, como
por ejemplo en la confirmación de un embajador, sino que tiene que
obtener los votos necesarios para presentar un proyecto de ley que
impida la medida y limite al presidente. Algo hasta cierto punto similar
a crear una nueva Ley Helms-Burton específica para esta situación. Ello
resulta poco probable. En gran medida por los intereses comerciales que
existen en numerosos estados con el acercamiento a Cuba. Pero en última
instancia, en caso de que el Congreso logre obtener los votos
suficientes y aprobar la resolución, la última palabra seguiría siendo
de Obama, que podría vetarla. Entonces el Congreso tendría que obtener
más votos aún para anular el veto, algo que el actualidad ni siquiera
los legisladores más opuestos a la medida se han atrevido a insinuar que
podría ser posible.

Source: ¿Y ahora qué? - Noticias - Cuba - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/noticias/y-ahora-que-322568

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