Tuesday, April 7, 2015

Solo les importa el costo político

Solo les importa el costo político
[07-04-2015 11:41:01]
Alberto Medina Méndez

(www.miscelaneasdecuba.net).- Cierta ingenua actitud cívica lleva a
creer a muchos que la dirigencia política espera disponer de propuestas
viables para tomar las determinaciones necesarias que contribuyan a
mejorar la calidad de vida de todos.

Si bien algunos casos aislados corroboran que es una excepción, la
inmensa mayoría de los políticos no siguen la dinámica que la gente
imagina. Ellos, por naturaleza, solo intentan sumar votos, usando la
demagogia como arma predilecta, para posicionarse de cara a la siguiente
elección.

Mucha gente bien intencionada, supone que la clase política no resuelve
los problemas porque nadie les acerca proyectos para llevar adelante, o
porque no disponen de los conocimientos suficientes para abordar esas
obviedades.

Aducen que abunda una inocultable mediocridad imperante y una ignorancia
inadmisible de parte de quienes conducen los destinos de todos, sin
advertir que sucede algo mucho más simple y evidente. Solo se trata de
una postura muy ruin, plagada de gran desinterés y una mezquindad a
prueba de todo.

En realidad, lo habitual es que no lo hagan porque no les reditúa desde
lo electoral, no les trae votos, o lo que es peor aún, porque de
hacerlo, de acceder a la inquietud, pagarían elevados costos políticos
privándose de ciertos apoyos esenciales para seguir en la carrera elegida.

Visto así, todo parece ser demasiado negativo. Ellos no quieren
soluciones y no harán nada que les implique "pagar" esos costos. Frente
a esto, aparece la resignación y la impotencia se multiplica. Por eso la
ciudadanía debe revisar su propia conducta, su recurrente reacción
frente a lo cotidiano.

Los políticos tradicionales saben que la sociedad se mueve por espasmos
para luego someterse mansamente, sin dignidad. Ellos saben que si tienen
un poco de paciencia, todo pasará y retomarán el control, como siempre

Es menester convertir esa aparente mala noticia, en una ocasión
conveniente. Se debe intentar capitalizar ese hecho y revertirlo para
transformar el obstáculo en ventaja, la debilidad en fortaleza,
utilizándola como una herramienta eficaz que permita impulsar el cambio
anhelado.

Entender como razona la política, como piensan los dirigentes, ayuda a
superar esa infantil conducta ciudadana que solo consigue aumentar la
eterna impotencia, la frustración de rutina, consigue enfadar a todos y
no permite direccionar las energías hacia lo posible y positivo.

Si bien no todos los asuntos son susceptibles de este procedimiento,
bien vale la pena intentarlo allí cuando sea posible. Incorporar esta
visión, ayudará a que la sociedad sea mucho más efectiva en sus demandas
y definitivamente convierta sus habituales molestias en una gran
oportunidad.

También le será útil a la política, cuando comprenda que ciertos ardides
propios de su actividad, ya no tienen la misma vigencia y son
insuficientes para disimular las genuinas preocupaciones que la gente
esboza con razón.

La labor consiste en evaluar previamente todo, con profundidad en el
análisis, pero al mismo tiempo con serenidad e inteligencia. La idea es
encontrar una forma de plantear la cuestión de fondo para colocarla,
luego, en términos concretos y para que su eventual desatención le
genere a la política un costo electoral tal que no le permita ignorar el
asunto jamás.

Para que el dirigente tenga que actuar, para que comprenda que no tendrá
otra chance que ocuparse, para que el letargo, la abulia y la
negligencia no lo invadan, resulta clave acertar en la selección del
camino a recorrer. Por eso esta etapa de adaptación ciudadana puede
llevar tiempo y esmero.

No siempre el abordaje será eficaz. Es probable que ciertos reclamos no
encuentren nunca el modo adecuado de "construir" argumentos que
signifiquen un circunstancial costo político tan importante que haga
revisar la sostenida decisión del mandamás de turno.

Con un diagnostico certero, la ciudadanía puede llevar adelante un plan
con expectativas de éxito, reclamar con absoluta contundencia y poner en
apuros a toda la dirigencia. Cuando el asunto toma relevancia, cuando la
escala del problema es indisimulable, el político tomará nota de lo que
ocurre, se interiorizará a fondo y finalmente hará algo al respecto.

Si la estrategia seleccionada no es la pertinente y la implementación es
débil, timorata y deficiente, no se puede esperar otra cosa que más de
lo mismo. Por eso es central concentrar los esfuerzos en lo correcto. No
pasa solo por quejarse y explicitar la bronca. Es bastante más complejo
que eso.

Esta no es una fórmula mágica, pero tiene más probabilidades de vulnerar
las férreas defensas que la política contemporánea coloca para evitar
los embates ciudadanos. Los dirigentes prefieren la calma de los
escritorios, la comodidad de las campañas electorales superficiales y no
desean enfrentar a un electorado astuto y perseverante que los fastidie
a diario.

El desafío es entender como funciona y hacer entonces los deberes como
corresponde. Si los ciudadanos de este tiempo quieren cambiar la
perversa inercia vigente, deberán pensar primero y actuar después,
teniendo en cuenta como se mueven quienes toman las decisiones
importantes. Existen ejemplos cotidianos, aunque no tan frecuentes como
sería necesario.

Después de todo, los políticos son absolutamente predecibles y esa es
una ventaja enorme para los ciudadanos. Hay que recordar que solo
registran aquellos asuntos cuya falta de resolución les implica pagar
costos políticos.

Source: Solo les importa el costo político - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/5523a62d3a682e0a180d0c8b#.VSPBm_mUc3Q

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