Friday, April 17, 2015

Raúl Castro y la contagiosa dictadura bipolar

Raúl Castro y la contagiosa dictadura bipolar
Una conducta con gobiernos extranjeros, otra con los cubanos
Eugenio Yáñez, Miami | 16/04/2015 1:21 pm

La actuación bipolar de la dictadura cubana no es algo nuevo, pero desde
el 17 de diciembre de 2014, y sobre todo después de la Cumbre de Las
Américas en Panamá, es más evidente, tanto para los gobiernos
extranjeros como para los cubanos.
Allí vimos actuaciones diferentes al mismo tiempo: el "civilizado" y
"pragmático" Raúl Castro reuniéndose con el Presidente Obama y
exonerándolo de todas las culpas del "imperialismo" contra la llamada
revolución cubana, o aceptando que el régimen, ciertamente, realizó
acciones "de solidaridad" que pudieran considerarse "terrorismo",
mientras un mediocre asesor suyo organizaba escándalos, mítines de
repudio y sabotaje a las sesiones de los foros paralelos a la Cumbre,
acusando a los opositores cubanos de asalariados de ese "imperialismo"
del que Raúl Castro decía que Obama no era culpable. En otra dimensión,
gorilas de la Embajada cubana y morralla local panameña atacaban y
golpeaban a exiliados en EEUU y un matrimonio de opositores llevados
desde Cuba, por colocar flores en el busto de José Martí en el parque
Belisario Porras, donde todo terminó en riña tumultuaria, con los
exiliados y opositores llevando la peor parte.
Lo verdaderamente peculiar de esas acciones es que todas, absolutamente
todas, tienen que haber sido autorizadas por la dictadura. La Habana
preparó a sus rompe-huesos en la Embajada, y envío nutrida turba de
"sociedad civil revolucionaria" —dijo un energúmeno castrista— de más de
cien personas, para acallar la verdadera sociedad civil independiente
cubana que participaría en foros paralelos. Dije energúmeno a quien
mencionó "sociedad civil revolucionaria", aunque es mayoral de rebaño
intelectual en Cuba, porque justifica esos bochornosos procederes
creyendo que otros no tienen derecho a opiniones diferentes a la suya
—la del régimen; él no tiene opinión propia. Si a quienes la tienen, en
pleno siglo 21, los llama mercenarios, decirle energúmeno podría ser poco.
Mientras el mundo se embelesaba con las noticias de Panamá, los
apretones de manos y la reunión Raúl Castro-Obama, y mucho más después
de la recomendación del presidente de EEUU de sacar a Cuba de la lista
de países patrocinadores del terrorismo, represores de la "sociedad
civil revolucionaria" en la Isla golpeaban Damas de Blanco al día
siguiente de la clausura de la Cumbre, y detenían decenas de ellas.
Mítines de repudio, acosos, escándalos y chusmería se repiten contra
quienes en Panamá representaron a la sociedad civil independiente, y se
corean acusaciones de mercenarios. Continúan presiones y acoso contra
opositores en toda Cuba. Realmente, el tiempo que lleva el régimen
reprimiendo cubanos y actuando así debería haberle enseñado nuevas
formas de actuar, o al menos palabras diferentes a las repetidas en cada
letanía.
Después que los líderes del hemisferio olvidaron la Carta Democrática
Interamericana de 2001, y recibieron con alfombra roja en Panamá —evento
exclusivo para democracias— a la tiranía más larga y cruel del
continente, sin exigir nada a cambio, otros países emularán esa conducta
rápidamente. Los primeros síntomas de contagio de la conducta bipolar
del régimen hacia el exterior aparecen en Europa: España, siempre lista
a ser comprensiva con esa "isla más rebelde, pero también la más
querida", dice que hay sintonía entre ambos países sobre el terrorismo,
y desea estar en primera línea en los cambios económicos; capitales
europeas aceleran "entendimientos" que sepultarán la ya ficticia
Posición Común y afinan proyectos de cooperación y ayuda. Aunque en Cuba
la vida siga igual y la dictadura encarcele por repartir la Declaración
Universal de Derechos Humanos o pedir al régimen que ratifique los
Pactos de Derechos Económicos, Sociales y Laborales que firmó hace años
en la ONU, pero que no cumple.
En el resto del mundo comienzan a mostrar también conducta bipolar
contagiosa: se interesan solamente en parte del drama: cooperación,
relaciones internacionales, turismo, telecomunicaciones, instalaciones
portuarias y aeroportuarias, oportunidades de negocios, empresas mixtas,
y temas de esa naturaleza. Simultáneamente olvidan derechos humanos,
libertades civiles, de expresión y asociación, sindical, adoctrinamiento
forzado, discriminación por razones políticas, penurias de la población,
derechos de los trabajadores, y temas como esos, quizás poco importantes
para algunos. En el mejor caso, hacen comentarios etéreos respetando "la
soberanía" y "no intervención en asuntos internos". Callan y miran hacia
otro lado si la "sociedad civil revolucionaria" agarra cabillas y palos
para su batalla no de ideas, sino de bajos instintos, contra quienes
piensen diferente, que constantemente son más aunque no se atrevan a
manifestarlo claramente.
Para enfrentar la dictadura, ahora más que nunca, no podrá olvidarse que
es un régimen bipolar: hacia el exterior parece "civilizado" y
"pragmático"; hacia su población sigue siendo la bestia represiva e
implacable que siempre ha sido.

Source: Raúl Castro y la contagiosa dictadura bipolar - Artículos - Cuba
- Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/raul-castro-y-la-contagiosa-dictadura-bipolar-322578

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