Thursday, April 16, 2015

La misma historia

La misma historia
VÍCTOR ARIEL GONZÁLEZ, La Habana | 16/04/2015

Los exámenes de este semestre son una aplanadora que le pisa los talones
a Dayana. Ya en el cuarto año de la carrera, las asignaturas de
especialidad no perdonan a quien no les dedica el tiempo suficiente.
Ella lo sabe y, para prepararse, saca minutos extra de donde parece no
haber.

A Dayana le gusta, además, no depender completamente de nadie. Por eso
muchas veces anda de un lado a otro vendiendo ropa o absorta en las
postales que ella misma dibuja por encargo. Setenta y cinco pesos de
estipendio al mes, pagados por la Universidad, no alcanzan ni para lo
mínimo, aunque su familia también le ayude con algo.

Pese a su ánimo, tan alegre, a veces se molesta cuando no le halla el
sentido a ciertas cosas. Como por ejemplo, al hecho que deba dedicarle
horas a una materia que ya está cansada de ver y considera que no le
sirve en lo absoluto. Esta futura microbióloga ya tuvo que aprender a
repetir de memoria la historia de Cuba cuando cursaba la escuela
primaria, luego repasarla toda en la secundaria y de nuevo en el
preuniversitario; pero ahora, más cerca de convertirse en una
profesional, está obligada a cursarla una vez más.

La misma historia, que en Cuba se imparte a la manera de un catecismo
donde profetas y demonios, paraíso e infierno son otros. Habrá una
pequeña prueba la próxima semana, pero Dayana no tiene ningunos deseos
de volver a divagar sobre temas que le aburren demasiado. No le
interesan ni el diferendo Cuba-Estados Unidos, ni la consolidación del
proceso revolucionario, ni la lucha antiimperialista.

Irónicamente, parte de su familia –unos tíos y primos muy cercanos,
según cuenta– vive en Miami desde hace años y ella sueña con unírseles.
Está sacando su cuenta: terminará este semestre y lo más posible sea que
no comience el siguiente, dedicándose a trabajar en algo mientras espera
la oportunidad para irse. Buscará cumplir su vocación viviendo ya del
otro lado.

Un plan similar al de varios amigos suyos, que lo intentaron y les salió
bien. Sin embargo, le molesta tanto estudiar historia de Cuba por cuarta
vez en su vida que suele olvidarse de que se trata de aprobar, y punto.
Eso lo hace cualquiera, si al fin y al cabo se trata de repetir el
lenguaje utilizado en todas partes, las mismas consignas gubernamentales
que todo el mundo está obligado a ver.

"Si voy a repasar, lo único que debo hacer es volver a oír el discurso
de Raúl Castro en la Cumbre", bromea Dayana. Puede que deje de sentirse
en la obligación de asistir a clases o examinarse, si de todas formas lo
abandonará todo, pero por ahora prefiere guardar ciertas apariencias.
Además, confiesa que ve su caso como una burla a las consignas y le
gustaría demostrar que, para hablar de la misma historia, lo único que
hace falta es repetir ciertas "palabras mágicas". Repetir las ideas del
pasado una y otra vez, aunque no se crea en ellas.

Source: La misma historia -
http://www.14ymedio.com/blogs/a_pie_y_descalzos/misma-historia_7_1762093774.html

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