Tuesday, April 14, 2015

La insólita carreta de la basura

La insólita carreta de la basura
Rolando reparó su cocina. Envolvió los escombros en sacos y los puso en
la calle. Pero los transeuntes vaciaban los sacos y se los robaban. Una
enorme basurero creció en su misma puerta… Otra anécdota del absurdo
vivir de los cubanos
martes, abril 14, 2015 | Iris Lourdes Gómez García

LA HABANA, Cuba. — Mi amigo Rolando salió el mes pasado de vacaciones.
Como no tenía dinero para ir a Cancún, ni siquiera a Varadero, decidió,
como hace la mayoría de los cubanos, ponerse a hacer trabajos de
albañilería en la casa. Al terminarlos, se encontró con que había
quedado en su enorme patio una cantidad monumental de escombros.

Recordó entonces que había visto en la televisión un llamado a que los
habaneros no saquen estos restos para la calle, sino llamen a un
servicio que se dedica a esto de la empresa Comunales. Por esa razón
comenzó a llamar a un número de teléfono que le dieron para solicitar
dicho servicio.

Por más que llamaba, nadie contestaba al teléfono. Después de días de
intento, por fin lo atendieron y le dijeron que debía sacar los
escombros para la calle. "Comunales no tiene relación con nada que esté
dentro de las casas", le explicaron. También le dijeron que todos los
desechos debían estar en sacos. Por esa causa, Rolando tuvo que comprar
50 sacos al Estado a cinco pesos cada uno, en total el equivalente de 10
dólares. También tuvo que pagarle a un vecino para que lo ayudara a
sacar los 50 bultos para la calle.

Los sacos estuvieron en la acera una semana entera. Durante ese tiempo
tuvo que dormir cerca de la puerta, pues cada madrugada pasaban personas
que se dedican a buscar cosas en la basura. Esos individuos entendían
que los sacos podían reportarles ganancias y los viraban para llevárselos.

Esos actos de vandalismo y la mala calidad de las bolsas, que son de un
nylon de mala calidad, hicieron que delante de su puerta se formara un
gran reguero. Esto, a su vez, animó a los vecinos a echar sus tarecos y
desechos. La loma de basura iba creciendo, y esto llamó la atención de
los inspectores que por allí pasaban. Varias veces estuvieron a punto de
ponerle una multa de 1500 pesos (el equivalente de 60 dólares). Pero
Rolando argumentó que había llamado a Comunales y se le había indicado
que esperara la carreta. Los inspectores lo perdonaron, pero le
ordenaron que metiera los escombros para dentro de la sala. Mi amigo
tuvo que comprar más sacos, pagarle de nuevo al vecino y hacerse cargo
también de los tarecos que se habían agregado a los suyos.

Mientras la loma estuvo en la acera, de vez en cuando pasaban por allí
choferes de diferentes medios de transporte: un camión, una camioneta,
una carreta. Ellos se ofrecían a botarle todo aquello por algunas
decenas de dólares. Algunos cobraban 50, otros 45. Rolando esperaba la
carreta que le había prometido el Estado, pero ésta no llegaba.

Al cabo de un par de semanas, su esposa se puso a pelear por la cantidad
de días que llevaba toda aquella basura en la sala. La pobre mujer decía
que a ella no le importaba la demora de Comunales y que aquella suciedad
había que resolverla. Mi amigo decidió ir a contratar al que le había
ofrecido llevarse los escombros por 45 dólares. Cuando llegó el
contratado, con brigada y todo, Rolando se dio cuenta de una cosa: ¡Los
que le estaban haciendo el trabajo eran los de la carreta estatal que él
esperó durante medio mes!

Dio la casualidad que ese mismo día pusieron en el noticiero de
televisión un extenso reportaje que mostraba enormes lomas de basura. El
material explicaba el gran trabajo que hacen los trabajadores de
Comunales, y señalaba que el verdadero culpable de los basureros es… el
pueblo.

Source: La insólita carreta de la basura | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad/actualidad-destacados/la-insolita-carreta-de-la-basura/

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