Sunday, April 5, 2015

La cumbre de las mentiras

La cumbre de las mentiras
Panamá será el escenario de una reconciliación, de una confrontación y
también de muchas falsedades
MOISÉS NAÍM 4 ABR 2015 - 23:24 CEST

La próxima semana va a tener lugar en Panamá una cumbre de jefes de
Estado de las Américas. Allí ocurrirán una celebración y una
confrontación. También se dirán muchas mentiras.

La celebración se debe a la normalización de las relaciones entre
Estados Unidos y Cuba. Barack Obama y Raúl Castro se darán la mano,
sellando así el inicio de una nueva fase entre ambos países. Esa foto
quedará para la historia. Pero no será la única. También veremos la foto
(o muchas fotos) del presidente Nicolás Maduro y sus aliados denunciando
la sanción impuesta por Estados Unidos a Venezuela.

Mientras que la foto de Obama y Castro refleja lo que debería ser el
futuro del hemisferio, la ópera bufa que será escenificada por el
Gobierno de Venezuela reflejará su pasado. Un pasado en el cual los
gobernantes utilizaban la mentira y la manipulación para confundir a
incautos y engañar a sus pueblos con el fin de seguir en el poder.
Maduro y su comparsa de aliados regionales (Argentina, Nicaragua,
Ecuador, etcétera) nos recordarán que ese pasado aún no ha sido
superado. Y Cuba, con la extraordinaria sagacidad mediática que la
caracteriza, aparecerá en ambos lados: conciliando con su enemigo
histórico y abriendo un futuro menos marcado por divisiones, y al mismo
tiempo formando parte de los países que se nutren de las divisiones y
culpan a Washington de todo lo malo que les pasa.

El Gobierno de Venezuela es un aventajado alumno de las manipulaciones
mediáticas que Cuba utiliza con tanto éxito. En este caso, la
manipulación consiste, por dar tan solo un ejemplo, en obligar a cientos
de miles de funcionarios y estudiantes venezolanos a firmar cartas
pidiéndole a Obama que no intervenga en Venezuela. Persuadir al mundo —y
sobre todo a sus ciudadanos— de que la catástrofe económica y social de
Venezuela es culpa de los EE UU es muy importante para Maduro. Para
lograrlo no duda en usar todas las tácticas y triquiñuelas comúnmente
empleadas por Cuba y otras tiranías. Por ejemplo, la doctora Raiza
Aular, directora de salud del distrito capital de Caracas, envió esta
circular a sus funcionarios: "Reciba un cordial saludo Bolivariano,
Socialista y Revolucionario. Me es grato dirigirme a ustedes con el fin
de enviarles dos (02) cuadernillos para la recolección de firmas 'Obama
deroga el decreto ya' los cuales deberán ser entregados a esta
dirección". La doctora luego ordena a sus subalternos: "Movilizar
trescientas (300) personas de cada uno de los centros hospitalarios,
todos los médicos deben asistir con su bata blanca y el resto de los
trabajadores vestidos de blanco con rojo con sus respectivas pancartas".

Órdenes parecidas recibieron maestros y profesores, empleados públicos,
militares y empresas que dependen del Gobierno para sobrevivir. A esto
se le suma una incesante campaña de radio y televisión que alerta al
país de que el "imperio del norte ha declarado que Venezuela constituye
una amenaza para sus intereses y que por lo tanto se apresta a
intervenir, incluso militarmente".

Así, en Venezuela muchos creen que una intervención armada de EE UU es
posible. Como toda buena manipulación, esta campaña utiliza ciertas
verdades para hacer creíbles sus mentiras. Es cierto que Estados Unidos
impuso una sanción a Venezuela y que en el texto justificativo de esa
sanción indicó que Venezuela era una amenaza a sus intereses nacionales.

Pero la realidad es que esa sanción no fue contra el pueblo de
Venezuela; ni siquiera contra su Gobierno o su economía (EE UU sigue
siendo el principal socio comercial de Venezuela y uno de los pocos
clientes que paga por el petróleo que le compra). Las sanciones son
contra siete individuos cuidadosamente seleccionados que, de acuerdo al
Gobierno norteamericano, son responsables de brutales violaciones a los
derechos humanos. Ninguno de los mandatarios latinoamericanos que en
Panamá pronunciarán encendidos discursos enalteciendo la justicia y la
democracia ha hecho algo concreto para proteger a los disidentes
venezolanos de los feroces abusos del Gobierno. Barack Obama es la única
excepción. Pero en Panamá él será denunciado y Raúl Castro, aplaudido.

La declaración de EE UU de que Venezuela amenaza sus intereses se debe a
un requisito legal y no a un cálculo estratégico de la Casa Blanca. Hay
una disposición que obliga a que los países sancionados sean declarados
como amenaza nacional. Los funcionarios estadounidenses explicaron esto
e insistieron en que el único objetivo de la sanción a Venezuela era la
defensa de los derechos humanos y que no había reclasificación alguna de
la amenaza que Venezuela representa. Pero estas verdades han
desaparecido, enterradas bajo el torrente de mentiras que salen de
Caracas y que serán repetidas en la Séptima Cumbre de las Américas, la
cumbre de las mentiras.

Sígame en twitter: @moisesnaim

Source: La cumbre de las mentiras | Internacional | EL PAÍS -
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/04/04/actualidad/1428182045_574045.html?ref=rss&format=simple&link=link

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