Sunday, April 5, 2015

La casa de la calle 16, un testigo inmóvil de la relación Cuba-EEUU

La casa de la calle 16, un testigo inmóvil de la relación Cuba-EEUU
04 ABR 2015 | 20:46:35 h | Fuente: AFP

La casona llama la atención apenas por el esplendor de su estilo
neoclásico, pero en realidad la sede de la Oficina de Intereses de Cuba
en Washington, la futura embajada cubana, es un testigo insustituible de
la problemática relación bilateral.

Desde la calle, casi nada revela el carácter del edificio: no hay
banderas ni policías ni pancartas con consignas, y sobre la reja situada
en la vereda apenas un discreto cartel indica que la dependencia
diplomática está bajo protección de la embajada de Suiza en Estados Unidos.

Sin embargo el soberbio edificio casi centenario, situado entre las
embajadas de Lituania y de Polonia y en una línea recta de la Casa
Blanca, es una de las oficinas más enigmáticas de la capital
estadounidense, y posiblemente también una de las más discretas.

El conjunto, de tres pisos en piedra caliza, fue diseñado por el estudio
de arquitectos MacNeil, de Washington, y construido durante el año 1916,
específicamente para funcionar como "Legación de la República de Cuba"
ante el gobierno estadounidense.

Al año siguiente el edificio abrió sus puertas y comenzó a funcionar en
el número 2630 de la calle 16, en lo que era entonces el apacible y
arbolado barrio de Meridian Hill, en una zona de la capital
estadounidense que ahora es genéricamente llamada Adams Morgan.

- De la apertura al cierre -

A la entrada del edificio, en la planta principal, hay seis puertas
laterales que conducen a oficinas. Sobre cada una de las puertas, el
escudo de las seis provincias en que estaba dividida Cuba en esa época
(Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Santa Clara, Camagüey y Oriente).

En el centro, sin embargo, se destaca una espectacular escalera de
mármol que conduce al piso superior y al principal salón de eventos del
edificio, donde a un costado fue inaugurado en 2011 el pequeño Bar
Hemingway, que funciona únicamente bajo un estricto sistema de invitaciones.

En ese piso superior hay más oficinas laterales contornadas por un
corredor adornado con columnas y balaustradas que dan hacia la escalera
principal. Con su elegante sobriedad, recuerda algunas centenarias
casonas en el barrio habanero de El Vedado.

En 1923 la "Legación" fue ascendida a la categoría de Embajada, y en el
edificio fueron recibidos diversos presidentes de Cuba de visita a
Washington.

En una foto de 1927, mantenida en el Archivo del Congreso, puede verse
al presidente estadounidense Calvin Coolidge posando junto al mandatario
cubano Gerardo Machado a los pies de la escalinata de la embajada, ambos
con trajes oscuros y botines inmaculadamente lustrados.

El propio Fidel Castro, cuando visitó Washington en abril de 1959,
estuvo brevemente en la Embajada, donde incluso ofreció unas pocas
entrevistas.

Cuando Estados Unidos rompió sus relaciones con Cuba, en enero de 1961,
el edificio había pasado por una reforma pocos años antes, pero a partir
de ese momento la representación diplomática se rodeó de un halo de
reservado misterio.

- Tímida reapertura -

En 1977, Estados Unidos y Cuba alcanzaron un acuerdo para establecer
Secciones de Interés en las dos capitales, y fue así que en Washington
la antigua embajada de la calle 16 volvió a funcionar, de la misma forma
que la representación diplomática estadounidense en la Habana.

Sin embargo, la protección de la embajada de Suiza a la oficina cubana
no la dejó a salvo de los grupos más radicales.

El 8 junio de 1978 el grupo armado cubano CORU arrojó un explosivo
contra la oficina, pero el peor atentado tuvo lugar un año más tarde,
cuando otro grupo, Omega7, hizo estallar una bomba en la parte trasera
del edificio.

La última aglomeración de protesta de importancia frente a la Oficina
ocurrió en el año 2000, cuando Estados Unidos y Cuba trababan un
forcejeo diplomático y legal por el caso del niño cubano Elián González,
retenido por familiares en Florida.

En la actualidad, la representación cubana es de apenas siete
diplomáticos. "Si se cuenta a todos los empleados, incluyendo choferes,
secretarias de la sección consular y contadores, y todas sus familias e
hijos, no llegamos ni a 100 personas", dijo una fuente de la oficina,
quien solicitó riguroso anonimato.

Cuando Estados Unidos y Cuba sellen finalmente su reaproximación después
de medio siglo de desentendimientos, la casona de la calle 16 volverá a
ser una Embajada.

Hasta que llegue ese momento, el personal de la oficina tiene sus
movimientos restringidos al área delimitada por la autopista que rodea
la capital estadounidense y un corredor hasta el aeropuerto internacional.

Source: La casa de la calle 16, un testigo inmóvil de la relación
Cuba-EEUU -
http://www.labolsa.com/noticias/20150404204635073/la-casa-de-la-calle-16-un-testigo-inmovil-de-la-relacion-cuba-eeuu/

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